miércoles, 9 de noviembre de 2011

500 años del sermón de Montesinos: Análisis de la realidad (II)

Cuenta el P. Las Casas que, al poco tiempo de estar aquí, "ya los religiosos de Santo Domingo habían considerado la triste vida y aspérrimo cautiverio que la gente natural de esta isla padecía... Viendo, mirando y considerando, por muchos días, lo que los españoles hacían a los indios... los religiosos comenzaron a juntar el hecho con el derecho, como hombres espirituales y muy amigos de Dios, y a tratar entre ellos de la fealdad y enormidad de injusticia nunca oída".

Su contacto con los oprimidos les suscitaba preguntas muy inquietantes: “¿Estos no son hombres? ¿Con estos no se deben guardar y cumplir los preceptos de la caridad y de la justicia? ¿Estos no tenían sus tierras propias y sus señoríos? ¿Nos han ofendido en algo? ¿No estamos obligados a predicarles la ley de Cristo y a trabajar para convertirlos? Pues, ¿cómo siendo tantos y tan innumerables gentes las que había en estas islas, según dicen, han perecido tan cruelmente en tan breve tiempo, que es obra de quince o dieciséis años?"

Su formación tomista les proporcionaba los mejores recursos para profundizar el análisis: "¿Pero tenía el Papa potestad para hacer la donación? ¿Era legítima la soberanía de la Corona de Castilla sobre aquellas tierras y sus riquezas? ¿En virtud de la donación del Papa? ¿Por el hecho de ser príncipes cristianos y los nuevos pueblos ser infieles? ¿En virtud de qué principios se les podía declarar la guerra? ¿Con qué derecho, con qué justicia y autoridad?" (Charria Angulo, 50-51).

Fray Pedro de Córdoba abre su Doctrina con estas palabras: "Muy amados hermanos, sabed y tened por muy cierto que os amamos de mucho corazón, y por este amor que os tenemos tomamos muy grandes trabajos, viniendo de muy lejanas tierras y pasando grandes mares, poniéndonos a muchos peligros de muerte por veniros a ver y por deciros los grandes y maravillosos secretos que Dios nos ha revelado... "

Las cartas que los dominicos mandaron a Castilla y las innumerables obras del P. Las Casas son exponente de este análisis de la realidad, hecho con "mucho corazón". Las Casas subraya: "Son cosas que yo vi... Yo, con mis propios ojos, he visto... Yo soy testigo porque me escapé de la muerte... "

Luego no quedaban en postura de buen samaritano, sino que se planteaban muchos interrogantes hasta averiguar las causas de "esta aspérrima servidumbre".

Método de conversión

Los dominicos aplicaron el mismo método de "análisis de la realidad" en la concientización crítica de otros predicadores más ingenuos. Así, por ejemplo, "convirtió" Montesinos al franciscano fray Alonso de Espinal, enviado a la corte para enfrentar "frailes contra frailes".

Fray Antón buscó a este "celoso y virtuoso religioso pero no letrado" y lo encaró con una batería de preguntas similar a la que usaban para ellos: "¿Vos buscáis otros bienes más que servir a Dios? ¿Por qué os enfrascáis con esos tiranos? ¿Vos no veis que os han tomado por cabeza de lobo, para sustentarse en sus tiranías? ¿Por qué estáis contra aquellos tristes indios desamparados? ¿Vos no habéis visto mejor que yo las detestables crueldades... ? ¿Por qué, padre, queréis perder tantos años en los que habéis traído a cuestas ese hábito en tantas penitencias y religión, por algo con que no echáis nada en vuestra bolsa, sólo agradando, con los ojos cerrados, a los que no se hartan de beber sangre humana, no viendo el daño tan manifiesto que hacéis a aquellos desventurados... ? Tornando en sí -pues al fin y al cabo era un buen religioso y pecaba sólo por ignorancia- le dijo fray Alonso: Padre, os agradezco la caridad que me habéis hecho en alumbrarme. Yo he andado engañado... Respondióle: Padre, en todas vuestras obras, pareceres y palabras defended de esta y esta manera a los indios. Y estad siempre contra esos españoles pecadores... " (Historia de las Indias III, cap. 7).

Desde entonces los dominicos y los franciscanos de la isla trabajaron unidos en la evangelización.

Informar bien al Papa

"... a restitución nos parece que deben vuestras reverencias, con mucha diligencia, dar manera como el Sumo Pontífice sea informado de todas las cosas que han pasado en estas islas e tierras, desde que se tomaron, que no podrá ser corta, sino muy larga, la tal información, si ha de ser suficiente: y aún nos parece que no bastarán por escrito, sino que sería menester una persona o dos que tuviesen experiencia larga de las cosas de acá, y las supiesen muy bien, para que aquellas voces, viva voce, informase a Su Santidad, y le respondiesen a lo que cerca de la materia Su Santidad preguntase, que serán hartas cosas, lo cual no podrá hacer la letra scripta: para que siendo Su santidad muy bien informado, remediáse a los unos e a los otros, cristianos e indios" (Carta dirigida a los PP. Jerónimos).

RECURSOS

Fr. Felicísimo Martínez, O.P. pide que apliquemos nosotros el mismo método que usaron los dominicos, pues es ” verdadera parábola o metáfora de lo que debe ser la relación entre la comunidad eclesial y la predicación del Evangelio”.

1. El comienzo de aquella historia que llevó hasta la predicación de Montesinos no fue una inspiración divina. Fue, más bien, una lectura seria de los signos de los tiempos (valga el anacronismo) y un golpe fuerte de compasión. De seguro que aquellos religiosos escucharon los gritos directos de las víctimas, pero también escucharon a los testigos de tanta injusticia y tanta crueldad (p.ej. de Juan Garcés, que tras asesinar a su esposa hizo penitencia por los montes tres o cuatro años.)

2. Aquella contemplación nació de un ejercicio de fe y desembocó en un ejercicio de compasión, en una compasión reactiva. No es lo mismo echar sermones que predicar. Sin la compasión la predicación se convierte en una profesión, que se aprende con entrenamiento y se ejercita con rutina. ¿Nos conduce a algún sitio dicha compasión? Si nos conduce a ningún sitio, cabe dudar de su autenticidad.

3. Quizá sea el rasgo más peculiar de aquella comunidad y de aquella predicación. Y quizá sea uno de los desafíos que tienen hoy las comunidades cristianas: devolver a la predicación su carácter esencialmente comunitario, que es mucho más que preparar la homilía en común, aunque esto tenga su importancia. El predicador fue Montesinos, pero la predicación fue el resultado de una deliberación comunitaria. Estudio de la Palabra de Dios actualizada y contextualizada: ¿qué nos dice hoy, aquí y ahora? Todos lo firmaron con sus nombres para que quedara claro que no era sermón de quien lo había de predicar sino que “era de parecer y deliberación y consentimiento y aprobación de todos” (Historia de las Indias, III, 3). El mensaje que predica Montesinos no es su mensaje, sino el mensaje evangélico orado, estudiado, discernido por toda la comunidad.

4. Su predicación está acreditada y respaldada, no sólo por la buena conducta moral de sus miembros –que no es poco-, sino también y sobre todo por la vida evangélica de toda la comunidad:El cultivo de la experiencia de Dios. La pobreza evangélica. La fraternidad

Hoy, para que la Iglesia sea creíble, debe incorporar en todos sus ministerios la causa de la justicia, la paz, los derechos humanos de todas las mayorías y minorías que padecen la violación de los mismos. Andar en esas causas no es hacer política; es hacer Evangelio, es sacar las consecuencias públicas y políticas del mensaje evangélico que predicamos. Con razón afirmaba Pablo VI que la justicia es hoy el nombre de la caridad universal.

1 comentario:

  1. porque no publican un analisis mas claro y preciso?? sigo en las mismas! :(

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