domingo, 17 de marzo de 2019

HOMILÍA DEL IIº DOMINGO DE CUARESMA 2019

Transfiguración de Julia Stankova

TRANSFIGURACIÓN

Hay múltiples maneras de leer la Biblia.
Conozco diversos métodos aplicados al relato de la transfiguración.
Así, por ejemplo, echando mano a la historia de Abrahám y Sara, su princesa.
Se comienza oteando el firmamento y no renunciando a contar las estrellas
Lo mismo que el Principito desplazado de su asteroide.
“Cuenta las estrellas..., si es que puedes contarlas” (viejo!).

“Abrahán creyó al Señor y se le contó como justicia”.
(Abrahán y su princesa, claro, y el séquito  entero de nómadas).
No porque él lo mereciera, sino porque el Señor
hacía Alianza con ellos.

        Hay que recoger todas las ofrendas,
Cortarlas por el medio y destriparlas, pero sin descuartizar las aves.
Estar dispuesto a pasarse la noche en vela
espantando a los buitres voraces.                  Entrar en el sopor del sueño y en el éxtasis,
permitir que el temor sagrado nos envuelva con su manto de oscuridad.
Dejar que Él pase con su antorcha encendida, que no llega a quemarte.
Creer que aquel día el Señor concertó su Alianza con nosotros
y con nuestra descendencia que nos sobrepasa infinitamente,
y que toda la Geografía es bendecida para siempre
por una Promesa que nos transfigura el Viaje.

El segundo modo nos lo enseña Lucas, el griego
Foto de Tomeu Martorell
Amante de la literatura y de la oración.
¿Crees que para transfigurarse hay que subir
No importa cuál sea la montaña? Desde luego
no pienses en la península del Sinaí de Moisés
ocupado por los israelitas, ni en el monte Carmel
De Elías iracundo (un día estuve allá y no me transformé).
Tampoco en un hipotético Tabor (donde se sabe
que Herodes mantenía un ejército acampado).
Hay que elevarse, simplemente,
para orar. Espabilar los ojos, aunque nos caigamos de sueño.
Así entraremos en Gloria si escuchamos la voz del Elegido...
Pon un momento de éxtasis. Después hay que bajar al valle
y descubrir a Jesús solo solo.
Como decía Fina García, la cubana,
“Hasta ahora él les había mostrado sus palabras,
pero ahora les ha de entregar también su silencio,
hasta ahora ellos han conocido su compañía,
pero ahora les ha de entregar también su soledad”.

Mi soledad de seguir camino de Jerusalén
en la cotidianidad sin ángeles ni visiones.
La urgencia de acompañar a los solos y abandonados
Como Jesús, hasta el final.

          Es una gracia
Que mañana sea lunes, pero con ojos transfigurados.

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