Lograron modificar y suavizar algunas leyes. El P. Córdoba consiguió licencia para pasar a Venezuela, pero fracasó su proyecto de "predicar a aquellas gentes sin estorbo de los españoles". Los indios, en represalia, asesinaron a los misioneros. En una Carta al Rey se lamentaba de que la evangelización no pudiera separarse de la espada, porque entonces "pienso que se pudiera en ellos fundar, quasi tan excelente iglesia, como lo fue la primitiva" (Carta del 8. 5. 1517, en Doctrina Cristiana y Cartas. BCD. Santo Domingo, 1988, p. 158).
En 1516 lo volvieron a intentar en una nueva misión en Santa Fe. Bartolomé de las Casas fue la figura más señera en la defensa del indio, y de la que habría mucho que hablar en otros posts.
"La voz de Montesinos, porque era palabra de porvenir, encontró eco sonoro en Francisco de Vitoria, Dominico también, el más auténtico padre del Derecho de Gentes, autor de las Relectiones de Indis, obra que en el pensamiento humanista es la más rotunda y bella defensa de los derechos y deberes de la convivencia entre los pueblos. Tras Vitoria se sucedieron Francisco Suárez, Fernando Vásquez Menchaca y otros tantos, llamados a profundizar las doctrinas jusnaturalistas de la Escuela Hispánica del Derecho de Gentes... Y llegó entonces Hugo Grocio, quien le imprimió una factura laica y lo puso al servicio de las libertades que precisaba al capitalismo para ensanchar su horizonte y hacerlo universal. Contra la tesis del Mare Clausum, contra el monopolio de mares y tierras, se opuso la idea del Mare Liberum, de la libertad de comunicación y de la libertad de comercio. ¡Ya estaban ahí los nuevos tiempos!" (S. Jorge Blanco en la inauguración del monumento de Montesinos en S. Domingo, 12.10.1982).
Promoción liberadora
Juan Pablo II, al inaugurar la celebración de los 500 años en Santo Domingo (12. 10. 84), dijo: "... Ellos realizaron su tarea con libertad e intrepidez, sin cálculos sugeridos por astucias humanas. Por ello predicaron en toda su integridad la Palabra de Dios. Sin ocultar con el silencio las consecuencias prácticas que derivan de la dignidad de cada hombre, hermano en Cristo e hijo de Dios. Y cuando el abuso del poderoso se abatía sobre el indefenso, no cesó esa voz que clamaba a la conciencia, que fustigaba la opresión, que defendía la dignidad del injustamente tratado, sobre todo del más desvalido.
Pero la labor evangelizadora, en su incidencia social, no se limitó a la denuncia del pecado de los hombres... Por su parte, en la labor cotidiana de inmediato contacto con la población evangelizada, los misioneros formaban pueblos, construían casas e iglesias, llevaban el agua, enseñaban a cultivar la tierra, introducían nuevos cultivos, distribuían animales y herramientas de trabajo, abrían hospitales, difundían las artes... Cerca de cada iglesia, como preocupación prioritaria surgía la escuela para formar a los niños".
Recursos: Actualidad del sermón de Montesinos
¿Qué vamos a aprender de nuestra historia? ¿Qué consecuencias sacamos para hoy? Comentemos unos fragmentos del artículo de Víctor CODINA sj “El grito de Montesinos, ayer y hoy” Christus 786 (octubre 2011) 18-21, México)
“Han pasado 500 años, el contexto histórico, cultural, económico y político de América Latina ha cambiado. Pero desde América Latina sigue llegando al cielo el clamor de los indígenas y afroamericanos, de los campesinos, de las mujeres, de los mineros, de los niños, de los ancianos que piden justicia, dignidad, salud, trabajo, educación, libertad, respeto a sus culturas, el derecho a la tierra y al territorio, el poder “vivir bien”, una vida digna de seres humanos. Ya no es el imperio hispano-luso, son las multinacionales, las estructuras económicas neoliberales, los intereses del mercado…
También han surgido en estos últimos años voces proféticas, verdaderos defensores de los indios, Santos Padres de América Latina, como Proaño, Méndez Arceo, Laguna, Samuel Ruiz, Helder Cámara, Lorscheider, Pironio, Silva Henríquez, Romero, Angelelli…los documentos de Medellín y Puebla, la teología de la liberación, las comunidades de base, la vida religiosa inserta entre los pobres auspiciada por la CLAR…También ha habido reacciones del imperio de turno, ha habido mártires en todos los sectores de la Iglesia, desde obispos, s
acerdotes, religiosos y religiosas a campesinos, catequistas, indígenas, mujeres y niños, gente del pueblo.. Los sucesores de Fernando el Católico, el “sistema” no admite críticas ni cuestionamientos, nunca perdona ni olvida. La pasión de Jesús sigue presente y actual en el pueblo sufriente, en “los crucificados de la historia”.
Pero lo más doloroso ha sido que también desde las instancias eclesiales ha habido incomprensiones, críticas, condenaciones y descalificaciones, a obispos, teólogos, comunidades de base, vida religiosa inserta, la CLAR, se ha frenado a los ministerios de los diáconos indígenas…
Algo nuevo está naciendo
La historia nunca se repite, el contexto político, social y eclesial ha cambiado profundamente, no sólo desde tiempos de Montesinos sino también desde el final del siglo XX. Bastan algunas pinceladas impresionistas.
Vivimos en un mundo post-marxista y post-moderno. En América Latina ya no estamos en los años 80, las dictaduras han dado paso a democracias, surgen algunos gobiernos de corte popular, que en medio de mil contradicciones y ambigüedades, buscan revertir la situación de pobreza y discriminación del pueblo. El continente olvidado ahora es África que también ahora comienza despertar.
Emerge en el mundo globalizado de hoy una gran crisis económica, energética, ecológica y civilizatoria. Ha caído el muro de Berlín, pero también han caído las torres gemelas de Nueva York. El modelo económico actual naufraga, a pesar de sus continuas reflotaciones. Los desastres ecológicos son señales de alerta roja. Chernobyl y Fukushima simbolizan la crisis energética y los peligros de querer ser aprendices de brujo. Estamos ante un cambio de época, de paradigma, los terremotos y tsunamis no son sólo desastres telúricos, sino que simbolizan la crisis de toda una civilización moderna y técnica, orgullosa de su progreso.
A nivel eclesial también hay terremotos y tsunamis. Después del carácter claramente restauracionista de los últimos pontificados y a pesar de grandes concentraciones masivas religiosas y de los show mediáticos que parecen insinuar que nada pasa, la barca de Pedro se zarandea en una crisis que desde el tiempo de la Reforma no se había visto. Los escándalos sexuales son sólo la punta del iceberg de una profunda crisis, algo huele a podrido…La cristiandad ha explotado aunque su agonía sea lenta. Jóvenes y mujeres abandonan silenciosamente la Iglesia. En América Latina los representantes oficiales de la Iglesia ya no son, como en tiempo de Montesinos, la voz de los sin voz, pues los pobres y los indígenas ya tienen voz propia. Muchos piensan que la teología de la liberación ya ha muerto. A Roma ahora la preocupa sobre todo la teología asiática del diálogo inter-religioso.
En medio de esta caótica situación mundial y eclesial, en medio de esta crisis, en esta noche oscura, hay signos apocalípticos de que algo nuevo está naciendo, hay nuevos sujetos emergentes en la sociedad y en la Iglesia: jóvenes, pobres, indígenas y afros, mujeres. Se escucha el grito de que “otro mundo es posible”, también de que “otra Iglesia es posible”.
Como en los orígenes de la creación, en medio de la noche y del caos reinante, el Espíritu genera vida (Gn 1,2) y hace nacer un mundo nuevo, diferente. Este caos anuncia dolores de parto de la creación (Rm 8,20), los centinelas divisan que los almendros comienzan a florecer en medio del invierno mundial y eclesial. El Espíritu del Señor está activo, estos signos de muerte son preludio de resurrección, la piedra del sepulcro comienza a removerse, las mujeres son las primeras en darse cuenta y en creer en la resurrección (7).
En este nuevo contexto el grito de Montesinos también vuelve a resonar de nuevo: “¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño letárgico dormidos? Tened por cierto que en el estado que estáis no os podéis salvar”. Es necesario cambiar de rumbo, despertarnos, tomar conciencia de que algo nuevo está naciendo (Is 43, 19), porque, hoy como ayer, el Señor quiere hacer todas las cosas nuevas (Apoc 21,5). En América Latina todavía estamos en tiempo de Adviento…”