4 JEREMÍAS, SIGNADO POR EL FUEGO
El poeta empieza definiendo al
pueblo con la vigorosa imagen conyugal de Jeremías. Una nación "como hembra veleidosa, de lúbricas caderas",
adultera con "el travieso amante de un minuto". Pueblo Puto que se
olvida "del calor donde creció su fuerza".
4. 2 "Antes de formarte en el vientre te escogí" 1, 5
Es la vocación totalmente
gratuita, antes de todo merecimiento (5 veces repetido en el poema).
"Y así, yo, hijo de Helcías,
uno más entre tantos sacerdotes,
recibí la palabra
antes de hacerme lengua,
antes de hacerme boca y cavidad
sonora,
antes de ser cuerpo, garganta,
sólo semilla ajustada al surco
de un buen vientre.
Pero era consagrado para palabra
dura
como piedra tirada con
malicia...
Fuí consagrado desde antes del
agua de mi tibio reposo
desde antes de la semilla en el
surco del vientre:
Lengua dura e hiriente de
verdad... "
El profeta teme. "Tal vez
poca fe en la palabra seca del padre" que le puso el nombre teofórico
"Yahvé ha establecido" (yirmeyahu).
"Y me pasaron palabras a mi
boca.
Me dejaron caer rocío a mi
tierno torso
y me sentí Varón de la
Palabra...
Me sentí espiga denunciadora y
ardorosa,
vara de almendro agitada,
fustigadora fusta, foete,
látigo de esperanza y corazón...
"
La difícil misión profética.
"La Palabra que pesaba sobre mí como piedra ardorosa. / Contra viento,
mareas, cambiar de lunas y de dunas... "
"Todo el que mira lejos
resulta siempre sospechoso.
Resulta con incógnitas grandes
el que mira la suerte,
resulta con oscuros misterios
quien señala el color verdadero de las cosas,
resulta gran poeta o sospechoso...
"
Es la crisis del profeta/poeta
que fracasa.
4. 3 "Si vuelves" 15, 19
Dios no retira, sino que reitera
sus exigencias: "Si vuelves, te haré volver y estar a mi servicio, si
apartas el metal de la escoria, serás mi boca" Jr 15, 19. El Señor le pide
una segunda con-versión más madura. El poeta habla de volver a nacer.
"Por entones pensé que todo
pasa
si el corazón corta amarras y se
hace niño nuevo
y juega con la Roca como piedra
niñera,
como tronco de niño,
como juguete viejo que brinca muchos
aires,
como ansia de volar entre las
nubes,
si sabe esperar que la piedra se
haga agua,
se haga niño de nuevo
y sepa volver al vientre de la
joven,
sepa encontrar su ombligo
necesario
y sepa renacer" (51).
Volver al "roqueño Padre,
nutritivo, / apagador de sed de largo y seco viaje, / la ardorosa
piedra-manantial" de su juventud.
"Él me dio estos hijos / a
mí, que fui soltero siempre, / a mí, que no conocí mujer... Abrigué siempre
calor en mi corazón circuncidado... "
Grita con brío como se cumple
"la Promesa de quien dice Yo Soy", el estallido teilhardiano de la
evolución universal: Se hace el todo que respira, la justicia por encima de la
ley, la pura equidad más allá de los pequeños reglamentos y las pequeñas
normas. "Se hace todo más grande con el crecer de tierras, / con el crecer
del amor, del sacrificio, / los granos para muchos, el florido sarmiento y la
ternura, / se hace más grande con las grandes crecidas de los ríos... "
"Todo el que mira lejos
resulta siempre sospechoso", repito. Dice Alonso Schökel: "Como su
rollo, Jeremías es `el profeta quemado´. Tras una etapa de ilusión y gozo en su
ministerio, sucede la resistencia pasiva del pueblo y activa y creciente de sus
rivales... En su actuación va fracasando paso a paso, hasta desaparecer en
tierra ajena. Algunos hablan de `la pasión de Jeremías´.
Avilés dibuja un Jeremías como "cántaro
roto de palabra, vasija vidriada, estrellada". Sentado desde entonces en
el dintel del templo, no apaga su voz. Busca compañeros: "Oh, mi Baruc, tú,
amado Baruc, compañero y hermano", ¿serán Virgilio Díaz y Aida, sus amigos
poetas? ¿Seremos nosotros, lectores y lectoras?.
Pintura: Crucificado de Cándido Bidó
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