domingo, 16 de agosto de 2009

125 ANIVERSARIO DE LA CORONACIÓN DE LA VIRGEN DE LLUC (2)




En la preparación del Año Jubilar, nuestra comunidad se preguntaba con cuáles perfiles deberíamos presentar -en los umbrales del siglo XXI- la imagen de María que se nos ha encomendado. Monseñor Jesús Murgui la ha dibujado “Madre de Dios y Discípula perfecta del Señor” (Pastoral 2008). Siguiendo los Evangelios y los Hechos, la ha mostrado como “modelo de la fe en el Nuevo Testamento”. Un recorrido por las palabras y actitudes de María que deberemos repasar más de una vez en nuestra meditación personal y en la predicación del Santuario. Pero nosotros queríamos encontrar, además, la mirada especial de que hablaba el obispo Pere Joan Campins con que cada generación contempla la Imagen plurisecular y de ella recibe una nueva iluminación para su vida (“una intuició nova…, influències abans no sentides” , Pastoral 1908).

La cuarta estación es en el Camarín de la Santa Figura. En ella recogemos los rasgos de la Mariología que decidimos subrayar en este Año Jubilar e insinuamos una primera evaluación de los resultados obtenidos.

Madre de misericordia: “Lo más importante es el evangelio de la misericordia de Dios. Y si el anuncio evangélico es de salvación, no olvidemos que sólo salva la misericordia de Dios”. El obispo habla de que su icono es la parábola de Lc 15 (Pastoral, p. 55). Nosotros decidimos presentar a la Virgen como icono de la misericordia divina. Expresado en el himno del Año Jubilar que adaptó un antiguo texto de Ramón Llull, musicalizado por el maestro B. Bibiloni y titulado: “El vestido de la Virgen” (“La gonella de la Mare de Déu de Lluc”). Conecta con la moda actual de los vestidos de marca. La sangre que brotó del corazón trapasado era la marca de Jesús (“era vostra gonella e vostre mantell”, R. Llull, Contemplació III, 112). Por esto nosotros, que somos sus Amigos/as, deberíamos preferir el “color rojo” que es el mismo look de nuestro Amado (Libro de Amigo y Amado, 91.262). ¿Cuál es el vestido de marca de la Virgen de Lluc? Llull señala “precisamente las notas distintivas de la conversión que debe suponer el jubileo con la Reconciliación sacramental y la indulgencia: contrición, confesión, satisfacción, perdón y don de gloria” (Pastoral, p. 59). Si Jesucristo vestía ornamentos colorados, nuestra Señora viste de azul celeste (color de la misericordia) y de verde (color de la esperanza). Ella convierte “la desesperanza de los pecadores en esperanza...” Pero también esperanza para quienes sufren guerra, soledad, violencia de género y, sobre todo, para los pobres (“de les dones quan són llurs fills malalts e quan han mals marits, nostra Dona és esperança, e dels pobres nostra Dona és esperança"). ¿Cómo ha percibido la gente esta primera nota mariológica? Posiblemente como una verdad que se llevaba dentro desde antiguo, pero que no se proclamaba con tanta fuerza. Novedad que deberá asumirse poco a poco, así como la gota persistente deja su huella en la peña y hace surgir el pequeño musgo. La escolanía ha llegado a interpretar el himno con expresividad, con el texto en las manos del pueblo y precedido muchas veces de una monición. Al subir la mayoría de peregrinaciones cuando no estaban los blauets, todavía nos queda la tarea de popularizarlo...

Madre de los pobres: A la Virgen de Lluc el pueblo la llama la moreneta, en la tradición de vírgenes negras o mestizas . Desde tiempos inmemoriales los poetas abrieron una investigación sobre el color de la Virgen. Como pregunta O. Saltor: Di, Señora de Mallorca, ¿quién te dio la tez morena? / ¿Fue el salitre de los mares o fue el humo de las velas? J. Mª. Miró Llull responde: ¿Y cómo iba a ser la hija de una tierra famosa por el sol que tuesta la piel y la naturaleza? (“De l’illa clara, / lluenta, / assolellada... / terra i sol”). El castellano Lope de Vega aporta el motivo teológico: Es por gracia de su Hijo Divino “que del Sol de mis brazos estoy morena”. El catalán J. Verdaguer llega al juego galante entre segadores (“Lo blat es ros / com Vos , / hermosa Moreneta) y pastores (“Angels d'alas d'or / vos farian ombra; / Vos no 'n voleu, nó, / voleu ser pastora”), que acaba en empate: Es madre de todos, de segadores, pastores, villas y pueblos (“Moreneta 'n sòu, / moreneta y rossa”). Los antiguos Gozos lucanos del s. XVII avanzaban un paso más: Es morena por el mucho sufrir (“Per les passades dolors / morena sou en figura”). Actualizando el argumento, nosotros intentamos llegar a la frontera donde se hermana la maternidad universal y la solidaridad con los desheredados: Morena porque es madre de los pobres, hermana de los emigrantes sin papeles, ¡todos somos palestinos! (“Mare de Déu morena, / natzarena nadiua, / oriental i nòmada, / palesa palestina. / Si vegeu qualque túnica, / tapant els ulls un vel... / ¿Li deis: salam aleiku, / Pau a Jerusalem?” J. Reynés). ¿Cómo se ha percibido esta segunda nota mariológica? Podemos decir que nuestra comunidad predica con más insistencia esta mariología de los pobres. Antes el Santuario se relacionaba sobre todo con los pobres enfermos y discapacitados, hoy se añaden imágenes de presos en rehabilitación y de inmigrantes (europeos del Este, latinoamericanos, africanos y algunos árabes y asiáticos).

Madre ecuménica: Mallorca se ha convertido en la plaza mayor de Europa, y por eso nos pareció conveniente destacar el aspecto ecuménico de los nuevos mallorquines. Nuestra escolanía habla una media docena de lenguas. Mons. Murgui asegura que nuestra Iglesia (gracias al turismo y a la emigración) ya respira con los “dos pulmones” de Occidente y Oriente. María es «maestra y compañera” en el camino del ecumenismo por su docilidad al Espíritu Santo (Jutta Burggraf). En su capilla reprodujimos en grandes paneles (traducida a diversos idiomas y destacando el árabe, lengua del doctor iluminado y parece que del futuro que se avecina) el Ave María de Ramón Llull, pidiendo que nos haga ante su trono procuradores de la gran ekumene. A nuestra Madre de Lluc se le han encomendado las comunidades greco-católicas ucrania y rumana, y es conocida la alta veneración que le tiene la iglesia bizantina y el respeto con que se la reforma la llama: la primera discípula, el judaísmo: hija de Israel, el islam: madre del profeta e incluso los no-cristianos: la Señora. Aquí hacemos también memoria de los misioneros y misioneras mallorquines esparcidos por el mundo para anunciar el Evangelio del Reino. Como recuerda el obispo, “los distintos aniversarios han tenido siempre una dimensión de valoración de la cultura propia y de diálogo de ésta con la fe”. De ahora en adelante quisiéremos, además, valorar el diálogo interreligioso y el ecumenismo. ¿Cómo se ha recibido esta tercera nota mariológica? Esperamos que nuestro Aniversario haya otra piedrita más en el camino del ecumenismo. Largo camino a recorrer, sin euforias ni ingenuidades, con mucha pedagogía, humildad, perseverancia y creatividad…

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