sábado, 4 de junio de 2016

Los Sagrados Corazones, Iconos de un Dios compasivo y misericordioso (Domingo X ciclo C: Lc 7,11-17)




      1. Somos hijos de viuda
Una humanidad de hijos de Adán (de arcilla roja venimos y a las cenizas vamos) y Eva (madre de todos los vivientes, “la traspasada” y “la abierta”). Hijos de la Madre Iglesia. Hijos de María, la Comunidad de Jesús y del Discípulo Amado. Pequeños como niños, inocentes indefensos, traspasados y enfermos, muertos antes de tiempo. En el cuerpo y espíritu. Cuando ocurre este pasaje lucano, me recuerdo siempre de aquella película  "Un hombre llamado caballo", donde una mujer viuda pierde a su único hijo en la batalla. Para significar el desamparo total ella misma se mutilaba los dedos de la mano derecha y era arrojada al recinto del cementerio indio donde los cadáveres se pudren al sol. Hemos de ser conscientes de que provocamos lástima.

      2.       Dios tiene Corazón.
“Jesús se compadeció de ella  y le dijo: No llores”. Hoy celebramos la Fiesta de los Sagrados Corazones. Nuestro Dios tiene Corazón, es Amigo de la Vida. El Corazón de Jesús traspasado y abierto. El Corazón de la Madre atravesado por la cruz y las espadas. Los Corazones como rostro e icono de un Dios que no quiere que lloremos ni que estemos muertos.


      3. Fuente de vida
“Muchacho, a ti te lo digo: levántate”. Los SS.CC. consuelo de los afligidos, sanación de las heridas, resurrección dela muerte. El Espíritu que resucitó a Jesús nos resucitará a nosotros también, escribe el apóstol Pablo. “El muerto se incorporó, empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre”. Entrega a todos los que malviven en condiciones inhumanas… a la humanidad. A nosotros, Comunidad de creyentes en Jesús Resucitado, nos entrega a todas las personas heridas. Nos hace “reparadores de ruinas y resucitadores de muertos”.
Dejemos que Dios, Padre y Madre misericordiosos, sanen y trasplanten nuestro corazón indiferente por un corazón sensible. Dejemos que la Vida nos “empodere”. Ya que hemos recibido Vida y Cordialidad del cielo, compartámoslas con los otros aquí en la tierra.