Unos hombres saduceos (declaradamente uncidos al poder, codiciosos y machistas), dijeron a Jesús:
¿De qué sirve a una mujer que haya resurrección, si está condenada a tener siempre un hombre que la posea y la domine con el fin de conseguir descendencia o alguna heredad ambicionada? ¡Para ser esposa de 7 maridos, mejor que la pesadilla termine algún día! Y si los muertos no resucitan, comamos y bebamos que mañana moriremos…
Y él les respondió: Siempre hablan de parte de los victimarios y no de las víctimas. pero se equivocan al pensar que el Reino funciona como este orden presente. Allá no se casan en régimen patriarcal (viven “como los ángeles”) y sus relaciones son “como hijos de Dios”. No es Dios de muertos, sino de vivos; todas y todos están presentes en su corazón de Padre. Por esto quienes mantengan firme la esperanza de la resurrección (en otra vida posible, que es la nueva del Reino), son capaces de empezar a vivir en este tiempo “como si ya hubieran empezado a resucitar”.
Para profundizar más el evangelio de este domingo, pueden leer: Lucas 20,17-38 y el comentario de X. Pikaza .
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