martes, 10 de octubre de 2017

Génesis Taíno-Génesis Cristiano: Creación de la hembra (4)

Fray Ramón Pané relata[1] que el primogénito de los 4 Gemelos (que, como vimos,  significan el hombre social y solidario) entra donde el Abuelo Bayamanaco ("igual que entre los aztecas, el Dios Viejo, Señor del Fuego") y lo sorprende cuando hacía una torta de pan sobre un burén puesto al fuego... Deminán le pide un pedazo (“Lo que el nieto le pide no es únicamente cazabe sino el secreto de su confección. Es, pues, el fuego lo que este Prometeo americano le roba al celoso guardián del secreto”). El viejo se indigna, se pone la mano en la nariz y le escupe un “guanguayo” en la espalda (“la materia mucosa impregnada del polvo de cohoba” que actúa de semen” en un éxtasis casi divino[2]).

“Entonces, sus hermanos le miraron la espalda y vieron que la tenía muy hinchada (no hay embarazo sin dolor y sin carga); creció tanto aquella hinchazón, que estuvo a punto de morir, por lo que procuraron cortarla, y no pudieron; mas tomando una hacha de piedra, se la abrieron y salió fuera una tortuga viva, hembra; entonces edificaron una casa y llevaron a ella la tortuga”.

El cronista de Indias Pedro Mártir de Anglería comenta admirado: "De esta bellísima manera tuvo la isla las mujeres que deseaba: así se procreó descendencia".

* ¿Nos parece poco reverente el hecho de que la hembra de los taínos naciera de una tortuga? Parábola zoomórfica, que tiene la ventaja de no mostrar la sujeción de la mujer al varón que supone el relato bíblico de la costilla adámica (Cf. Gn 2,22 interpretado por 1Cor 11, 7-9, y que tanto nos repugna hoy).



Sobre la creación de la mujer

La Doctrina Cristiana, escrita por fray Pedro de Córdoba, superior de Montesinos, explicaba así el relato bíblico de Gn 2,22 en la primera “instrucción e información de los indios”: “E formó Dios a Eva de la costilla de Adán y no de la carne, porque la carne es flaca y blanda, y está de fuera, mas la costilla es recia y dura, y está dentro del hombre cerca del corazón, y en medio del cuerpo para mostrar que el marido ha de tener más amor a su mujer que a otra ninguna, y la mujer a su marido más que a otro. Y ha de ser esto amor fuerte y recio, para que ninguna cosa lo quebrante, ni enojos, ni enfermedades, ni otra cosa, ni por descontentos que tenga el uno del otro, no se han de apartar, mas hánse de soportar el uno al otro. Y no se han de menospreciar, hánse de amar y tratar con mucho amor, como buenos compañeros. Y por esto no formó Dios a la mujer de la cabeza de Adán, porque sepa que no ha de ser mayor que su marido, ni tampoco la sacó del pie, para que sepa su marido que la mujer o es menor que él; mas sacóle de medio del costado, para que conozcan ambos que son iguales, han de tener mucha paz entre sí”)[3].

  •          Reflexionemos y comentemos este texto hasta nuestros días. 


Símbolos taínos
El acoplamiento con animales, por otra parte, es muy frecuente en las culturas antiguas expresando la armonía con la naturaleza primitiva. Su caparazón ¿querría sugerir la relación de la mujer con el hogar -ella lleva a menudo la casa a cuestas-, ella es quien les hace pasar "de lo crudo a lo cocido" -o sea, sedentarios civilizados- y la virtud tan femenina de ser más lenta, pero perseverante?

Menos claro aparece el relato de cómo hallaron remedio para volver a tener mujeres, después que éstas les fueron arrebatadas. A unos seres escurridizos como anguilas, "sin sexo de varón, ni de hembra, les ataron los pies y las manos", cogieron un pájaro carpintero y se lo ataron al cuerpo, el cual, "creyendo que eran maderos... picando y agujereando en el lugar donde ordinariamente suele estar la naturaleza de las mujeres"[4]

¿Es que quieren decir que los dioses no completaron la creación femenina sin la intervención del hombre? Menos favorable a la mujer es este segundo relato, aunque también acusatorio para el hombre, siempre violento en su relación.


No hemos avanzado mucho desde los taínos

Si todavía hay hombres que tratan a sus mujeres creyendo que son de madera, picando y agujereando cuando las agarran; si todavía tantos se engañan, cuando piensan tenerlas en brazos no tienen nada, desaparecen en un instante...
Si algunos se creen dioses que se oponen a compartir con el pueblo su fuego, su casabe y su tabaco, o sea, los recursos básicos de la vida y las técnicas de producción...
Si nuestros niños, como camaroncitos que se lleva la corriente, como ranitas de agua, siguen pidiendo teta y los padres -después de tantos siglos- no pueden darles remedio...


 




[1] Cf Relación, XI y para su intepretación uso la conferencia de Arrom, “Tiempo y Espacio” y mi librito sobre el Génesis.
[2] Es lo que expresa la Biblia al mencionar el profundo sueño que Dios infunde al primer hombre Gn2,21, que no es fruto de una borrachera sino de entrar en el misterio divino.
[3] Publicada en México, 1544, 133).
[4] Relación VIII.



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