domingo, 21 de noviembre de 2010

EVANGELIO PARA JÓVENES: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino”.

Hoy acabamos el año litúrgico contemplando a Cristo crucificado según Lucas 23,35-43. Un misterio que nos toca en lo más profundo. Y quisiera acercarme a él por el rayo de luz de los versos de León Felipe, español exiliado de la guerra incivil de 1936, de fe atormentada, que pone la cruz en el centro: “Aquí cabe crucificado nuestro Dios, / nuestro Dios próximo, / nuestro pequeño Dios, / el Señor, / el Enviado Divino / el Puente Luminoso, / el Dios hecho hombre o el Hombre hecho Dios, / el que pone en comunicación nuestro pequeño recinto / planetario solar / con el universo de la luz absoluta / Aquí cabe ¡crucificado!... en esta cruz... / Y nuestra pobre y humana arquitectura de barro... cabe... ¡crucificada también!”

Una cruz sencilla, a nuestra medida, colgada en la cabecera de mi y tu cama, a la que podemos hablar frente a frente: “Cristo / te amo / no porque bajaste de una estrella / sino porque me descubriste / que el hombre tiene sangre, / lágrimas, / congojas... / ¡llaves, / herramientas! / para abrir las puertas cerradas de la luz. / Sí... Tú nos enseñaste que el hombre es Dios... / un pobre Dios crucificado como Tú. / Y aquél que está a la izquierda en el Gólgota, / el mal ladrón... / ¡también es un Dios!”.

(Una copia de estos versos se encontró entre los papeles arrugados del Ché Guevara, muerto en Bolivia). Ante este Crucificado tenemos todos que definirnos, asumir nuestro papel:

“En la tragedia del Calvario... / retablo, historia, cuento... en ese cuento / contado por Dios, / deshojado por Dios / como una rosa de luz y de sangre / versículo a versículo, / pétalo a pétalo / y recogido en las cuatro bandejas de plata / de los Sagrados Evangelios... / ¿Cómo se llama el traidor?... / ¿Quién es el personaje siniestro?... / –Judas. / –¡No! / –¿Quién entonces? / Nadie. El viento (...) Judas es esa túnica sucia y vacía, / colgada de una higuera, / henchida, / bamboleada, / movida grotescamente por el viento.../ y un año se la pone Juan / y otro se la pone Pedro. / Lo mismo que la cruz / –¿Lo mismo que la cruz? / ¿También Cristo es el viento? / –¡Cristo es la cruz vacía! (...) ¿De quién es este año? / ¿A quién le toca hoy / el cetro de la caña de escoba, / el INRI / y la corona de sarmientos?”

Un año a mí, un año a ti, no sabemos cuándo, pero no podemos esquivar la cruz, que siempre nos parece injusta. Ojalá que no crucifiquemos a nadie, sino que ayudemos a bajar de su cruz a los crucicados. Ojalá acabemos rezando como el buen ladrón: “Jesús, reconozco mi pecado, acuérdate de mí en tu Reino”.

Si quieren leer un artículo más extenso de ROSARIO HERRERA GUIDO (2007) http://leonfelipe2.blogspot.com/2007/05/len-felipe-cristo-y-la-cruz.html

Esta foto impresionante la tomé yo con mi humilde móvil/celular en la parroquia de Selva (Mallorca).

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