jueves, 15 de septiembre de 2011

EVANGELIO JOVEN: Los pensamientos de Dios (Domingo XXV Mt 20,1-16)


1. Lee la parábola de Mt pausadamente, como si fuera la primera vez:

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: — «El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar trabajadores para su viña. Después de contratar a los trabajadores por un denario al día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña, y les pagaré lo debido”. Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, sin trabajo, y les dijo: “¿Por qué están aquí el día entero sin trabajar?” Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña”. Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: “Llama a los trabajadores y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”.

Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado tan sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”. Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No quedamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”.

Así los últimos serán los primeros y los primeros los últimos».

2. Reflexiona sobre su significado: ¿Qué dice para nosotros hoy?

Probablemente la parábola de Jesús insistía en que no trabajemos por el mérito de la recompensa, pues el Señor ama y paga a todos sobradamente. Los pensamientos de Dios no son los pensamientos de los hombres: Dios no se fija en méritos, sino en necesidad. Quien necesita de su amor lo obtiene, no quien crea que lo merece.

¿Somos envidiosos de las bendiciones que reciben los otros? ¿O vivimos felices y orgullosos de tener un Padre con un corazón tan bondadoso donde cabemos todos?

¿Estamos disgustados porque parece que Dios no nos paga como merecemos? ¿Nos creemos más merecedores que otros ante Dios porque somos cumplidores, super-apóstoles, cristianos de primera categoría?

Parece que Mateo añadiría después el tema de la inversión de rango (los primeros y los últimos ante Dios).

¿Quiere esta parábola consolar a los pequeños (muchas mujeres, los jóvenes, los cristianos de vocación tardía, los nuevos que llegaron a la comunidad hace poco, los que no se sienten preparados, los que piensan que hacen poco por el Reino de Dios, los pobres?

¿O se dirige a los grandes (los cristianos viejos, los comprometidos de siempre, los que han estudiado, los curas, los de los movimientos) para advertirles que en el Reino no habrá privilegios, aunque hayan trabajado más que los otros? ¿Dónde te colocas tú?

3. Reza el Salmo 144,2.8.17: “Cerca está el Señor de los que lo invocan”

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

Pídele que te dé un corazón semejante al suyo.

Foto: Victòria Cànaves

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