viernes, 21 de octubre de 2011

EVANGELIO JOVEN: Todo se resume en amar (Dom XXX Mt 22,34-40; Slm 17)

“Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza;

Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.

Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,

mi fuerza salvadora, mi baluarte. Viva el Señor!” (salmo 17)

El salmo responsorial de este domingo me cuestiona: ¿De verdad amamos al Señor? En las dogmáticas clásicas, el «amor a Dios» se suele entender con la carga intelectual de «conocimiento de Dios» y «fe», “obediencia” y “cumplimiento de sus mandamientos”.

Pablo ha puesto en el centro la experiencia de filiación: “Han recibido un espíritu de hijos adoptivos, que nos permite llamar a Dios Abba, Padre” (Rm 8,15). Jesús se atreve a plantear el seguimiento en términos de enamoramiento: “Quien ame a su padre o a su madre o a sus hijos más que a mí, no es digno de mí” (Mt 10,37).

En mi viaje a S. Domingo he rescatado un libro de mística de E. Cardenal, “Telescopio en la noche oscura”, donde el Amor es el centro del cosmos y la experiencia de fe se compara a una relación erótica: “Como la pareja impaciente en el parque esperando la noche”... “Simplemente mi alma está acostada boca arriba / esperando que te eches sobre mí”. “La alegría de estar enamorado / ¿cómo la describiré? / Es no tener ya un corazón solo,/ aquella habitación deshabitada,/ ahora ocupada por quien uno ama./ Es que quien era uno ya son dos”.

Qué significan – en América y en Europa, dos continentes iguales y tan distintos- las palabras del maestro: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo».

Recuerdo la gente con que me he reunido estos 20 días en Santo Domingo para preguntarnos seriamente: En la Casa de Espiritualidad La Islita con religiosos y LMSSCC: ¿Cómo seremos discípulos misioneros, desde la espiritualidad de los Sagrados Corazones, en la familia, el trabajo, la parroquia, la fundación Concordia? ¿Cómo podemos ser competente socorro allá donde la vida reclama? - Con la Confederación de Religiosos/as en la Junta: ¿Seremos “exégesis viviente” de la palabra de Dios en la Vida Consagrada?.- Con los laicos jóvenes del Ensanche Altagracia, haciendo Lectio Divina en torno a la respuesta de Jesús “devuélvanle al César lo que es del César y a Dios lo que es Dios”.- En el matrimonio de Manolo y Brenda en la parroquia de Santa Rosa, atreviéndonos a proclamar: “Nosotros somos descendientes de santos y no podemos casarnos como los paganos que no creen en Dios”.

¿Somos conscientes de que, en el fondo, estamos preguntando: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?»

Pascual Ortiz, desde su puesto de frontera en Sabaneta, lleva la pregunta hasta el límite: “Vivir hoy los valores del Reino de Dios, desde la Espiritualidad de los Sagrados Corazones.. Es una oportunidad para curar los corazones, desde nuestra cotidianidad. el amor mutuo y solidario. El inmenso amor del corazón de Jesús, que llegó al extremo de sufrir y dar la vida por los que sufren. Y el amor de Maria, madre, amiga, de suprema virtud, para la humanidad de su tiempo y para la humanidad de hoy. Son muchos los elementos de distracción y desvinculación de la vida real. Hoy más que nunca está la vida de la humanidad en peligro de desaparecer. No está en juego el futuro de los jóvenes, no está en juego el futuro de los niños/as que nacen o nacerán, no está en juego la generación de ayer,... ESTA EN JUEGO TODA LA VIDA. No es el trabajo, la universidad, la novia, el novio, la casa, el carro, el agua, las ropas, ... ESTA EN JUEGO LA VIDA. No está en juego el 4%, los valores morales y cristianos, los partidos políticos, la sociedad, la economía, la libertad,...ESTA EN JUEGO LA MISMA SUB-SISTENCIA HUMANA. Ahí está el competente socorro, donde la vida nos reclama”.

¿Nos animamos a renovar nuestra profesión de fe y de amor a Dios por encima de todas las cosas? ¿A pesar de todas las crisis, estamos preocupados por ayudar al prójimo malherido, por atender la llamada que nos llega de todos los puntos donde la vida sufre violencia?

jueves, 20 de octubre de 2011

COMPETENTE SOCORRO: Jóvenes en el Hoy de nuestra historia


(Regresando de S. Domingo, publico los materiales de los Laicos Jóvenes que están preparando el VI Encuentro interparroquial de Jóvenes 2011 para el 30 de octubre en Montecristi. En Facebook pueden ver su magnífico vídeo: "Yo soy competente socorro en RD")

1. Entrando en oración.
Iniciemos nuestro momento de compartir con un silencio. Dejemos que la Palabra del Señor nos penetre. Nos conmocione. Leemos el verso de Mt. 6,33. Silencio. Lo leemos otra vez. Agradecemos al Señor este espacio y estos amigo/asen este día.

2. En torno a los términos.
Nos preguntamos entre nosotros, qué es eso de ser “competente”, y “socorro”. Qué significado tiene en nuestro lenguaje coloquial, en lo ordinario. Cuando usamos una de esas palabras, por qué la usamos, qué sentido poseen. Cada quien aporte un sinónimo, una idea, un me parece a…

3. Competencia y auxilio: P. Joaquim.

La expresión de “competente socorro” pareciera que desaparece con celeridad de nuestro vocabulario hasta quedar, amorfa, vacía, sin sentido. A “vuelo de pájaro” si preguntamos “sin ton ni son” que significa para nosotros hoy (sobre todo los más jóvenes) ser “competente socorro” al estilo del P. Joaquim, puede ser que nos quedemos navegando en un limbo de palabras vagas que no constituyan una vivencia real del servicio implícito que conlleva la expresión joaquiniana.
Sin embargo, este ser “competente socorro” en el P. Joaquim no viene dado como una frase o expresión de cuña bonita, sino que es el legajo de una vasta experiencia que se ha tenido a lo largo de unos cincuenta años de vida entregada en el corre y corre y los vaivenes de la Iglesia mallorquina del tiempo del Padre Fundador y a solicitud del obispo Cervera, se dio siempre la presencia entregada del P. Joaquim y de la pequeña y floreciente Congregación de padres misioneros. “Finalmente, la iglesia de Mallorca disponía de una comunidad que cumplía con aquellos sueños, de organizar el clero en su cuidado espiritual, en su formación teológica, en su comunión con el obispo y en su ardor misionero…”. Desde la óptica del obispo, podemos notar que “con aquella congregación se había dado respuesta mucho más que cumplida, de consolidar una casa de espiritualidad comarcal, para la renovación del clero”. “Y hasta se había pasado a abrirla a los laicos”. Si miramos más de cien años atrás, podemos notar una gran visión de futuro en el P. Joaquim.
El Santuario de Nuestra Señora del Lluc (regentado por la Congregación) “tenía una comunidad estable… la liturgia se dignificó. La atención a los peregrinos se adaptó a las frecuentes y más nutridas peregrinaciones… las celebraciones de la eucaristía y de la penitencia se volvieron a veces multitudinarias. …la Escolanía de blauets se reorganizó… El socorro a la diócesis también lo ofreció el P. Fundador, cuando la nueva feligresía de La Real había entrado en grave crisis”…

4. Y nosotros qué?
Podemos preguntarnos hoy, desde nuestro ser joven Caribeño: qué podemos nosotros ofrecer en nuestro barrio, sector, en nuestra zona, en nuestro grupo? En las convulsiones y desenfrenos de nuestro mundo actual, cuál sería nuestro ser competente, dónde vemos las carencias juveniles, qué engulle a nuestros jóvenes? Cómo podemos ser un socorro un auxilio? Con qué calidad ofrecemos nuestro ser jóvenes misioneros en nuestras parroquias? Cuál es nuestro deseo-celo apostólico? Se asemeja al del P. Joaquim?
Es tiempo de que nos tomemos en serio y empecemos a inventariar-contabilizar nuestro hacer (nuestro ser antes que todo). Verificar las obras nuestras cada día, las horas que invertimos en trabajos sociales, en acompañamiento a otros jóvenes de la comunidad, en ayuda-servicio, cuánto tiempo invertimos en reuniones eclesiales y sociales, qué hacemos para intentar resolver y hacer cada día más digna la vida de la gente. Es tiempo de que nos preguntemos de qué hablamos en nuestros grupos, no sólo en las reuniones formales, sino en lo informal, en el día, en torno a qué giran nuestras conversaciones, es acaso provechoso para la gente escuchar nuestras palabras? le ayuda a crecer como persona? Nos preguntamos si nuestras palabras dejan una sensación de vaciedad en quien busca de Dios? Ayudamos a que el Pueblo de Dios, con nuestras palabras en la Palabra, se sienta animado en la espera esperanzada. O somos “uno más del montón” que no sabemos ni siquiera lo que, en la Buena Noticia, vamos a comunicar de novedad gozosa a los hijos e hijas de Dios.

5. Es verdad

que el trabajo y la misión juvenil se hacen cada vez más fatigosos, las ofertas exteriores que tienen nuestros jóvenes parecen más atractiva que estar en una reunión o actividad en pro de la sociedad, pero la decisión del corazón fraguado al ardor del Corazón de Jesús no puede hacer otra cosa que no sea arder como el de los discípulos de Emaús.

(Publicado por Ana E. Frías en el grupo de Lìderes MSSCC)