miércoles, 15 de junio de 2011

EVANGELIO JUVENIL: Hacerse personas a imagen de la Trinidad (Jn 3, 16-18)

Celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad, que es el misterio central de la fe y de la vida cristiana (Catecismo de la Iglesia Católica, 234).

Pero muchos cristianos “viven como si no existiera la Trinidad” (K. Rahner). “Para muchas personas el tema de la Trinidad carece de interés. Forma parte de esas reliquias de las que hemos oído hablar, pero que tienen muy poco que ver con la vida de cada día. Tal vez sirva todavía para las personas religiosas que tienen garantizadas las necesidades básicas y que pueden darse el lujo de pensar en esas cosas. Pensar en la Trinidad sería algo superfluo y que no merece nuestra reflexión ante los angustiosos clamores de tantas personas amenazadas por el hambre, las enfermedades, el desempleo, las guerras, la falta de sentido para vivir. La Trinidad nada tendría que ver con el abandono de menores, con la falta de tierra, con la opresión de las mujeres, con la exclusión de los indígenas y negros, con el exterminio de jóvenes y niños” (I. Gebara).

Y, sin embargo, cada vez son más los que afirman que “la doctrina trinitaria contiene una fuerza explosiva para la sociedad” y “una imagen revolucionaria del mundo” ( J. Ratzinger). Algunos textos catequísticos, especialmente de A.L., afirman que LA Trinidad constituye el modelo arquetípico de la vida interpersonal, familiar, comunitaria y social. Es necesario “regresar del exilio” a la Trinidad y convertirla en la “patria de los cristianos”.

El cristiano ha de crecer a imagen de la Trinidad

Vean esta cita del magnífico libro de E. Cambón, La Trinidad, modelo social (Ciudad Nueva. Madrid, 2000): “Los seres humanos reflejamos al Padre, que en la Trinidad es fuente y origen eterno del Amor, en la medida en que somos también nosotros, personal y socialmente, fuente de amor desinteresado para los demás. Reflejamos al Hijo, que en la Trinidad es acogida transparente del Amor con gratitud infinita, en la medida en que sabemos `dejarnos amar´, acoger con gratitud el amor de los demás: no es divino solamente el dar, sino también el recibir por amor. Reflejamos en nuestra vida al Espíritu Santo, reciprocidad del Amor entre el Padre y el Hijo (según la tradición latina) y Amor del Padre y del Hijo que se desborda en la creación (tradición oriental), en la medida en que, entre los seres humanos, los sectores sociales, las Iglesias, los pueblos, existe la reciprocidad del amor, no de modo exclusivo y egoísta sino `extrovertido´, `desbordante´, abierto al bien de todos. Podría sintetizarse esta perspectiva diciendo que, para vivir en sentido trinitario, en el amor fraterno hay que tomar siempre la iniciativa, acoger siempre, unir siempre” (13).

5 leyes trinitarias

Hasta aquí lo básico, pero todavía podemos avanzar más, aunque el lenguaje sea cosa fina y el paso, a tientas. ¿Cómo sabemos si un cristiano madura según el modelo de la Trinidad? Cambón recomienda que nos fijemos en los 5 binomios que se dan en nuestras relaciones inter-personales:

Persona-relación, unidad-distinción, totalmente-totalmente, altruismo-reciprocidad, vaciamiento -plenitud.

Son como las 5 leyes de madurez en el estilo trinitario

PERSONA-RELACIÓN: “La felicidad está más en el dar que en el recibir” (Hch 20,35).

1ª ley trinitaria: “En la vida trinitaria cada persona es ella misma dándose a las otras, es ella misma a través de las otras”.

Una persona aislada no sólo es un contrasentido, sino que es el modo altruista el que le permite al ser humano realizarse plenamente. Para desarrollar la propia personalidad hay que saber “perderse” por amor para encontrarse. “Sin el amor la persona no existe”.(E. Mounier).

UNIDAD – DISTINCIÓN: “Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí” (Jn 14,11; 14,20: 10,38).

2ª ley trinitaria: “Cada persona, en el amor unitrinitario, se encuentra a sí misma en la otra, haciendo que la otra sea ella misma”.

Un indicador de la madurez trinitaria de un grupo es, no sólo la capacidad de socializar, sino también la de ser personas con individualidad propia, libres y autónomas. “La verdad es sinfónica” (H.U. von Balthasar).

TOTALMENTE – TOTALMENTE: “El que me ha visto, ha visto al Padre” (Jn 14,9).

3ª ley trinitaria: “La plenitud de Dios se encuentra totalmente en cada Persona y totalmente en la unidad de las tres”.

En cada iglesia local se hace presente la Iglesia universal. “Es necesario orar como si todo dependiera de Dios y actuar como si todo dependiera de nosotros” (C. Lubich).

ALTRUISMO – RECIPROCIDAD: “Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío” (Jn 17,10)

4ª ley trinitaria: “Las personas (y análogamente las comunidades, las instituciones, las naciones, etc.) actúan en un sentido trinitario cuando viven con los demás, para los demás, en los demás y gracias a los demás”.

Es la conjunción de estas cuatro actitudes lo que construye una auténtica compenetración.

VACIAMIENTO – PLENITUD: “Que sean uno como nosotros somos uno” (Jn 17,22).

5ª ley trinitaria: “No puede existir unidad trinitaria sin una kénosis recíproca, o sea sin el mutuo `vaciarse´, sin el `perderse´ uno en el otro por amor, que hace que cada uno sea plenamente él mismo”.

“Sólo quien ha comprendido que cada dolor debe ser transformado en nuevo amor, porque todo sufrimiento (toda kénosis) es una llamada a un amor más grande, es capaz

de `pasar de la muerte a la vida´ constantemente, recomenzando siempre. Sólo una persona que ha comprendido y vive esta dinámica de vida, puede transformarse en `constructor´ de vida trinitaria... Ya que amar trinitariamente implica el recíproco darse para que el otro sea él mismo, Dios `se retira´, `desaparece´ en la creación para `dejarle sitio´, para dejar que sea plenamente ella misma. Esto es típico de la vida trinitaria: `no ser´ para que el otro sea” (Cambón, 50-51).

Test trinitario

“Si Dios es Trinidad, el ser humano debe ser, de algún modo, trinidad también él” (G.M. Zanghí).

1. ¿Tenemos un carácter cerrado o altruista? ¿Somos capaces de perder por amor en el juego de las relaciones?

  1. Además de ser sociables, ¿tenemos una personalidad propia, libre y madura, o somos muy dependientes de los demás?

  1. ¿Cómo respetamos a los demás? ¿Les dejamos que sean ellos mismos?

  1. ¿Somos personas “constructoras de comunidad”?

  1. ¿Somos envidiosos o disfrutamos viendo felices a los demás? Nota: En la primera pintura el Espíritu Santo está figurado por la clásica paloma blanca, en la segunda por una mujer. Queremos expresar que nuestro Dios es Familia, el modelo para construir nuestras relaciones.

2 comentarios:

  1. Me parece que es un lenguaje para especialistas. Es más, creo que el lenguaje de Jesús de Nazaret es mucho más sencillo que todo eso. Y querer saber de Dios más que Jesús me suena a presunción... o por lo menos a pura filosofía (griega o la que sea)

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  2. Es muy interesante y muy simple y es cierto que todo el mundo iría mejor si aceptaramos el llamado a la Trinidad.

    Y estos 5 principios están expuestos en un lenguaje sencillo

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