sábado, 25 de julio de 2009

LA PASIÓN DE LOS CORAZONES




Hace años que mandé un libro al obispo de Sao Félix do Araguaia, y Pere Casaldàliga me respondió con la consigna que da título a estas páginas: “Unidos en la pasión de los corazones de Jesús y de María, que es el reino”.
¿Vale la pena seguir preguntando cuál es el principio que movía, motivaba y movilizaba a Jesús de Nazaret, cuál era su corazón en definitiva? ¿Vale la pena en este mundo - alérgico a la sensiblería-, hablar el lenguaje del corazón? ¿Es todavía el corazón una “palabra fontal” elocuente para nuestra generación extrovertida y des-centrada?
¿Hay que empeñarse en mantener el icono de los corazones de Jesús y de María unidos? ¿Ha calado suficientemente la imagen de “la admirable Alianza de corazones”, acuñada por Juan Pablo II? La espiritualidad del corazón ¿puede seguir siendo “el camino real, que reúne la multiplicidad en la unidad” del que ya hablaba la escuela de San Juan Eudes?
El lazo entre Dios y la criatura. El corazón de piedra y el corazón espiritual. La palabra popular que actualiza al Dios compasivo y misericordioso del Antiguo Testamento y al Dios amor del Nuevo. El hombre y la mujer, la tensión entre el cerebro y el sentimiento, el compromiso que complementa la contemplación.
Nuestra Iglesia ¿está renunciando a la pasión del Reino? ¿Vivimos con pasión el amor a Dios y el amor a la humanidad, un amor preferente por los pobres y sufridos?
¿Cómo podemos llegar a conformar una Iglesia que sea icono de la trinidad, a imagen de los Sagrados Corazones, servidora de la misericordia, de la ternura y del compromiso radical?
Nuestras Parroquias y nuestra pastoral en general, ¿cómo pueden llegar a tener esta impronta?
¿Cómo es la espiritualidad de los creyentes que buscan inspiración en la espiritualidad de los Sagrados Corazones?

Son estas algunas de las preguntas que plantearemos en este blog para la reflexión personal y el diálogo comunitario. Nacieron en la Congregación de Misioneros de los Sagrados Corazones, fundada por el p. Joaquín Rosselló. Pero ofrecidas ahora a todo el Pueblo de Dios y a las personas de buena voluntad que buscan “enunciar las verdades que proceden del centro” (Urs von Balthasar). Si alguno/a de ustedes quiere intervenir, será bien recibido.

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