miércoles, 24 de agosto de 2011

EVANGELIO JOVEN: Mal de amores (Dom 22 Jer 20, 7-9; Mt 16,21-27)


Propongo que nos centremos hoy en la primera lectura del profeta Jeremías 20,7-9: “Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste, me violaste. Yo era el hazmerreír todo el día, todos se burlaban de mí. Si hablo, es a gritos, clamando “¡violencia, destrucción!”, la palabra del Señor se me volvió escarnio y burla constantes, y me dije: No me acordaré de él, no hablaré más en su nombre. Pero la sentía dentro como fuego ardiente encerrado en los huesos: hacía esfuerzos por contenerla y no podía”.

Lectura en clave erótica: La vocación como un enamoramiento

“Me sedujiste: o bien, me has engañado, has abusado de mi ingenuidad. Jeremías se lamenta de haber sido engañado por Dios, es decir, de haber sido enviado a cumplir la misión profética sin conocer de antemano todos los sufrimientos que le iba a producir la fidelidad a esa misión.- El verbo hebreo traducido por seducir se emplea en otros textos para hablar de la violación de una joven virgen (Ex 22.16), o de la mujer que se vale de sus encantos para seducir a un hombre (Jue 16.5). Cf. también Ez 14.9” (Reina-Valera 1995).

“Como si el Señor hubiera requerido de amores al profeta (en papel femenino) hasta seducirlo. Hay que recordar que el Señor había prohibido al profeta casarse. Jeremías, seducido por bellas promesas, ahora se encuentra abandonado y hecho la burla de la gente. El grito de Jeremías es bivalente: significa ¡Violencia! Y equivale al grito de socorro de la muchacha amenazada, Es él quien padece la violencia de Dios” (L. A. Schökel). Hasta el extremo de llegar a jurar: “¡Maldito el día en que nací!” (20,14).

Quien ha sufrido mal de amores comprenderá el lenguaje de Jeremías. ¿Lo puedes aplicar tú también a tu experiencia de fe? ¿Compararías tu fe en Jesús a un enamoramiento? ¿Te has alegrado o has sufrido en su Nombre, te has comprometido por él en alguna tarea de evangelización? ¿Has experimentado el fracaso y la burla por su Causa, has sentido deseos de abandonarlo todo y huir? Orar al Señor con el apasionamiento de Job o de Jeremías no es blasfemia, sino muestra de gran confianza.

“Vencidos por amor: Angustia, dolor, desprecio... Sin embargo, todos los males juntos no consiguen apagar el fuego de Dios que habita en él. El aplastamiento al que se ve sometido ha podido reducir la llama a unas minúsculas mechas cuyos latidos son casi imperceptibles… Nos lo imaginamos después de cada combate cuerpo a cuerpo con Dios, extrañamente ebrio y desfallecido por el contacto, y balbuciendo una y otra vez: "¡Me has seducido, Señor! Me has agarrado otra vez y me has podido. Me has vencido, lo cual es lógico ya que juegas con ventaja. Tienes la carta escondida de tu amor irresistible, no hay quien ame como tú, quien como tú estremezca cuerpo y alma, nadie que pinte mis entrañas con los colores con que tú las pintas, quien me haga agonizar de gozo y éxtasis. Nadie, en definitiva, que me seduzca como tú sabes hacerlo, por eso siempre sales vencedor”. “De una u otra forma, podríamos decir que todos los amigos de Dios que se nos presentan en la Escritura han vivido una experiencia semejante a la de Jeremías".

El salmo responsorial 63(62) nos presenta de un modo plenamente sensual la de David, que ha conocido también la seducción de Dios. "Todo su ser, hambriento y sediento de Él, hace que su vida errante sea un terrible tormento; en esta postración se abre a Dios por medio de este bellísimo clamor: «Dios, tú mi Dios, yo te busco, mi alma tiene sed de ti, en pos de ti languidece mi carne, cual tierra seca, agotada, sin agua. Como cuando te veía en el Santuario contemplando tu fuerza y tu gloria, pues tu amor es mejor que la vida..." (63,2-4).

Música en el alma: Al igual que Jeremías, David pasa de la tristeza al gozo, del deseo a la plenitud, del rocío al fuego. Y no estamos poetizando, simplemente es que, a lo largo de este mismo salmo, le oímos musitar: "Mi alma se aprieta contra ti, tu mano me sostiene" (63,9). (Es un versículo que, por su intensidad, encontramos traducido diversamente: “Mi alma se ha enamorado de vos” (BCI), “Mi alma está unida a ti” (Biblia del Peregrino).

Mi alma se aprieta contra ti, susurra David ante el "brutal" derroche de amor de Dios hacia él. Mi alma se aprieta contra ti, Dios mío. Palabras que han deslizado como un murmullo millones de personas cuando se han visto sorprendidas, visitadas y abrazadas amorosamente por Dios. Mi alma se aprieta contra ti, Dios mío, parece decimos el apóstol Pablo abriéndonos confidencialmente su intimidad: "No vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí ..." (Gal 2,20). Oigamos a Pedro: "Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna" (Jn 6,68). Volvemos a las mentes de los discípulos y nos hacemos eco de lo que está corriendo por ellas: ¡Tú, nadie más que tú, tiene palabras que nos den la vida eterna!, y, al contacto contigo, nuestro espíritu jadea por esta Vida. ¡Nos sedujiste, Señor, con tu Evangelio, y nos hemos dejado seducir! ¿Donde quién vamos a ir?” (P Antonio Pavía, Misionero Comboniano). Enlace

Lectura en clave política: La vocación en clave de compromiso

“Supongamos que Jeremías pronunció estas palabras cuando, entregado a la venganza de los ministros, se hundía en el barro del pozo, adelantado de la muerte (Lean el cap. 38,1-13). Le han podido sus rivales, el Señor lo ha abandonado, su misión ha sido un fracaso, su vocación un engaño o seducción; mas valía no haber nacido…” (L. A. Schökel).

“A Jeremías le tocó vivir el dramático período en que se consumó la destrucción del reino de Judá. Una progresiva “globalización” política y cultural: ocupaciones, guerras, destrucción, asesinatos, y finalmente, exilio. Para Jeremías no existen ya estereotipos ni religiosos ni políticos. Había pensado que la pasión (seducción) por el sueño divino-humano se podía reflejar en determinadas instituciones, así como en la autenticidad y fidelidad del pueblo. Sin embargo no fue así. Es precisamente en ese contexto que Jeremías descubre que el verdadero sueño divino-humano es algo distinto, algo alternativo, algo que no se acomoda tan fácilmente. Más bien es como un fuego, que permanece ardiendo, como la zarza de Moisés (Cfr. Ex 3, 2), posibilidad de vida, de futuro diferente que permanece a pesar de. Este PERMANECER A PESAR DE es lo que inquieta a Jeremías. ¿Por qué permanece la esperanza, por qué permanecen los sueños, por qué permanecen las ganas de vivir, la iniciativa de la gente?...

Hoy, Nabucodonosor se manifiesta en el imperio neoliberal y en aquellas organizaciones que proclaman con voz potente que quienes no sigan sus ordenanzas serán arrojadas al “horno de fuego”, a la miseria, a la exclusión, a la insignificancia. Como entonces, hoy sigue habiendo quienes resisten, quienes no se postran ante el dios –la estatua de oro- construida por el imperio. Como los tres jóvenes de los que habla Daniel, hay quienes prefieren ser echados al fuego. Ni siquiera las políticas más inhumanas pueden calcinar su sueño de un mundo alternativo, su esperanza en la solidaridad de la humanidad, su confianza en la resistencia de los empobrecidos.. A estos incansables creyentes en la vida y en las posibilidades de la humanidad los anima, con conciencia o no, el soplo del Espíritu... El Espíritu que hace posible que en medio de las llamas, del aparente sinsentido, de la exclusión más injusta y dolorosa… los pueblos se mantengan en pie y no pierdan su dignidad, porque en medio de las llamas camina el Dios de nuestros padres y madres en la fe y con Él nos acompaña una nube de testigos (Cfr. Heb 12, 1)” (Giselle Gómez, La Palabra y la Vida).

Mt 16,21-27, el evangelio de hoy, dice: “El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga”.

Si te enamoras de Jesús, tendrás que pagar un precio. “¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su vida?”. Si te enamoras de la causa de los pobres, tendrás que cargar “la cruz de la injusticia, de la miseria y de la exclusión”. ¿Cómo se puede resistir en el compromiso cuando nos frustran todos los partidos políticos y estamos en una época de “sálvese quien pueda”? ¿Qué precio pagaremos cuando nos hacemos mayores y echamos la vista atrás por “rescatar la vida”, los sueños de nuestra juventud, las utopías que nos empujaron a comprometernos, las grandes causas que nos entusiasmaron? No apaguemos el fuego que todavía arde en nuestro interior porque puede ser el Fuego del Espíritu.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Dios nos habla en el desierto

(SAN HONORATO 17 Agosto 2011)

Preparamos un video para este aniversario de la fundación. Usamos algunas fotos de los que subieron a la cuna de la Congregación, con motivo del retiro del comienzo del Capítulo General. El lugar les pareció un privilegiado remanso de paz. Como texto y música ponemos simplemente una canción de Emilio Velasco, msscc, aunque la grabación es muy casera y la guitarra, después de los arreglos que le ha hecho Antonio Fernández, sigue sonando un poco estridente. Pero así también se podrá aprender y cantar en los diversos grupos.

Estribillo:

Vamos al desierto / para oír su voz;

es Dios quien nos llama, / nos habla al corazón (bis).

  • Amada soledad, montaña de Randa, / la morada de nuestro Fundador;

escarpadas rocas y empinados cerros / donde se siente mejor la presencia de Dios.

  • Es hora de buscar primero su Reino: / el desierto esconde la verdad;

un tesoro oculto, un oasis limpio, / fuente en que apagamos la sed de felicidad.

  • Tabor donde se goza de paz y consuelo, / deliciosa y dulce intimidad;

un cielo estrellado grita en el silencio, / su regazo traspasado invita a descansar.

  • Es un tiempo de gracia y bienaventuranza: / Dios se comunica al alma en soledad;

lejos del bullicio, cerquita del cielo / contemplamos con ternura a la humanidad.

  • Un pequeño lugar encima de un monte, / tierra buena en que el trigo germinó,

brota una espiga, maduran los frutos, / se prepara la cosecha de la salvación.

  • Retiro en que escuchamos juntos su Palabra / y aprendemos a dejar hacer a Dios.

Si el Señor nos habla, ¿quién no profetiza? / fuerte y suavemente nos empuja a la misión.

  • Abajo en la llanura hay mies abundante / que espera obreros del amor.

dejemos la altura, vamos a los valles, / que seamos fuego que abrase el corazón.

Un amigo me envía un correo diciendo que la música “suena pobre por la harmonización de los acordes”. Tiene razón, pero también constato que van llegando al Facebook algunos comentarios que me hacen pensar que hemos logrado el objetivo de abrir ventanas a nuestra celebración.. Son laicos y laicas amigos, de los grupos de JLmsscc de República Dominicana, de Italia, de España…. Los copiamos aquí.

· A Anca Pimentel, Sabrina Canofari, Pascual Ortiz, Brenda Ysabel Garcia, Marti Valles Mir les gusta esto.

Maria Taveras Me encanto el video padre Jaime, me dan unas ganas inmensas de volver a los tiempos en que todo mi tiempo estaba dedicado a mis actividades de la iglesia, aunque nunca me he alejado y de alguna u otra manera sigo trabajando en ella.

Anca Pimentel interesante me impactó la canción.

Ana Mariela Aguero Toribio buena motivación nos da la cancion, ojala muchos la puedan seguir.

Anca Pimentel Gracias muy interesante nos indica a buscar dentro de nuestros corazones.

Centro Comunitario. Hola Jaime, me parece excelente el video, tanto en la musica como el texto, son muy motivadores y nos invitan a avanzar en el proyecto de de Jesus. Muy bonito y motivador.

Sabrina Canofari Me gusta mucho y me parece muy directo en el trasmitir el mensaje, invitando a seguir lo que se recuerda en este video.. ."fuente en que apagamos la sed de felicidad".. "aprender a dejar a hacer Dios"

Ariel Jimenez bien chevere con el video motivador y da a seguir los pasos de nuestro fundador....

lunes, 15 de agosto de 2011

121 aniversario de los MSSCC (17 Agosto 1890)


Trabajo personal

En este nuevo aniversario de la fundación de nuestro Instituto, día en que vamos a renovar nuestra pertenencia cordial a esta familia misionera de los Sagrados Corazones, vamos a usar el material preparado por D. Echeverría para la Delegación del Plata.

"¿A qué vine?" "¿Por qué continúo aquí?"

“Competente socorro donde la vida reclama”

El Capítulo General nos propone como eje transversal del sexenio que estamos iniciando el tema-lema: “Competente socorro donde la vida reclama”.

“La afirmación del P. Joaquim Rosselló i Ferrà, cuando considera a la Congregación como un “competente socorro”, tiene verificación empírica, porque su panorama era el de la Iglesia local, que, en definitiva, es el único observable. Si alguna vez buscamos explicar en términos universales esta valoración, la pretensión quedará sin respuesta. Las ansias de grandeza universal son una fuente de frustraciones. Por tanto, vistas las cosas desde la óptica del P. Fundador, considerar a la Congregación como “competente socorro” puede ser muy realista, y siempre será para sus miembros una profecía. Toda profecía mira a la actualidad, por lo cual sólo la Congregación puede ser competente socorro en la medida en que sabe para qué está presente en una iglesia local, lo cual la hace sagaz, crítica y servidora, pero desde la llamada original, actualizada, y no se deja engullir por la rutina o por las ansias de hacer algo. Si la Congregación sabe para qué está en la Iglesia local, sacará las consecuencias para ponerse en misión” (J. Amengual Batle).

Trabajo personal

El P. Amengual nos muestra de manera empírica (en la biografía del Fundador) que la Congregación fue un “competente socorro” para Iglesia de Mallorca en los tiempos fundacionales.

¿En qué medida siento que mi Comunidad y mi Delegación son aquí y ahora “competente socorro donde la vida reclama”?

¿Qué otros pasos deberíamos dar para ser más fieles a esta consigna?

¿Dónde la vida reclama?

Dios, desde toda la eternidad, viene poniéndole el corazón y el oído a nuestros gritos y necesidades. Él ve y escucha el clamor de su pueblo. El libro del Éxodo lo relata muy bien en el capítulo 3, 7-10.

El Superior general en su carta para este 17 de agosto de 2011 nos dice:

Es tiempo de estar en permanente diálogo para que surja la novedad evangélica siendo “Competente socorro donde la vida reclama”, desde la misión compartida.

Este lema capitular nos desafía a disponer oído y corazón para la escucha cordial de la realidad, de los clamores de nuestro pueblo, de una humanidad que pide auxilio, que reclama vida en abundancia y que nos invita a renovar con más pasión nuestra opción por los traspasados.

Si nos acercamos al icono bíblico de Mc 7, 24-30 la mujer siro-fenicia o Mt 15, 21-28 la mujer cananea, “Jesús ten compasión, socórreme”, brota la dinámica de escucha al clamor del pueblo; procesos humanizantes de la relaciones al interior de nuestros grupos y comunidades; actitudes transformadoras en la vida cotidiana y en la misión compartida; y, unos rostros nuevos que nos desafían al diálogo intercultural al interno de la Congregación y en la misión.

En efecto, Jesús al vencer sus resistencias para abrirse a este encuentro y al diálogo con la diversidad cultural, de género, racial, religiosa… vive la denominada “crisis de Galilea”: replantea su misión y recrea la experiencia fundante del Amor incondicional. Esta mujer representa a los alejados, los excluidos, los que están lejos, pero buscan al Dios de la Vida. Conscientes de los nuevos rostros y los nuevos escenarios que caracterizan en la actualidad a nuestra Congregación, con contextos socio-económicos, políticos, culturales, religiosos y eclesiales, tan plurales, escuchamos la llamada del Dios de Jesús a reconocer y acoger la diversidad de los nuevos sujetos emergentes dentro y fuera de nuestra familia misionera, sus necesidades y reclamos” (Pere Riera)

Trabajo personal

El P. Joaquim y sus compañeros supieron ver, escuchar, sentir el clamor de su pueblo y de su Iglesia local. Nosotros, como pastores, también tenemos que ponerle el oído y el corazón a los gritos de nuestra gente para descubrir sus necesidades más profundas. A nosotros nos corresponde actualizar esta dinámica misionera en estos tiempos de refundación. Nos podemos preguntar entonces:

¿Cuáles son los clamores, gritos de auxilio, reclamos que más llegan a mis/nuestros oídos y conmueven el corazón y las entrañas?

¿Qué otros gritos no estoy/estamos escuchando?

¿Dónde siento que la vida reclama? ¿Quiénes reclaman? ¿Qué reclaman?

¿Cómo estoy respondiendo a esos reclamos desde mi identidad de varón, consagrado, misionero de los Sagrados Corazones y desde la cultura congregacional?

¿Qué más me/nos pide Dios hoy?

sábado, 13 de agosto de 2011

Consagración de los jóvenes al Sagrado Corazón de Jesús


El fin de esta catequesis es ayudar a los jóvenes a preparar la Consagración de la Juventud del Mundo al Sagrado Corazón de Jesús que realizará el Santo Padre Benedicto XVI en la próxima Jornada Mundial de la Juventud.

Consta de tres partes. La primera: Nos acercamos al Mensaje del Papa para la JMJ desde la perspectiva del Corazón de Jesús. La segunda: Hacemos un breve recorrido sobre la historia de la devoción al Corazón de Jesús. Y por último explicamos el sentido de la Consagración de la Juventud del Mundo al Corazón de Jesús.

I.- “Del corazón del hombre al Corazón de Dios”

1.- Si nos adentramos en las profundidades de nuestro corazón, todos encontramos el mismo deseo: queremos ser felices. Pero, ¿dónde y cómo puedo encontrar la felicidad?, nos preguntamos. La experiencia nos dice que la felicidad del hombre sólo se encuentra en la medida en la que su ansia de infinito es saciada. Dice el Papa en su mensaje: “El hombre está creado para lo que es grande, para el infinito”(Benedicto XVI, Mensaje para la JMJ 2011 Madrid)

Debemos dar un paso más. Ese deseo de infinito para el hombre se identifica con el deseo de ser amado por un Amor que no tiene límites. La respuesta a este interrogante nos la da la misma revelación de Dios: “Dios es Amor”. Dios se nos ha manifestado precisamente como el Amor infinito, eterno, personal y misericordioso que responde de un modo pleno a las ansias de felicidad que hay en el corazón de todo hombre. Por esta razón nos dice el Papa: “Dios es la fuente de la vida, eliminarlo equivale a separarse de esta fuente, e inevitablemente, privarse de la plenitud y la alegría: «sin el Creador la criatura se diluye» (Con. Ecum. Vaticano II, Const. Gaudium et Spes, 36 )” (Mensaje JMJ). Esto podemos verlo en las múltiples experiencias e intentos que han habido y hay en nuestra sociedad de construir un “paraíso en la tierra” al margen de Dios.

2.- El problema del corazón del hombre se resuelve sólo definitivamente en el encuentro con el Corazón de Dios. Al respecto, dice S. Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. La inquietud de la que habla el santo de Hipona se refiere a la dificultad para “alcanzar” el Amor como consecuencia de nuestra condición de criaturas; somos finitos y, más aún, somos pecadores. Una y otra vez tropezamos con la piedra de nuestro egoísmo, del desorden de nuestras pasiones que nos impiden alcanzar ese Amor. El corazón del hombre “necesitaba” de un Corazón que estuviera a su “nivel” y que por otro lado fuera omnipotente para sacarlo de su finitud y de su pecado. En Jesucristo Dios ha salido al encuentro del hombre y nos ha amado “con corazón humano”. En el encuentro del corazón del hombre con el Corazón de Jesús se ha realizado el misterio de la Redención: "Desde el horizonte infinito de su amor, de hecho, Dios ha querido entrar en los límites de la historia y de la condición humana, ha tomado un cuerpo y un corazón, para que podamos contemplar y encontrar el infinito en el finito, el Misterio invisible e inefable en el Corazón humano de Jesús, el Nazareno" (Benedicto XVI, Ángelus 1 de Junio de 2008).

3.- La revelación definitiva de ese Amor se nos ha dado en la Cruz. El amor que Dios nos tiene ha llegado al “limite” en la entrega de su vida. El Corazón abierto de Jesús en la Cruz como consecuencia de la lanzada del soldado es la mayor expresión de cuánto y cómo nos ama Dios. Dice el Papa en su mensaje: “Del Corazón de Jesús abierto en la cruz ha brotado la vida divina” (Mensaje JMJ). Así, en la Cruz, Jesús transforma nuestro “corazón de piedra” herido por el pecado, en un “corazón de carne”, como el suyo: nos da su amor y a su vez nos hace capaces de amar con su mismo amor.

4.- Del Corazón de Jesús, vivo y resucitado, brota la fuente en la que el hombre debe beber para saciar su sed infinita de amar y ser amado. Es, por tanto, en este encuentro personal «de corazón a Corazón» donde el hombre vive “arraigado y edificado en Cristo, firme en la fe” (Col. 2, 7). La santidad consiste en entrar de lleno en esta corriente de amor que brota del Corazón de Jesús. “El lema del Cardenal Newman: «de corazón a Corazón» nos da la perspectiva de su comprensión de la vida cristiana como una llamada a la santidad, experimentada como el deseo profundo del corazón humano de entrar en comunión íntima con el Corazón de Dios” (Benedicto XVI , Homilía en la Beatificación del Cardenal Newman).

II.- “He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres”.

La Iglesia a lo largo de los siglos ha ido profundizando en el significado del culto al Sagrado Corazón de Jesús. Muchos hombres y mujeres han encontrado en la contemplación de esta imagen del traspasado un camino muy válido para identificarse plenamente con Cristo y alcanzar la meta de la santidad.

Entre estos santos tenemos que destacar a Santa Margarita María de Alacoque (1647-1690), religiosa de la Orden de la Visitación en Paray-le-Monial, a quien Jesús se le manifiesta en la Eucaristía, revelándole el misterio de su Corazón: "He aquí el Corazón que ha amado tanto a los hombres y que no recibe más que ingratitudes y afrentas”. A lo largo de su vida, Santa Margarita enseñó a amar al Corazón de Jesús, acompañándole en la Eucaristía por medio de la Hora Santa, a consagrarse a Él y a ofrecer pequeños actos de amor en reparación de los pecados. También difundió la práctica de los primeros viernes de mes: confesión y comunión en reparación de los pecados. Fue beatificada en 1864 por el Beato Pío IX y canonizada en 1920 por Benedicto XV. Su fiesta se celebra el 16 de octubre.

Junto a esta santa tenemos que destacar a San Claudio de la Colombiere S.J. (1641-1682). Fue el director espiritual de Sta Margarita Mª. Será el encargado de propagar el mensaje del amor del Corazón de Cristo por los lugares más lejanos. Gracias a él, la orden religiosa de los jesuitas acometió la tarea de la propagación de la devoción al Corazón de Jesús.

El eco de estas revelaciones en la vida de la Iglesia fue tan grande que el Beato Pío IX el año 1856 proclamó para toda la Iglesia la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y el año 1899 el Papa León XIII consagró al Género Humano al Sagrado Corazón. Centenares de congregaciones religiosas dedicadas a la educación de los jóvenes, la asistencia a los ancianos y enfermos, las misiones, nacieron en este tiempo inspiradas en la espiritualidad del Corazón de Jesús. A lo largo del siglo XX los Pontífices han invitado continuamente a acudir al Sagrado Corazón como “el principal indicador y símbolo del amor con el que el divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres” (Pío XII, Enc. “Haurietis Aquas”).

La contemplación del Corazón de Jesús hoy fecunda la Iglesia con nuevos caminos de santidad y se presenta para los hombres de nuestro tiempo, necesitados de la misericordia divina, como un anuncio de esperanza para que “sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia, se establezca la civilización del amor, el reino del Corazón de Cristo” (Juan Pablo II, Mensaje al Prepósito General de la Compañía de Jesús, P. Peter Hans Kolvenbach, 5 de Octubre de 1986).

III.- Consagrarse al Corazón de Jesús para permanecer “Arraigados y edificados en Cristo y firmes en la fe”(Col. 2, 7)

La Consagración al Corazón de Jesús es un acto con el que los Jóvenes del Mundo presididos por el Santo Padre queremos dirigir nuestra mirada confiada a Jesucristo, para ayudarnos a vivir “arraigados y edificados en Cristo y firmes en la fe” (Col. 2, 7).

Se trata de revivir en nosotros la experiencia del discípulo amado que contemplando el Corazón abierto de Jesús en la Cruz, cree en su amor y se convierte en su testigo. “El que lo vio da testimonio” (Jn. 19, 35).

Es, por tanto, un acto de fe. Al consagrarnos al Corazón de Jesús el Santo Padre nos invita a confesar nuestra fe: “Creemos firmemente que Jesucristo se entregó en la Cruz para ofrecernos su amor; en su pasión soportó nuestro sufrimientos, cargó con nuestros pecados, nos consiguió el perdón y nos reconcilió con el Padre, abriéndonos el camino de la vida eterna” (Mensaje JMJ). Esta confesión la hacemos no sólo desde el conocimiento de las verdades que profesamos, sino como fruto de una relación personal con Cristo que se establece desde la confianza en el Amor de su Corazón. Además, esta confesión de fe, la realizamos unidos al Papa, a los obispos y pastores de la Iglesia, significando que nuestra “fe personal en Cristo, está vinculada a la fe de la Iglesia” (Mensaje JMJ). Es en el “corazón de la Iglesia” donde podemos experimentar el latido del Corazón de Cristo.

Es en segundo lugar un acto de esperanza. No sólo nos consagramos cada uno a su Corazón, sino que el Papa nos confía a “todos los jóvenes del mundo” al Sagrado Corazón de Jesús. En los jóvenes del presente se encuentra la esperanza del futuro de la Iglesia y de la humanidad. Con esta consagración, los jóvenes, expresamos con el Papa que “sin Cristo, muerto y resucitado, no hay salvación. Que sólo Él puede liberar el mundo del mal y hacer crecer el Reino de la Justicia, la paz y el Amor al que todos aspiramos” (Mensaje JMJ). Unidos en un “sólo Corazón”, pedimos con toda la Iglesia, “Ven Señor Jesús”, ayúdanos a los jóvenes del Tercer Milenio a ser artífices de la Civilización del Amor que se construye “cuando las personas y los pueblos acogen la presencia de Dios, le adoran en verdad y escuchan su voz” (Mensaje JMJ).

Por último la consagración es un acto de amor. Los jóvenes del tercer Milenio como el apóstol Tomás queremos “tocar a Jesús, metiendo la mano en las señales de su Pasión, las señales de su Amor” (Mensaje JMJ). Al consagrarnos “tocamos a Jesús”, renovando la gracia de nuestro bautismo con la que fuimos introducidos de lleno en ese Amor. Se afianza en nosotros el deseo de beber constantemente en las fuentes de donde brota la vida divina que son los Sacramentos, especialmente la Eucaristía y el Sacramento del Perdón. Y por último nos introducimos en su mirada misericordiosa para poder estar siempre cerca de los más pobres y enfermos, siendo para ellos manifestación palpable del Amor de Dios.

A imitación del discípulo amado nosotros también somos invitados a “acoger a María en nuestra casa”. La consagración al Corazón de Jesús la realizamos teniendo a la Virgen como especial intercesora y medianera. Ella que “acogió con fe la palabra de Dios” nos enseña a creer en el Amor, a confiarnos a Él y a ser sus testigos entre nuestros hermanos los hombres.

Foto: Segorbe - Castelló (de la web oficial)

miércoles, 3 de agosto de 2011

EVANGELIO JOVEN: Cuando los vientos soplan contrarios (Domingo XIX 1Re 19,9-13; Rm 9,15; Mt 14,22-33)

Mientras escribo este comentario, una tormenta tropical se aproxima a las costas del Caribe. Se me ocurre que podríamos ver las lecturas de este domingo como tres instantáneas de las tormentas que sufrimos cuando los vientos nos soplan contrarios.

La primera nos habla de la tentación profética de Elías. En una crisis nerviosa suplica al Señor que le deje morir, pues no soporta seguir huyendo como un perro, el único siervo de Dios superviviente. Entonces se arrastra hasta el Horeb, que es otro modo de llamar al Sinaí, donde se firmó el Pacto entre Dios y el Pueblo, donde arraigaron las raíces de la identidad nacional. Elías sube consumido por el celo, echando humo por las narices y fuego por la boca. Huracán, terremoto, viento, fuego son elementos ligados a su pasado turbulento, y también podríamos hablar del castigo de la sequía, del cuchillo, la sangre… Lo que no se esperaba el profeta es que Dios lo arrinconara en una cueva, como a un toro bravo, y que le quitara todas las banderillas. “Pero Elías, el fogoso e impetuoso, descubre al Señor en una brisa tenue, en un susurro apenas audible. Primero ha tenido que alejarse de la urbe, cruzar el desierto, subir a la soledad de la montaña; después ha tenido que descubrir la ausencia de Dios en los elementos tumultuosos; finalmente, acallado el tumulto, la voz callada trae la presencia que sobrecoge” (La Biblia de nuestro pueblo). Antes había experimentado su vocación profética como una voz que gritaba, denunciaba, mostraba el camino. Ahora hay que probar a ser el que duda porque no tiene todas las respuestas, el que resiste en silencio, el que se comunica con un susurro.

¿Nos dice algo a nosotros esta tentación de acallar la voz de la profecía? ¿Nos anima a abandonar el camino de la violencia, aunque sea en nombre de Dios?

La segunda, nos presenta la herida en el propio linaje del apóstol Pablo. “Siento una pena muy grande, un dolor incesante en el alma; hasta escogería condenarme lejos de Dios y de Cristo, si así pudiera favorecer a mis hermanos, los de mi raza”. Pablo ha jurado que Cristo es su vida, pero estaría dispuesto a perderlo todo para que se salven los de su familia y los de su pueblo. Es la crisis dentro de “nuestra misma casa”, allá donde sentimos división, indiferencia o rechazo a causa del nombre de Jesús. Pablo nos sitúa también en “la última frontera de la misión de la Iglesia: el diálogo con otras religiones”. ¿No has experimentado tú también que hay muchos caminos que llevan a la misma meta, que no debemos imponer nuestra verdad a nadie y que lo importante es encontrarnos en el servicio al necesitado?

El evangelio, la tercera instantánea, es una página muy gráfica sobre la tentación del miedo y la inseguridad. En la biblia, el agua, la tempestad y la noche con sus terrores nocturnos son símbolos de inseguridad, angustia y muerte. Y la hora del amanecer, entre las tres y las seis de la madrugada, es el tiempo en que Dios salva enviando a su ángel o resucitando a Jesús. E. Drewermann ve en el agua un símbolo de “todo lo que sentimos en la vida como inconsistente, infundado, abismal: el miedo a la muerte, el miedo al fracaso, el miedo a la falta de sentido, el miedo a las pulsiones del propio inconsciente, el miedo, sobre todo, a lo inacabado, lo informe”. Pedro es el discípulo que se hunde a pesar de su buena voluntad y de su coraje. ¿Quién podrá cogernos del brazo? La “luz de la otra orilla” que, para nosotros cristianos, brilló en Cristo; para otros, en otras tradiciones religiosas o humanistas.

¿Tienes la impresión de que te estás hundiendo en la vida? ¿Te das cuenta que Mt nos dice que seremos sacados del agua si seguimos el camino de Jesús?

martes, 2 de agosto de 2011

Ser competente socorro hoy y aquí (P. Joan Arbona, msscc)

La expresión del P. Fundador ser "competente socorro" últimamente me viene a la memória con frecuencia, y hoy al rezar el salmo 35 más se me ha iluminado.

Salmo 35 Bondad de Dios.

Señor, tu misericordia llega al cielo,

tu fidelidad hasta las nubes,

tu justicia hasta las altas cordilleras;

tus sentencias son como el océano inmenso.

Tú socorres a hombres y animales;

¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!;

los humanos se acogen a la sombra de tus alas;

se nutren de lo sabroso de tu casa,

les das a beber del torrente de tus delicias,

porque en ti está la fuente viva

y tu luz nos hace ver la luz.

Prolongas tu misericordia con los que te reconocen,

tu justicia con los rectos de corazón;

que no me pisotee el pie del soberbio,

que no me eche fuera la mano del malvado.

Han fracasado los malhechores;

derribados, no se pueden levantar.

¿Cómo es la MISERICORDIA de nuestro Dios?

El salmista, creyente del Antiguo Testamento, la define con imágenes de la creación y con actitudes que se complementan: "Misericordia, fidelidad, justicia; llega hasta el cielo, las nubes, altas cordilleras, como el océano inmenso". ¿Podemos imaginar una plenitud igual? Es total y global. Caminemos en cualquier dirección de los puntos cardinales, allí está presente Dios con todas estas cualidades que lo definen. Nos hace falta tener sintonizado nuestro más profundo ser para sentir y experimentar su presencia que no tiene fin...

Sumergidos en esta sintonía total es cuando el creyente convencido afirma: "Tú socorres a hombres y animales".

Sí, nuestro "competente socorro" es para los hombres y mujeres, reyes de la creación, pero también para la "obra de las manos de Dios". Todo ser viviente, ya sea mineral, animal o vegetal... y para este inmenso mundo, llamado tierra, que gira entorno al astro rey, el sol. El hermano sol de Francisco, que ilumina el día, le da calor, fecundación y crecimiento a todo lo creado...

Ser "competente socorro" HOY y AQUÍ. Nos exigirá dejarnos fecundar de "misericordia-justicia-fidelidad" y sembrar esta semilla "trinitaria" en el corazón y en la tierra que evangelicemos. Quizás como una pequeña "gotita" en medio del gran océano. Pero gotita como un poco de sal que da sabor: como un poco de azúcar que endulza la leche, café, maté, té.... Como consuelo a personas o familias marcadas por el dolor de la separación de un ser querido, por la enfermedad o por falta de trabajo, por incomprensiones... Intentando hacernos más discípulo y hermano de todos para compartir, iluminar y anunciar la Palabra de Dios en torno a la mesa familiar o "Iglesia doméstica". Dar esperanza a tanta gente que marcada por tantas imágenes negativas que nos llegan por el Señor TV que todos los días, por equivocación, nos presenta en nuestra propia casa todo lo negativo que ha pasado en nuestro mundo donde el egoísmo, el odio, la violencia no han sido vencidas.

Para ser "competente socorro" HOY pienso que hay que tener muy presente el Ecumenismo, la Ecología, la Inculturación, los emigrantes, la justicia a la mujer desvalorada por el machismo... Parejas rotas y nuevas parejas, niños y jóvenes sin estabilidad familiar, sin el gran regalo del amor-fidelidad, abuelitos arrinconados que estorban, madres solteras... Una Comunidad religiosa-eclesial de puertas abiertas, acogedora, más madre generosa que ley fría. Un misionero con pastoral compartida con laicos y que, en nombre de Jesús, visita a todas las familias, pero especialmente las más necesitadas de sentir y experimentar el amor misericordioso del Dios Abbá.

Que el P. Fundador y los Mártires del Coll nos ayuden a hacerlo realidad. Amén. Aleluya.

P. Joan Arbona (Barrio 22 de Enero)

Foto de J. Ariel Peralta (Santiago, RD)