martes, 3 de mayo de 2011

Palabras de agradecimiento del nuevo sacerdote Isaías



(El 1 de mayo acompañamos en Fantino, en representación del Consejo General, la ordenación del nuevo sacerdote Isaías Mata. Isaías entró en el aspirantado de los Misioneros cuando todavía era un niño. Se puede decir, en verdad, que ha crecido entre nosotros, a caballo entre Dominicana y Argentina. Isaías es un surtidor de agua en medio de la larga sequía, pues son muchos los años en que no se ordenaba ningún caribeño. El pueblo lo acompañó y celebró codo con codo. Los jóvenes quisieron anunciar su gozo en una misión que recorrió los campos de Fantino. Reproducimos aquí algunas de sus palabras de agradecimiento, que suscitaron más de una lágrima)
Les invito a que con el Apóstol Pedro digamos “bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos concede la gracia de vivir éste acontecimiento eclesial, para hacernos renacer de nuevo para una esperanza viva”.

Gracias, Mons. Antonio Camilo, por aceptar presidir en nombre de Cristo esta celebración. Gracias por su cercanía y colaboración a nuestra Congregación de Misioneros de los Sagrados Corazones.

Gracias especiales a quienes desde lo oculto hicieron posible que podamos estar hoy aquí. Gracias a mi familia por cuidar, valorar y respetar la vida que desde su infinita bondad nuestro Padre Dios nos regala. En especial gracias a mi padre y mi madre por su educación con el testimonio de vida. Me enorgullece haber escuchado en una ocasión de una persona decir: “para mi, Fabio Mata es mi obispo, sacerdote, diácono, ministro… porque cuando cualquier persona lo necesita, ahí está”. Mas sin embargo, es sólo un presidente de asamblea, no es diácono, ni sacerdote y mucho menos obispo, pero lo que sí confirmo es que en el seno de mi familia he vivido una profunda experiencia de Iglesia-familia, comunidad de hermanos que, como en la primitiva comunidad, hemos sido constantes en la escucha de la Palabra, vida común, fracción del pan, oraciones. Vivimos unidos con todo en común. De mis familiares recuerdo hoy a mis abuelitas que en este momento están compartiendo la vida del cielo con Jesús. A mi Mamita, que hicimos el trato que me esperaría de mi regreso de Argentina, sé que me escucha, le digo que me siga esperando, pues algún día estaremos compartiendo con Jesús en el cielo.

Gracias a mis hermanos de Congregación. Somos Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y María. Hoy está presente el P. Jaime Reynés, uno de los que animan toda la Congregación, quien entregó muchos años de su vida a servir en nuestro país. Gracias al P. Julio César y él que me han acompañado en los días de retiro previo a ésta celebración. Gracias a todos lo que me han acompañado en mi proceso de formación, y todos con los que he convivido a lo largo de estos años. No puedo dejar de agradecer mi experiencia en Argentina. Doy gracias a Dios por el cuidado y cariño de los hermanos de la congregación que me acompañaron allá, por las personas y espacios con quienes compartí. Fue una experiencia que dejó profundas marcas en mi vida, de las que siempre estaré agradecido. Sobre todo en el Asentamiento 22 de Enero, pude percibir las huellas del paso de Dios en mi vida, su ternura y cercanía.
Cómo no recordar y agradecer al querido P. Andrés Amengual. Con él terminé de conocer las comunidades de esta parroquia que no conocía. Fue mi confesor y acompañante espiritual. Siempre recuerdo su celo y preocupación por las vocaciones. Me he sentido y me siento acompañado por él, ya saben ustedes que les encargó que rezaran mucho por mí y las vocaciones. Pidamos por su intercesión a Dios que suscite vocaciones a la Iglesia y a nuestra Congregación.

No puedo dejar de agradecer a las y los jóvenes que desde el viernes han estado realizando una misión juvenil por casi todas las comunidades de esta parroquia con motivo de mi ordenación. Son la buena noticia de la resurrección que ha llegado a cada casa que han visitado, un testimonio vivo de que otro mundo es posible. Gracias de verdad por su disponibilidad y entrega.

Que todo ello nos ayude a ser una Iglesia servidora del Señor, Samaritana y cordial, donde vivamos el discipulado de iguales. Termino pidiendo al Dios de la vida, que me dé entrañas de misericordia y ternura ante toda miseria humana, que me inspire el gesto y la palabra oportuna frente a la hermana y hermano solo y desamparado, que me ayude a mostrarme disponible ante quien se sienta explotado y deprimido. Para así colaborar a que nuestra Iglesia sea una comunidad de hermanas y hermanos donde vivamos la verdad, el amor, la libertad, la justicia y la paz en fraternidad, para que todos y todas encontremos en ella un motivo para seguirte esperando.

1 comentario:

  1. De verdad que las palabras del Padre Isaias en su ordenacion sacerdotal estuvieron llenas de sabiduria , no de los hombres sino del Espiritu y son una demostracion de lo que sera su trabajo pastoral , revitalizado con la fuerza del Espiritu Santo ; oraciones constante por su perseverancia .

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