Leyendo la Biblia con el P. Joaquim Rosselló (2)
En el post anterior vimos cómo era fundamental la re-lectura
de la fe abrahámica para el itinerario espiritual del Fundador, que él expresa
en esta frase: “Dejar hacer a Dios”.
Hoy revisaremos la re-lectura del éxodo, que podemos llamar
fundante. Para ello hay que saber conjugar la experiencia espiritual que hizo
el fundador (“patriarca de nuestra fe” y “servidor de la Palabra”), resituar el
tema en el contexto histórico del s. XIX y ver cómo ha evolucionado en el
Vaticano II, entre la vuelta a los orígenes y la respuesta a los signos de los
tiempos.
1.
La montaña de Sinaí o Randa
Moisés tuvo su experiencia espiritual en la montaña del
Sinaí, en una zarza ardiente, y escuchó el Nombre de Dios que lo mandaba a
liberar a su pueblo. Así el P. Joaquim desde joven sintió la llamada del
desierto, que durante muchos años identifica con la búsqueda de Dios en la
soledad: “Es gracia especialísima la que Dios concede a un alma, al llamarla a
la soledad y al retiro”[1].
Para ser fiel al llamado divino, y después de muchas
peripecias, se retira a la montaña de Randa que en la historia mallorquina tiene
el nimbo de montaña mística, por su larga tradición anacoreta, desde el gran beato
Ramon Llull, el caballero Arnau Desbrull, el beato Francesc Palau[2]
y el largo rosario de ermitaños y buscadores de Dios, más o menos innominados, hasta el día de hoy[3].
Allá estuvo “solo con Dios solo”, “nunca estoy menos solo
que cuando estoy solo”. Allá encontró la fuente donde apagar su “sed de amor”.
El misterio del grano de trigo que se transforma al servicio de un nuevo
Proyecto de Dios.
Para el P. Joaquim fue un enamoramiento en el marco de la
tradición de la Alianza: “Como en todos los siglos, mayormente en el que
atravesamos, casi todos los hombres se desviven y estimulan mutuamente a
contraer y estrechar relaciones con toda clase de personas, que a todo conducen
menos al trato y comunicación con Dios" [4].
Por magia del obispo Jacinto Mª Cervera y del P. Joaquim, el
“desierto de Randa” se convertía en el “monte Tabor”, lugar del encuentro y de
la transfiguración. Pero para ello no podía olvidarse la espiritualidad abrahámica: Hay
que superar incluso el desierto que se ha imaginado, fabricarse un “desierto de
bolsillo”[5].
Y hay que estar abierto a los signos de los tiempos, que nos harán identificar
qué es el desierto en cada época y lugar.
2. La revelación del Fuego que arde sin consumirse
Allá contempló el Amor divino que ardía en los SS Corazones
(“focos de ardiente caridad”[6],
fuego sagrado, que ardes incesantemente en los SS. Corazones sin consumirse
jamás[7]).
La aureola de fuego que rodea estos símbolos del Amor de Dios a la Humanidad y
a la Iglesia no son simplemente un elemento barroco. Recoge la significación
del fuego en las religiones y especialmente en la biblia[8].
¿Qué es este Fuego de Dios? Encontramos diversas relecturas
en la tradición de la Iglesia, y podemos decir que la nuestra está cerca de san
Ambrosio: “El Señor mismo es como un fuego: “La zarza estaba ardiendo pero no
se consumía”. El fuego del Señor es luz eterna; en este fuego se encienden las
lámparas de los fieles: “Tened ceñida la cintura y las lámparas encendidas”.
Porque los días de esta vida todavía son noche oscura y es necesaria la
lámpara. Este fuego es el que, según el testimonio de los discípulos de Emaús,
encendió el mismo Señor en sus corazones: “No ardía nuestro corazón mientras
nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?”[9]…
Según el P. Joaquim se identifica con la misión apostólica
en vistas a “rehacer” y “reencender” el corazón desenamorado, cuando el frío lo
invade todo.
3. El Nombre de Dios y la misión
Podemos decir que en la montaña de Randa se le reveló el
Nombre de Dios. Todos los pueblos atribuían gran importancia al nombre de la
divinidad que se nos revela sin dejar de ser inasequible.
El P. Joaquim lo llama Divina Providencia, Divina Majestad y
Sagrados Corazones. Vocación y misión que expresa en el nombre de Misioneros de los Sagrados Corazones:
“ése y no otro, recogía la Providencia amorosa
que había dirigido su vida en el pasado y señalaría con fuerza la futura
proyección misionera de la Congregación“[10].
Los SSCC como “centro de la caridad” y “foco del amor más puro”. “Que todos
seamos un fuego y que desde este monte lo vayamos extendiendo...”[11]
.
Las Reglas MSSCC dedican su cap. IV a actualizar la
“espiritualidad del desierto”: “Porque Dios nos ama, nos atrae, nos lleva al
desierto y nos habla al corazón”. Es “la experiencia de un encuentro personal
con Dios que nos santifica, pasándonos de la esclavitud a la libertad, y nos
constituye Comunidad en favor de todos los pueblos”. Y encuadran nuestra
experiencia del Espíritu en este contexto bíblico: “Conforme a la experiencia
de Israel, de Jesús y de San Pablo en la Biblia, de Ramon Llull y de nuestro Fundador en el monte de Randa”.
“La experiencia del desierto es fundamental en toda nuestra vida, y la
profundizamos y actualizamos cada día más”. Se vive de “un modo particularmente
intenso” en el noviciado y en la preparación de los votos perpetuos .
Periódicamente en el retiro mensual, en la semana de oración y ejercicios
espirituales en soledad.
Pero también hay que revisar continuamente cómo ha
evolucionado en el proceso arriba indicado la revelación de Dios, la llamada a
la santidad y la terminología de la misión: Desde santificar – salvar – relacionar
- liberar – servir. Esto no puede hacerse sin la metodología propuesta:
Releyendo la Biblia desde la patrística, la tradición de la Iglesia,
especialmente el Vaticano, Medellín, Aparecida… Y sin estar atentos al clamor
del pueblo, que provoca la reacción divina.
Actualmente el papa Francisco ha subrayado: “El Nombre de
Dios es misericordia”. Y en la visita de estos días a Birmania y Bangladesh, ha
experimentado serias restricciones para decir que también son los rohingyas o
cualquier minoría perseguida del mundo.
Los MSSCC nos definimos hoy: Contemplativos y servidores del
Traspasado en los traspasados. Y con esta formulación damos un matiz
carismático a la invitación evangélica: “Venid a mí los cansados y agobiados, que yo os aliviaré”[12]… El antiguo mandato de volver a Egipto a liberarnos de las cadenas de esclavitud.
[1] Notas
referentes a la Congregación (NC) VI.
[2] Cf. www.ermitasanthonorat.org
[3] Es lo que hemos recogido en un canto en
catalán con música de B. Bibloni: “Senyor Blanquerna, on vos n’anau? Tan magre
i vell, que tant frissau?..”
[4] Introducción Reglas 1890.
[5] El gran A. Néher describe así la
interiorización de la experiencia de Moisés entre la 2ª y 3ª etapa.
[6] Última exhortación en NC, 98 y 704-705.
[7] Piados Ejercicios para Junio, día 10 (PE).
[8] Es el titulo que escogí para mi
introducción a su vida y obra. El “Fuego de Dios” son los SSCC, y que luego el
P. Emilio Velasco desplazó al mismo “Joaquín, fuego de Dios”.
[9] Sobre Lc 7:131-132.
[10] NC, XII y Reglas,
[11] Carta a la abadesa de las capuchinas, 75/08/1890
y última exhortación.
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