viernes, 14 de diciembre de 2012

LOS PROFETAS de M. Avilés Blonda (4)



4 JEREMÍAS, SIGNADO POR EL FUEGO

4. 1 "Igual que una mujer traiciona a su amante" 3, 20

El poeta empieza definiendo al pueblo con la vigorosa imagen conyugal de Jeremías. Una nación "como hembra veleidosa, de lúbricas caderas", adultera con "el travieso amante de un minuto". Pueblo Puto que se olvida "del calor donde creció su fuerza".

4. 2 "Antes de formarte en el vientre te escogí" 1, 5

Es la vocación totalmente gratuita, antes de todo merecimiento (5 veces repetido en el poema).
"Y así, yo, hijo de Helcías,
uno más entre tantos sacerdotes,
recibí la palabra
antes de hacerme lengua,
antes de hacerme boca y cavidad sonora,
antes de ser cuerpo, garganta,
sólo semilla ajustada al surco de un buen vientre.
Pero era consagrado para palabra dura
como piedra tirada con malicia...
Fuí consagrado desde antes del agua de mi tibio reposo
desde antes de la semilla en el surco del vientre:
Lengua dura e hiriente de verdad... "
El profeta teme. "Tal vez poca fe en la palabra seca del padre" que le puso el nombre teofórico "Yahvé ha establecido" (yirmeyahu).

"Y me pasaron palabras a mi boca.
Me dejaron caer rocío a mi tierno torso
y me sentí Varón de la Palabra...
Me sentí espiga denunciadora y ardorosa,
vara de almendro agitada,
fustigadora fusta, foete,
látigo de esperanza y corazón... "

La difícil misión profética. "La Palabra que pesaba sobre mí como piedra ardorosa. / Contra viento, mareas, cambiar de lunas y de dunas... "
"Todo el que mira lejos resulta siempre sospechoso.
Resulta con incógnitas grandes el que mira la suerte,
resulta con oscuros misterios quien señala el color verdadero de las cosas,
resulta gran poeta o sospechoso... "
Es la crisis del profeta/poeta que fracasa.

4. 3 "Si vuelves" 15, 19

Dios no retira, sino que reitera sus exigencias: "Si vuelves, te haré volver y estar a mi servicio, si apartas el metal de la escoria, serás mi boca" Jr 15, 19. El Señor le pide una segunda con-versión más madura. El poeta habla de volver a nacer.
"Por entones pensé que todo pasa
si el corazón corta amarras y se hace niño nuevo
y juega con la Roca como piedra niñera,
como tronco de niño,
como juguete viejo que brinca muchos aires,
como ansia de volar entre las nubes,
si sabe esperar que la piedra se haga agua,
se haga niño de nuevo
y sepa volver al vientre de la joven,
sepa encontrar su ombligo necesario
y sepa renacer" (51).

Volver al "roqueño Padre, nutritivo, / apagador de sed de largo y seco viaje, / la ardorosa piedra-manantial" de su juventud.
"Él me dio estos hijos / a mí, que fui soltero siempre, / a mí, que no conocí mujer... Abrigué siempre calor en mi corazón circuncidado... "

Grita con brío como se cumple "la Promesa de quien dice Yo Soy", el estallido teilhardiano de la evolución universal: Se hace el todo que respira, la justicia por encima de la ley, la pura equidad más allá de los pequeños reglamentos y las pequeñas normas. "Se hace todo más grande con el crecer de tierras, / con el crecer del amor, del sacrificio, / los granos para muchos, el florido sarmiento y la ternura, / se hace más grande con las grandes crecidas de los ríos... "

"Todo el que mira lejos resulta siempre sospechoso", repito. Dice Alonso Schökel: "Como su rollo, Jeremías es `el profeta quemado´. Tras una etapa de ilusión y gozo en su ministerio, sucede la resistencia pasiva del pueblo y activa y creciente de sus rivales... En su actuación va fracasando paso a paso, hasta desaparecer en tierra ajena. Algunos hablan de `la pasión de Jeremías´.
 Avilés dibuja un Jeremías como "cántaro roto de palabra, vasija vidriada, estrellada". Sentado desde entonces en el dintel del templo, no apaga su voz. Busca compañeros: "Oh, mi Baruc, tú, amado Baruc, compañero y hermano", ¿serán Virgilio Díaz y Aida, sus amigos poetas? ¿Seremos nosotros, lectores y lectoras?. 

Pintura: Crucificado de Cándido Bidó

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