martes, 24 de mayo de 2016

La voz más profética del Episcopado español





Anoche asistí a una cita de excepción. Cáritas nos trajo a la isla la visita del franciscano Santiago Agrelo, obispo de Tánger, en la frontera con Marruecos. Nos reunimos a salón lleno, en el mismo lugar donde hace unos días habló el cardenal Müller, en la Jornada de Cristo Sacerdote, dicen que en desacuerdo con la apertura del papa Francisco. No fui testigo de primera mano,  no me apeteció acudir.
Don Santiago debe ser el obispo de la Conferencia Episcopal Española que habla con más autoridad evangélica en defensa de los pobres. Pobres que no se quieren ver y se tapan tras calificaciones que los deshumanizan: Sin-papeles, ilegales, emigrantes… Como si fueran la gran invasión del sur que hace peligrar nuestra seguridad y bienestar. Don Santiago se declara decepcionado por igual de los 4 partidos más grandes que se presentan a las elecciones, sin propuestas en sus programas para estos hombres, mujeres y niños maltratados, huidos, hambrientos. Como si no hubiera derechos humanos. Como si fuera un delito soñar en un futuro para su familia, tener una pizca de esperanza... Como si tuviéramos la propiedad de los bienes y ellos… la mala suerte!
Agradeció la feliz idea de haberlo llevado por la mañana a visitar las playas del Arenal: Quedó impactado por la legión de negritos cargados de sombreros y gafas entre blancos que desean ponerse morenos, emborrachándose de cerveza y abundancia.
Lamentó con franqueza la esquizofrenia de nuestra Iglesia española: Una pila de documentos bien hechos, difíciles de leer, desmentidos por la TV católica y una práctica cobarde y cómplice. Falta de convencimiento de que nuestro lugar –por impositivo evangélico- es siempre con los maltratados y sufridos, aunque sea contra razón y “contra Dios mismo” (que dijo Benedicto XVI).
Confesó que había venido tras las huellas del VIIº Centenario de Ramon Llull. Enamorado de su amor por la verdad, por la búsqueda de la verdad (amor a la vida, al hombre, a Jesucristo, a la Iglesia). Su amor por el diálogo (respetuoso, con todo el mundo, sin imposiciones).
Me vinieron a la memoria otros encuentros que han dejado huella en mi vida: Con Hélder Cámara en Barcelona, Oscar Romero en Santo Domingo, Juan Gerardi en Guatemala, Ernesto Cardenal en Madrid… Santiago Agrelo en Palma…

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