martes, 30 de junio de 2015

UN PROYECTO DE MÚSICA POPULAR




 AL SERVICIO DE LA EVANGELIZACIÓN Y LIBERACIÓN DEL PUEBLO DOMINICANO

Me llegan ecos lejanos de que finalmente uno de nuestros proyectos más queridos, después de años y dolores, ha cuajado como una perla en el mar Caribe. Parece que la Secretaría de Cultura ha decidido rescatar un patrimonio de salves populares. Lo ha llamado “Salvémonos” y se ha presentado en Santiago de los Caballeros con éxito. Yo pienso que el amigo Delio Taveras ha sido el comején que no ha dejado puerta por picar. Jochi Hernández es autor de los magníficos arreglos. Cantan intérpretes de primera, como Víctor Víctor, Patricia Ferreira, el mismo Delio… Los comentaristas de lujo son buenos amigos, como César Hilario y los jesuitas David Pantaleón y Guillermo Perdomo. Entre los que ya no están, recuerdo al Hno. Alfredo Morales. De parte de la Iglesia dominicana sé que asistieron el cardenal Nicolás de Jesús y monseñor Nicanor Peña, presidente de la Conferencia Episcopal, entre otros. De parte del pueblo… rostros conocidos y nombres anónimos como siempre. Para rescatar algunos de ellos, transcribo el mensaje que envié grabado. “El coro de gallinas”, los campesinos de la loma, los jóvenes de la Pastoral Juvenil, yo mismo… nos gloriamos de figurar en los créditos como colaboradores.

1.     Este proyecto nació en los años 80, de la inquietud de un grupo de universitarios jóvenes que trabajaban con nosotros en la Parroquia de Fátima (El Ejido, Santiago). Se patearon lomas y cañadas con una grabadora rudimentaria. Coleccionaron un amplio catálogo de cantos populares dominicanos en peligro de extinción. Los tocaron forzando un ritmo más joven y movido. Entonces pidieron mi colaboración transcribiendo las letras, actualizándolas, reinventándolas, convirtiéndolas en armas cargadas de futuro. Me convertí en uno del grupo.

2.    Lo primero fue dar voz a los humildes: Campesinos de lomas abandonadas, de barrios marginados, analfabetos promovidos a solistas como Ana Cacao, don Lulo, Negrito, doña Altagracia…. Cantos que partían del dolor del pueblo. Chuínes repetidos capaces de movilizar. Organizamos talleres para camponer canciones con tonadas dominicanas.


3.     Nuestras liturgias se inculturaron en la dominicanidad: “Al amanecer ay, la gente de mi barrio, se levanta medio triste”.- “Las palomas están poniendo en los yayales”, convocando a formar comunidades de base.- Las salves, sincretismo entre lo europeo y lo africano, hecho dominicano, cristiano y liberador. Salves a la Virgen de la Altagracia: “En medio del pueblo se formó un calvario”.- A la Virgen de Mercedes “Madre, tú que muestras cadenas partidas…”- “Yo tengo una virgen muy linda y muy bella, como nuestra gente dolorosa y bella, ay, dolorosa!”.- “Paloma blanca, de olivo verde, ay qué linda eres… Tienes un rosario como nuestra historia, misterios de gozo, de dolor y gloria”.
4.     Cantos en línea de liberación. Hablaban de la resistencia del pueblo: “El palero que se muere no se llora”. “Nos hieren el costado con la lanza amarga, nosotros les damos amor, sangre y agua”.- Nacían de la fe, incitaban a la esperanza y al compromiso: “Dios te salve, a ti clamamos, ruega a tu Hijo, por este pueblo que sufre y que canta en El Ejido”. “Con flores a María, María no es la misma que todos se creían”. “Ella es nuestra Madre, ella es nuestro Apoyo, ella es nuestro Palo, Jesús el Repollo”.


Después pasamos un período oscuro en que ha primado lo carismático por encima de los chuínes de liberación. No había financiación para un proyecto de este tipo. Ahora me alegro de que estos cantos se devuelvan, enriquecidos en manos de grandes músicos, en la voz de buenos cantores. Gracias a los que salvaron este patrimonio y ojalá ayuden al pueblo dominicano a ser agente de su propia liberación: Fco. Javier Cabrera, Altagracia Báez y Angela Tavares, Orlando Parra e Ivette, Ana Mejía y don Lulo, Negrito y sobre todo Delio Taveras que no ha dejado que muriera este proyecto


Pueden buscar el video en https://youtu.be/x5LoM7UWpx8

viernes, 19 de junio de 2015

PAPA FRANCISCO Y LAS HERIDAS DEL CORAZÓN

CONTEMPLATIVO EN LA ACCIÓN


(En este mes de Junio dedicado al Sagrado Corazón, hallo unas respuestas del papa en un encuentro con las “Comunidades de Vida Cristiana” de los jesuitas, que no tienen desperdicio (Aula Pablo VI Jueves 30 de abril de 2015).  Don Bártolo, un sacerdote diocesano, le pregunta cómo ser contemplativo en la acción en esta sociedad de mucha acción y poca contemplación)

“Ser contemplativo en la acción no es caminar por la vida mirando el cielo, porque caerás en un agujero, ¡con toda seguridad!... Es necesario comprender qué significa esta contemplación. Has dicho una cosa, unas palabras que me han impresionado: he tocado con la mano las heridas del Señor en la pobreza de los hombres de nuestro tiempo. Creo que éste es uno de los mejores remedios para una enfermedad que nos afecta tanto, que es la indiferencia. También el escepticismo: creer que no se puede hacer nada. El patrono de los indiferentes y escépticos es Tomás: Tomás tuvo que tocar las heridas.

PONER LA MANO EN LAS HERIDAS

(La respuesta del papa lleva el mismo título que nuestro Blog: “Las heridas del corazón”. El apóstol Tomás como paradigma del hombre y la mujer de hoy. Nuestro patrono y nuestro mellizo)

Hay un hermosísimo discurso, una hermosísima meditación de san Bernardo sobre las llagas del Señor. Entrar en las heridas del Señor: servimos a un Señor llagado de amor; las manos de nuestro Dios son manos llagadas de amor. Ser capaces de entrar allí… Y el mismo Bernardo prosigue: «Ten confianza: entra en la herida de su costado y contemplarás el amor de ese corazón».

Las heridas de la humanidad, si te acercas allí, si tocas —y esta es doctrina católica—, tocas al Señor herido. Esto lo encontrarás en Mateo 25, no soy herético diciendo esto. Cuando tocas las heridas del Señor, comprendes un poco más el misterio de Cristo, de Dios encarnado. Este es precisamente el mensaje de Ignacio, en la espiritualidad: una espiritualidad en cuyo centro está Jesucristo, no las instituciones, no las personas, no. Jesucristo. Pero, ¡Cristo encarnado! Y cuando haces los ejercicios espirituales, él te dice que viendo al Señor que sufre, las heridas del Señor, esfuérzate por llorar, por sentir dolor. Y la espiritualidad ignaciana indica a vuestro Movimiento este camino, le ofrece este camino: entrar en el corazón de Dios a través de las heridas de Jesucristo. Cristo herido en los hambrientos, en los ignorantes, en los descartados, en los ancianos solos, en los enfermos, en los presos, en los locos…, está allí. ¿Y cuál podría ser el error más grande para uno de vosotros? Hablar de Dios, hallar a Dios, encontrar a Dios, pero un Dios, un «Dios-spray», un Dios difuso, un Dios etéreo… Ignacio quería que encontraras a Jesucristo, el Señor, que te ama y dio su vida por ti, herido por tu pecado, por mi pecado, por todos… Y las heridas del Señor están por doquier. En lo que has dicho está precisamente la clave. Podemos hablar mucho de teología, mucho de… cosas buenas, hablar de Dios…, pero el camino es que seas capaz de contemplar a Jesucristo, leer el Evangelio, qué hizo Jesucristo: ¡es Él, el Señor! Y enamorarte de Jesucristo y decirle a Jesucristo que te elija para seguirlo, para ser como Él. Y esto se hace con la oración y también tocando las heridas del Señor. Jamás conocerás a Jesucristo, si no tocas sus llagas, sus heridas. Él fue herido por nosotros. Este es el camino, es el camino que nos ofrece la espiritualidad ignaciana a todos nosotros: el camino…

ES EL ÚNICO CAMINO PARA LAS VOCACIONES SACERDOTALES

Y voy incluso algo más allá: eres formador de futuros sacerdotes. Por favor, si ves a un muchacho inteligente, bueno, pero que no tiene esta experiencia de tocar al Señor, de abrazar al Señor, de amar al Señor herido, aconséjale que se tome unas hermosas vacaciones de uno o dos años…, y le harás bien. «Pero padre, somos pocos sacerdotes: tenemos necesidad de ellos…». Por favor, que la ilusión de la cantidad no nos engañe y nos haga perder de vista la calidad. Tenemos necesidad de sacerdotes que recen. Pero que recen a Jesucristo, que desafíen a Jesucristo por su pueblo, como Moisés, que tenía cara dura para desafiar a Dios y salvar al pueblo que Dios quería destruir, con valentía delante de Dios; sacerdotes que también tengan la valentía de sufrir, de sobrellevar la soledad y dar mucho amor. También para ellos vale ese discurso de Bernardo sobre las llagas del Señor. 



jueves, 11 de junio de 2015

EL REINO SE PARECE A LOS SAGRADOS CORAZONES (FIESTA DE LOS SAGRADOS CORAZONES, 14 Junio 2015)

(Homilía del Domingo XI del Tiempo Ordinario, basada en Mc 4,26-34; Ef 3,8-19; Lc 2,51-52)

Después de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y de la memoria obligatoria del Inmaculado Corazón de María, los MSSCC tenemos, además, la tradición de celebrarlos unidos en una fiesta de los Sagrados Corazones. Comentaremos el evangelio de este domingo desde la óptica de nuestra espiritualidad.

“El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra” (Mc 4,26). En sentido propio, no es que el reino de Dios se parezca a un hombre, sino al poder del Dios del reino que hace crecer la semilla sembrada en tierra. Las palabras de Jesús nos remiten, pues, a las raicillas que crecen hacia el interior, y a la fuerza que la hace germinar desde el corazón que es la interioridad de cada persona. Cuando hablamos de “Sagrados Corazones”, también somos invitados a mirar “hacia adento y hacia arriba”.

“Él duerme…; la semilla va creciendo, sin que él sepa cómo” (4,27). M. Navarro hace notar que “la imagen recuerda de inmediato el vientre gestante de una mujer… En la mentalidad semítica la potencialidad se encuentra en la semilla, propia del principio masculino”[1]. En esta fiesta de “la Alianza del Corazón de Jesús en el Corazón de su Madre”, me parece oportuno remitirnos a lo que es “Primero”, según san Juan, y que nuestras Reglas llaman el “Principio Dinámico”[2]. Marcos recoge “la parábola de la semilla que crece por sí sola” (lo importante es el Amor de Dios que actúa, incluso cuando dormimos o nos ocupamos en otras tareas). Subraya lo que probablemente era la lección de la parábola del sembrador en boca de Jesús (“¡No dejen de sembrar, que siempre se recoge algún fruto!” Mc 4,8) y que luego la  catequesis de la comunidad alegorizó insistiendo en nuestra respuesta (“¿Cómo está preparado tu terreno?” cfr Mc 4,14-20). Marcos apela de tal manera a la confianza en Dios (“¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío!”) que los otros evangelistas prefirieron omitir esta parábola por miedo al exceso.

“Dijo también: ¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? Con un grano de mostaza… la semilla más pequeña, pero después echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden cobijarse y anidar en ellas” (4, 30-32). Parábola que nos recuerda aquella otra sentencia que se ha relacionado con el Sagrado Corazón:  “Aprended de mí que soy manso/tolerante y humilde de corazón y encontrarán descanso para su vida” (Mt 11,29). El maestro nos invita a la “humildad” (del latín “humilitas” y ésta de “humus”, la capa más fértil de la tierra) para crecer y encontrar reposo. A una total confianza que se basa en la aceptación de nuestra pequeñez y en la experiencia de su Amor que nos da refugio.

“La gracia de anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo” (Efesios 3,8 otra de las lecturas características de esta fiesta, y la relaciono como decía el P. Joaquim Rosselló, nuestro fundador: la espiritualidad del Corazón de Jesús es “el tesoro escondido en el campo de la Iglesia”). Este es el “Evangelio” para la escuela paulina: La manifestación del “misterio escondido, el designio eterno”. “De los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento”. Volvemos al principio: El Reino de Dios se parece a los Corazones de Jesús y su Madre, estamos enraizados y cimentados en el amor. El amor cristiano (que trasciende toda filosofía) sin exclusiones, para todos los pueblos y todas las personas y que puede llevarnos a “la plenitud total”.  El Papa Francisco ha resumido “la riqueza insondable” del Corazón de Cristo en el Jubileo (Año de júbilo, de gracia y perdón) de la Misericordia, que empezaremos el 8 de Diciembre, 50 aniversario de la conclusión del concilio Vaticano II:

“En este Jubileo dejémonos sorprender por Dios. Él nunca se cansa de destrabar la puerta de su corazón para repetir que nos ama y quiere compartir con nosotros su vida. La Iglesia siente la urgencia de anunciar la misericordia de Dios. Ella sabe que la primera tarea, sobre todo en un momento como el nuestro, lleno de grandes esperanzas y fuertes contradicciones, es la de introducir a todos en el misterio de la misericordia de Dios, contemplando el rostro de Cristo. La Iglesia está llamada a ser el primer testigo veraz de la misericordia, profesándola y viviéndola como el centro de la Revelación de Jesucristo. Desde el corazón de la Trinidad, desde la intimidad más profunda del misterio de Dios, brota y corre sin parar el gran río de la misericordia. Esta fuente nunca podrá agotarse, sin importar cuántos sean los que a ella se acerquen. Cada vez que alguien tendrá necesidad podrá venir a ella, porque la misericordia de Dios no tiene fin. Es tan insondable la profundidad del misterio que encierra, tan inagotable la riqueza que de ella proviene” (Misericordiae Vultus, 25).

“Todo se lo exponía (Jesús a la gente) con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado” (Mc 4,34). El deseo del papa de actualizar esta Buena Noticia ha provocado tensiones en la Iglesia porque remueve posiciones que se daban por inamovibles. Como “María conservaba y meditaba en su corazón” lo que no entendía. Así la espiritualidad del corazón –que es un “carisma”, “gracia o don concedido a algunos para ejercer un servicio a la comunidad”- puede ayudarnos a entender las dimensiones insospechadas del Amor de Dios.



[1] Cfr. Marcos (EVD, Estella, 2006, p. 160).
[2] “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y envió a su Hijo” (1Jn 4,10).





lunes, 8 de junio de 2015

FIESTA DEL CORPUS: BODAS DE ORO DE MI SACERDOCIO (LLUC, 7.6.2015)

Cada primer domingo de Junio tenemos el encuentro de las familias de los MSSCC de Mallorca en Lluc. Hoy, avanzando dos hojas el calendario, hemos celebrado los 50 años de sacerdocio que recibimos en el mismo Santuario el 10 de Agosto de 1965. Fuímos nueve los que nos ordenamos: 3 escogieron otro camino y formaron familia (Juan Sanz, Jesús Ullate, Pelayo Otazu), 1 pasó al clero dioceano (Francisco Muñoz) y quedamos 5 MSSCC: 3 ya nos precedieron en el camino del cielo (Jesús Alegría, Andreu Amengual y Guillem Celià), y otros dos (Ramon Ballester y Jaume Reynés) que los seguimos de a poco, renqueando.



Cada cual tiene su historia, pero es sabido que Ramon y yo nos hemos mantenido unidos con un estrecho vínculo de amistad. Los dos sintonizamos ante las variadas manifestaciones del arte. Ilusionados por un proyecto posconciliar de Iglesia y de Congregación, dedicamos muchas energías a la formación de jóvenes y al Santuario de la Moreneta, pasamos nuestros mejores años cerca de los pobres, y otros -cuando nos ha tocado-, en funciones de gobierno de la Congregación que no deseábamos. Ahora hablaré en primera persona, seguro que también Ramon podría contar un itinerario parecido . 


CÓMO RESUMIR 50 AÑOS: “Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él”(Jn 3,17). Este fue el lema que escogí para mi ordenación, y estoy convencido que no ha pasado de moda, antes al contrario, en el credo de los MSSCC y en la Iglesia del papa Francisco. Pero hoy me atrevo a confesar que en mi primera misa de Alaró, cuando desfilaba todo el pueblo para besarme las manos, me vino a la mente otra consigna que me pareció mejor. Pensaba en mi padre panadero, y en su disgusto porque ninguno de los hijos quiso continuar con el oficio que había salvado la familia, emigrada, del hambre. Querría haber expresado mi intención de continuar, a mi manera, lo que aprendí en mi casa: Me hago sacerdote para repartir “el verdadero pan del cielo. El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo” (Jn 6, 32-33).




EL PAN DE LA PALABRA DE DIOS: “La Escritura dice: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). Por eso me enviaron a Roma, durante 5 años, a cursar Sagrada Escritura, y toda la vida me he dedicado a este menester: Compartir con los hambrientos el pan de la Palabra de Dios. Durante 25 años en parroquias marginadas de Santo Domingo, 11 años en el Santuario de Lluc, en las clases de biblia a novicios y seminaristas, a Presidentes de Asamblea, catequistas, laicado misionero, a todo el Pueblo de Dios, he querido hacer rebanadas y levadura del Pan de la Palabra. De esto tratan los libros y libritos que he escrito.



EL PAN DE La EUCARISTÍA: “Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros” (Jn 6,53). Sé que fui ordenado sacerdote para celebrar la eucaristía. ¿Cuántas misas habré celebrado? A mí no me interesa tanto el número, sino los lugares donde las he celebrado. Recuerdo especialmente las misas en barrios pobres dominicanos del Ejido y la Gallera, en la loma del Chivo a donde no había llegado ningún misionero, las que tenía que subir a pie o en mulo, yo que nunca fui particularmente ágil… Las capillitas humildes que ayudé a construir, los días en que pudimos dejar una lamparita prendida en rincones abandonados donde nunca antes hubo reserva del Santísimo. Tantas comuniones repartidas, a veces con pereza, pero siempre gratificantes: Cuando volvía de las barracas insalubres, de un enfermo de sida, de una anciana ciega, de un enfermo con cáncer de boca, del hospital de los pobres!


EL PAN PARA LOS POBRES: También escuché las palabras: “Dadles vosotros mismos de comer… Señor, pero ¿no ves que son una multitud que no se acaba nunca?”. Ya no recuerdo tantos proyectos que me quitaron el sueño buscando como proveer las necesidades de los pobres. Los dispensarios médicos, las cooperativas de campesinos, los cursos de costura y de cocina por las mujeres, la canalización del agua, la electricidad que subimos con un hilo de alambre a lugares sumidos en la oscuridad, sin teléfono ni televisión… Los caminos sin asfaltar, las capillas cedidas como aulas, el “Liceo Juan Antonio Alix” que levantamos entre sudores y lágrimas, y en donde impartía formación, las becas para estudiantes pobres, los minicréditos para campesinos sin recursos, las reparaciones después de los ciclones, los puercos y las vacas que repartimos… La Iglesia me enseñó que la predicación y la eucaristía no se pueden separar de la caridad.




Y AHORA QUE ME HE RETIRADO de mis 25 años en el Caribe y del Priorato de Lluc y de la predicación más activa, ahora que cumplo 50 años de mi ordenación, comienzo a encontrar el sentido de aquellas otras palabras de Jesús : “Yo soy el pan vive bajado del cielo. El pan que yo doy para la vida del mundo es mi carne” (Jn 6,51). Cuando paso balance y veo que no he cambiado el mundo, ni he mejorado la situación de los pobres, ni he formado discípulos que continuasen la obra que no acabé… Entiendo que estoy llamado a vivir hasta el final lo que aprendí de tanta gente buena y de mi anciana madre: Nunca podremos abandonar los hijos que hemos parido, de una u otra manera, dejar de alimentarlos y de ayudarlos a crecer. Ahora que resisto el embate de las enfermedades y siento el peso de los años… comprendo cuál es mi vocación: Seguirme dando como un pan partido, como una copa de vino derramado. Esto es mi cuerpo, esta es mi vida… Esta es mi celebración del Corpus, y espero que sea también la de Ramon y la de todos vosotros también. Gracias a la familia que tanto me amó, a los amigos y amigas que me habéis acompañado en mi caminar.