(Francisco Pino escribió
su poemario “Sintió hambre. El mansohambrientohermoso” (1960-1962). Aquí la
reflexión, unas veces, se centra en personajes controvertidos, como Judas o
Barrabás, otras veces se centra en figuras alegóricas. Vamos a continuar con
los poemas inspirados en Marcos, que basados en el pasaje evangélico de la
higuera maldecida porque no da fruto, hacen del hambre de Cristo un pórtico del
amor y de la vida. El poeta describe al joven Marcos con fuerza especial y la
sábana que abandona es símbolo expresivo para todos nosotros)
“Un cierto joven le seguía envuelto en una sábana sobre el cuerpo desnudo”
Mc 14,51
El joven huidizo
Marcos: “huidizo, tímido, ¡oh,
conejillo alerta en el camino!”
“Tú, el que… te ausentabas
de pronto contra ti,
por no enfrentar
la vida y el esfuerzo, y deslizándote
de deseo en deseo te
perdías
en temores y angustias y
fracasos,
asido a tu pereza y su disfrute,
tú, sí, el cobarde, cuántas
veces
como hoy, en otras noches ¡ay!
olvidaste tu sábana en las manos
de los demás, y,
lírico desnudo,
te perdiste en la noche…
Era tu sensibilidad tan viva
que te
impedía paz, meditación;
y tan rápido como tu sentir
pleno de ansias
de abrirte, de escaparte, de olvidarte,
como en una
embriaguez; en algo que era
la continua
expresión de tu carácter
tímido. Compartir
no deseabas nada,
ni sentirte por
los demás asido;
como libre vilano delicado
que cualquier soplo de aire aventa,
así
en inmediato huir te resolvías
y al viento confiabas… la blanca sábana
que
te envolvía, y ya desnudo, vuelta
toda tu piel pupilas, en lo oscuro,
con un
triste pavor, te dispersabas”.
Inconstante y
contradictorio
(Inspirado en Hechos de
los Apóstoles 13, donde cuenta que Juan Marcos abandona a su tío Bernabé y a
Pablo, retirándose de la primera misión)
“¡Oh, Marcos, contraluz para ti
mismo!
A Pablo sigues cálido a Antioquía,
mas, polvo, irremediable e
insensible,
flotas de nuevo triste entre lo oscuro
y sumido en qué noche le
abandonas.
¡Oh, Marcos, buscador de la luz y de ella
constante desertor!...
¡Oh, Marcos tímido!”
El hambre de Jesús
(Mc 11)
“Y aquella noche
cerca del huerto de
Getsemaní,
sentiste que nacía un fruto insospechado
en ti e igual a ti, con lo
más tuyo,
y que Alguien de él quería comer”
“Y ¿quién Marcos, Mateo; quién después
de hallar en vuestros párrafos el
hálito
de aquello íntegramente recibido,
con los sentidos, en el alma, quién
si
se mira en los ojos luminosos
de esas vuestras palabras…;
quién disponerse al
sueño o acudir
al banquete, o contar
una a una sus monedas,
contemplar una rosa
o entablar
conversación; quién ver
resbalar una lágrima,
quién, Mateo, quién,
Marcos, como antes?
¿Quién desde que vosotros afirmasteis
que Dios muy de
mañana sintió hambre?”