lunes, 6 de noviembre de 2017

El Viaje de Papá-Buelo y Mamá-Buela contado a sus nietos: No podemos esclavizarnos (2)


                       
 Re-lectura de la fe de los Patriarcas (Génesis 12-25)1. Primer Proyecto: Las tentaciones de NY

            
           Cuando papá Quin llegó a Manhattan era un hombre joven. Quedó deslumbrado por el tren de vida americano, y en su corazón decidió buscársela como un toro.
            "Voy a ser como uno de ellos", pensó. Aceptó los trabajos más duros y las situaciones más humillantes. Buscando resolver, se metió en negocios con la mafia y no le hizo ascos a la droga ni a otras clandestinidades... Llegó a dormir en la calle, ajumao, calentado por los brazos de mujeres de una noche.
            De ese camino sin retorno lo salvó el compadre Sergio, que era diabético y no podía trabajar. Muchas tardes se dejaba caer por el barrio, abría la Biblia y acababa leyéndole la historia de Abrahán:
            "Abrahán le dijo al Señor: Señor, ¿de qué me sirven tus dones si soy estéril y Eliezer de Damasco, según la costumbre del país, será el amo de mi casa? Pero el Señor le contestó: No confíes más en las costumbres que en mí. No te heredará un extranjero, sino uno salido de tus entrañas" (Gn 15, 2-4).
          "Mira, Quin", le decía Sergio con aquella voz medio apagada. "Todos nosotros llegamos aquí emigrando como Abrahán y Sara. Estamos tentados de seguir un modo de vida extraño y brillante, como el patriarca que confiaba dejar su herencia al extranjero Eliezer. Sí, ya sé que muchos venderían su alma por ganar dinero fácil. Pero no te olvides que esto no fue lo que nos trajo aquí. Tú haz lo que quieras, pero yo no olvido lo que aprendí de mis viejos. Rema contra corriente, si quieres llegar a buen puerto; rema a brazo partido, aunque tengas que hacerlo en solitario... Aquí en New York hay demasiadas tentaciones".

2. La juventud dominicana en NY
           Informe que A. Fortunato (delegado de la juventud dominicana en NY) llevó a un Congreso organizado por Sábado Cultural y Convivencia:
           “Los jóvenes dominicanos que residen en EEUU viven en un desasosiego, que se fundamenta en la alta tasa de criminalidad, originada por la grave crisis económica y la secuencia de vicios que la corroen, como el uso, tráfico y consumo de drogas, pandillas que se disputan el mercado y en incesantes atracos a mano armada, con sus consecuencias de muertes y desapariciones, sin que las autoridades estén en capacidad para frenar esta situación.
               En cuanto a la educación se pretende aislar al máximo a los jóvenes pertenecientes a los grupos minoritarios, de no permitirles su pleno desarrollo intelectual. La educación no tiene como uno de sus objetivos principales resaltar los valores propios del individuo, sino que al contrario, trata de desnaturalizarlos, y propio de la superestructura de este sistema presenta sus valores como supremos. 39.3% de los estudiantes que desertaron de los liceos de la ciudad de NY son de origen latino.
              A pesar de que más de 25 millones de la población total de EEUU es negra, existe un racismo institucionalizado contra la comunidad latina y de manera particular contra los dominicanos. Esto se refleja en los pésimos trabajos y los bajos salarios que tienen, obligando a vivir a nuestros hermanos en condiciones deprimentes”[2].


Analicemos la situación

¿Conoces algunos jóvenes que vivan en el extranjero?
¿Qué te parece el diagnóstico publicado en 1989? ¿Qué cambiarías?
Comenta las palabras del periodista Vianco Martínez:        “La partida es el eterno  destino de los dominicanos. La nuestra parece una patria en transición, una eterna parada de guaguas, un permanente baile de despedida”[3]



Abramos la Biblia: Conozcamos a Eliezer de Damasco (Gn 15,1-6)

Como Abraham no tenía hijos, decidió adoptar a este extranjero,según  cos-tumbre de la época. Pero Dios no quería que se apoyara más en una costumbre que en Dios, en Sara y en sí mismo.

Comenta esta frase: “La libertad hay que conquistarla como lo hizo Abrahán, hay que trabajarla, no cae del cielo, es difícil de alcanzar, es punto de llegada y es meta”[4].

Lo que se jugaba: “Tenía que elegir entre Eliezer, el heredero designado, y un posible hijo que nacería de sus entrañas; entre una costumbre segura y aprobada de la época y una promesa vaga y sin garantía; entre su propio proyecto y el de Dios, que caminaba con él. Para ser fiel a este Dios, tenía que cambiar lo seguro por lo inseguro, dar un paso en la oscuridad y empezar a navegar contra corriente. El futuro que Dios le prometía tenía que nacer del propio Abrahán. No estaba permitido buscar un sustituto”[5]

¿Tú procuras conocer el pasado de tu familia, el legado de tu pueblo? ¿Te animas con el ejemplo de los mayores?
¿Crees que eres esclavo de las costumbres y las modas?

Oremos con Gn 15,2-6:  Quejarse a Dios ya es un modo de orar
«Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones» (Rom 4,18)... Es bella la virtud de la esperanza; nos da tanta fuerza para ir en la vida. Pero es un camino difícil. Y llega el momento, también para Abraham, de la crisis de desaliento... El tiempo ha pasado, pero el hijo no llega, el vientre de Sara permanece cerrado en su esterilidad. Y Abraham, no digo que pierde la paciencia, sino se queja ante el Señor. Y esto aprendemos de nuestro padre Abraham: quejarnos ante el Señor es un modo de orar: “Señor, respondió Abraham, […] yo sigo sin tener hijos, y el heredero de mi casa será Eliezer de Damasco (Eliezer era quien gobernaba todas las cosas)”...  Entonces el Señor le dirigió esta palabra: “No, ese no será tu heredero; tu heredero será alguien que nacerá de ti”. Luego lo llevó afuera y continuó diciéndole: “Mira hacia el cielo y si puedes, cuenta las estrelles... Así será tu descendencia”. Abraham creyó en el Señor, y el Señor se lo tuvo en cuenta para su justificación» (Gen 15,2-6).
La escena se desarrolla de noche, afuera está oscuro, pero también en el corazón de Abraham está la oscuridad de la desilusión, del desánimo, de la dificultad de continuar esperando en algo imposible... ¿Cómo continuar confiando?
Ya este reclamo suyo es una forma de fe, es una oración. .. La fe es también luchar con Dios, mostrarle nuestra amargura, sin “pías” apariencias. “Me he molestado con Dios y le he dicho esto, esto, esto” Pero Él es Padre, Él te ha entendido: ve en paz. ¡Tengamos esta valentía! Y esto es la esperanza. Y la esperanza es también no tener miedo de ver la realidad por aquello que es y aceptar las contradicciones.
Abraham pues, en la fe, se dirige a Dios para que lo ayude a continuar esperando. .. Y aquel signo que Dios dona a Abraham es una invocación a continuar creyendo y esperando: «Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas […] Así será tu descendencia» (Gen 15,5). Es todavía una promesa, es todavía algo de esperar para el futuro. Dios saca afuera de la carpa a Abraham, en realidad de sus visiones restringidas, y le muestra las estrellas. Para creer, es necesario saber ver con los ojos de la fe; no solo estrellas, que todos podemos ver, sino para Abraham deben convertirse en el signo de la fidelidad de Dios.
Si también a nosotros nos queda como única posibilidad mirar las estrellas, entonces es tiempo de confiar en Dios. No hay una cosa más bella. La esperanza no defrauda”                      
(Catequesis del Papa Francisco[6]) 






[1] Usaremos sobre todo Reynés, MSSCC, J.,  Génesis. Lecturas liberadoras de la Biblia. Amigo del Hogar. Santo Domingo, 1993, ps. 75-96, que hace una relectura dominicana del librito de C. Mesters, Abrahán y Sara. Paulinas. Madrid, 1981; cfr. también Feliz Lafontaine, A., "Resistir y autoafirmarse... Releyendo la Historia de Agar desde la Resistencia de algunas Mujeres de Los Alcarrizos y Pedro Brand" en CIB/SD 96. 
[2] Amigo del Hogar 505(1989)36-37.
[3] El Nacional, 18/11/1990.
[4] Ávila, Rubén, Biblia y liberación. Paulinas. Bogotá, 1973.
[5] Mesters, C, l.c. 88.
[6] https://www.portaluz.org/papa-francisco-valora-el-orar-como-abraham-para-fortalecer-la-esperanza-2062.htm

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