Queridos hermanos,
escribe el P. Joaquim Rosselló que
aquel 17 de Agosto de 1890 “la campana de la Ermita con repiqueo nunca tal vez
tan desusado anuncia la fundación” (NC XII, 52). Todavía repica cada año,
anunciando el comienzo de noviciado (8 en Butare, Rwanda), la primera profesión
(2 en Santiago, RD y 8 que ya la adelantaron una semana en el país de las mil colinas),
la renovación de votos por otro año (3 de Rwanda, 14 de Camerún, 2 de S.
Domingo, 1 providencialmente en el mismo Sant Honorat), o por toda la vida (los
demás congregantes); tengamos en cuenta también la renovación de la promesa de
algunos Laicos Misioneros asociados a la Espiritualidad y Misión de la
Congregación.
Este año repica la campana convocando
a Capítulo General, para hacer expresa renovación del proyecto que impulsó el
P. Pere Riera, nuestro recordado Visitador General. Nos llama a empeñarnos
seriamente en la evaluación, en la programación, en las elecciones, en el
discernimiento de nuevas formas de autoridad en nuestra familia religiosa.
Y nos llega el repique de una
campanita desde el Sur profundo de la Patagonia argentina (de Ingeniero
Jacobacci, Río Negro), que celebra el 25 aniversario del traspaso del P.
Francisco Fernández Salinas (recordado por todos como P. Paco). El P. Daniel E.
Echeverría, delegado del Plata, y el P. Cándido Del Val, pionero y compañero en
la aventura patagónica, representan a nuestra Congregación en este evento.
No tenemos intención de beatificar
nuevos santos, y mucho menos imponerlos a nadie, pero tampoco descuidar el
modelo de los que guarda en lugar destacado la memoria de nuestro pueblo. El P.
Paco encarna para mucha gente un modo de ser Iglesia y de ser MSSCC,
emparentado con las grandes intuiciones del Vaticano II. Con esta ocasión le
pareció oportuno al Consejo General, a la Delegación del Plata y a la Fundación
MISSIONE PATAGONIA ONLUS dar a la imprenta unos materiales
que yo mismo publiqué en la web de la Congregación (www.msscc.org en el blog
“Con el corazón en la mano”), con motivo del 20 aniversario.
Reproduzco aquí cierto Itinerario
de Espiritualidad hacia los últimos de la tierra (que encontrarán al final del libro y conformado por los
siguientes elementos)
• Espíritu de oración
• Celo misionero (compartido con
religiosas y laicado)
• Inculturación en la Iglesia local
• Teología de la Liberación
• Espiritualidad de los SS. Corazones
(Identificación con el Traspasado)
1.
Desde el principio, Paco alimentó un fuerte espíritu contemplativo.
“Nuestro espíritu de contemplación tiene un carácter eminentemente apostólico.
En la oración reconocemos la acción de Dios en la historia, y toda nuestra vida
es solidaridad con los hermanos, sobre todo con los pobres y con los que
sufren” (Reglas, 57). La “Red de Solidariedad Misionera” se conecta, se
alimenta, se intercomunica de un modo casi carnal, a través de la adoración
al Santísimo.
2.
El equipo misionero se va configurando con nuevas vocaciones y
ministerios de los diversos estamentos del Pueblo de Dios. Las religiosas,
entre las que sobresalen las Hermanas de San José, parejas de matrimonios
jóvenes al frente de la comunidad, grupos de laicos adultos, incluso los
cursillistas, empiezan a salir de la zona urbana a los extensos campos.
3.
Su programa de inculturación: “Estar con el pueblo, partir desde
el pueblo, escuchar al pueblo, trabajar con el pueblo y desde el pueblo”. Su
opción preferencial fue por los mapuches y son los mismos indígenas quienes lo
llaman hermano y parte de su movimiento.
4.
La Teología de la Liberación como espiritualidad que lo mueve y
alimenta. “Tanto en Argentina como en Italia, aparece con más lucidez que las
heridas del pastor Paco están relacionadas con los golpes que recibe el pueblo
mapuche, las ovejas que se quieren liberar La contienda no es por unas migajas
caídas de la mesa del primer mundo, ni meras obras de promoción humana como una
ONG más. Lo que se juega en Jacobacci es el proyecto de liberación de Medellín.
Un pueblo multisecular que se pone de pié, la Resurrección del Señor que despliega
su poder en la historia y en una geografía” (J. Reynés). “Sí, viendo a Paco,
podemos decir decididamente que la Pascua es posible. Pero no sólo la Pascua de
Jesús, sino nuestra Pascua y sobre todo la Pascua de los que sufren la injusticia”
(B. Alemany).
5.
La Espiritualidad de los SS. Corazones: “¿Dónde había aprendido Francesco
aquella riqueza de su formación, tan apreciada? Él era un hombre - sacerdote
- misionero de los SS. Corazones. “El credo” que los misioneros pronuncian al
entrar en la Congregación (…) se convertirá en el hilo conductor de toda su
vida. P. Francesco ha vivido plenamente, sobre todo el aspecto social de la
espiritualidad sacricordiana, referente a los Sagrados Corazones de
Jesús y de María. Una ampliación y concretización de la devoción al Corazón de
Jesús, que se ha manifestado más claramente después del 1600 (apariciones de
Paray-le-Monial). Francesco era un sacerdote religioso, no diocesano,
que obedecía una regla de vida basada en el evangelio y especialmente en
aquella parte del Corazón traspasado de que habla San Juan 19.
Congregación fundada por el P. Joaquín Rosselló, que marcó a sus hijos
espirituales “la búsqueda del Reino” como objetivo, por la vía de la unión y
la contemplación. La vida apostólica, en consecuencia, es “prender este fuego
en todos los hombres”. Francesco sopla sobre este fuego dormido en cada
persona para reavivarlo. Misionero del “fuego de Dios”, aquel que Jesús de
Nazaret ansiaba prender en la tierra, y por el cual había bajado del cielo”
(Anna Mª. Ercoli).
“Para sorpresa nuestra, muchos lo descubren como un auténtico Misionero de los Sagrados Corazones. Él que nunca había destacado por sus estudios del carisma o por su dedicación a las tareas congregacionales. Jamás resultó elegido para ningún Capítulo, Junta o comisión de renovación. Y, sin embargo, quienes lo conocían descubrieron que Paco estaba enamorado del Corazón de Jesús, que invocaba a los SS. CC. continuamente. Era un hombre convencido de que su misión procedía del amor de Dios y que los SS. Corazones peregrinaban con él. Envidiable síntesis que conectaba el sufrimiento de los “pequeños” con el amor y espiritualidad de los Sagrados Corazones. Paco había hecho de ellos su principio dinámico y la unidad de su vida de que hablan las Reglas de su Congregación. Cuando llega el crisol de la enfermedad, que no puede explicarse racionalmente, se impone un salto cualitativo. Muchos empiezan a sospechar que Dios tiene algún pacto secreto con él: “Vos debés estar muy adentro del Corazón del Padre” (C. Calgaro). “Los SS. Corazones te han elegido como el predilecto de su ternura y amor para que entendamos muchos (congregantes o no) el mensaje redentor del dolor y de la entrega” (J. Alegría). Con su jadeante carrera llegará a profundizar líneas ascéticas y místicas de purificación en el amor, de ofrenda como víctima expiatoria, de identificación con el Crucificado...” (J. Reynés).
“Paco, que une sus dolores a los dolores del Corazón
de Jesús y al de María, nos está diciendo que nuestros corazones también tienen
que estar traspasados por el dolor y la causa de los más marginados” (Bernardo
Alemany).
Que el Señor nos bendiga con el don de entrar en la preparación del
nuevo Capítulo, con ilusión y compromiso. Avivemos su espíritu renovando
nuestro Acto de fe en los Corazones de Jesús y de María: Creemos en el poder del amor que animó al P. Paco y a tantos hombres y mujeres que nos precedieron en servir hasta la muerte. Creemos que la salvación nos llega por la Santa Cruz
y la Resurrección del Señor. Nos comprometemos a buscar en primer lugar el Reino de
Dios por las vías de la contemplación y de la misión que
busca por todos los medios posibles la salvación de los
hombres.
A pesar de la homogeneización y de la crisis
capitalista,
mantendremos que el Sur también existe
y pondremos nuestra esperanza en la fuerza de los
débiles.
No separaremos la contemplación de la evangelización
ni la promoción de la liberación.
Lucharemos contra toda forma de clericalización de la
Iglesia
para que los laicos asuman su vocación y desarrollen
sus carismas
y juntos compartamos la pasión de los Corazones de
Jesús
y de María, que es el Reino. Amén.
Fotos: Espadaña de la Ermita, P. Paco y mapas de la misión patagónica