jueves, 24 de febrero de 2011

EVANGELIO JOVEN: Los pájaros, los lirios y el Reino (Dom VIII Mt 6,24-34)

1. “Buscad primero el Reino y su justicia y lo demás se os dará por añadidura” v33

Estas palabras son el centro del evangelio de este domingo, y yo me siento identificado porque éste es el primer compromiso que hice como religioso. Lo que el Fundador llamaba “fin primario” a buscar por la vida contemplativa. Ahora entiendo mejor que significan el Reino de que nos habla el padrenuestro y mi consagración –como cristiano y religioso- a “cumplir la voluntad del Padre” implantando sus valores en nuestra sociedad.

Si esto es lo primero, “¿no hemos de corregir la dirección y centrar nuestro cristianismo con más fidelidad en el proyecto del reino de Dios? El cristianismo… es una religión profética nacida de Jesús para humanizar la vida según el proyecto de Dios. Podemos "funcionar" como comunidades religiosas reunidas en torno al culto, pero si no contagiamos compasión ni exigimos justicia, si no defendemos a los olvidados ni atendemos a los últimos, ¿dónde queda el proyecto que animó la vida entera de Jesús?” (J. A. Pagola).

2 . “Mirad las aves del cielo, observad los lirios del campo” vv26.28.

Dos recursos de Jesús para remachar el clavo. No se puede interpretar este dicho como si se tratara de “un paseo familiar dominguero” contemplando la primavera (G. Theissen). “Mirad a los lirios del campo, miradlos. Ello quiere decir: préstales cabal atención, conviértelos en objeto no de una furtiva mirada al pasar, sino de tu consideración” (S. Kierkegaard).

Este gran filósofo danés observa como “las aves del cielo” hacen referencia, por contraste, al trabajo del varón ("no siembran ni siegan, ni encierran en los graneros"). “Los lirios del campo”, al de la mujer (“se queda en casa, no se aparta del sitio, pero ni trabaja ni hila, no hace sino adornarse, o mejor dicho: estar adornado”). Todos/as quedamos incluidos.

Prueba tú también de hacer como la persona afligida, que con su pena salió al campo, contempló la naturaleza y; sorprendido por su hermosura, toma en tus manos un lirio o una rosa silvestre: “¿Qué aprende, pues, el afligido de los lirios? Aprende a contentarse con ser un hombre y a no preocuparse de las diferencias entre hombre y hombre; aprende a hablar tan brevemente, tan solemnemente, tan elevadamente de eso de ser hombre, como el Evangelio lo hace acerca de los lirios”. Supongamos que el lirio pudiese hablar, ¿no tendría que decirle al afligido: ¡Cómo es posible que te admires tanto de mí, tú -¡hombre y mujer!-, que eres el milagro de la creación! Sin embargo, el lirio no puede hablar; y precisamente por eso aprovecha para hablar contigo mismo: ¿Te contentas con ser hombre y mujer? ¿Te atreves a decir: “qué glorioso es ser hombre y mujer”? ¡Qué amor/qué felicidad está prometida a quien es hombre o mujer!”

3. “¡Esta ingenuidad no se puede soportar!”

Pero tienes que saber que “hay pocos textos evangélicos que hayan suscitado una crítica tan dura como éste. Cualquier ‘gorrión muerto de hambre’ refuta a Jesús (J. Weiss), y tanto más cualquier situación de hambre y cualquier guerra. El texto parece simplista en extremo: procede como si no hubiera problemas económicos, sino sólo éticos, y es un buen símbolo de la ingenuidad económica que ha caracterizado al cristianismo en el curso de la historia. Sólo sería aplicable en la situación especial de Jesús, que vivió célibe en la soleada Galilea con sus amigos. Sería también problemático en el aspecto ético: hablaría del trabajo `en la forma más desdeñosa’ y parecerían dar pábulo a la holgazanería” (U. Luz).

¿Qué sentido tiene la advertencia: “no anden angustiados por la comida o por la ropa” v25? Y ¿a quiénes se dirige Jesús: A los discípulos dedicados totalmente a anunciar el reino de Dios?, ¿o se trata de personas corrientes, con su familia y su trabajo cotidiano? ¿o, lo que es más actual, a tantos millones de personas angustiadas por el paro?

4. A quiénes se dirige Jesús, ayer y hoy

Probablemente, en un principio, Jesús habría dirigido estas palabras, no al hombre en general (“los paganos”), sino a los radicales: “a sus discípulos, que habían renunciado, como él, a su ocupación habitual para anunciar el reino de Dios” (se habían hecho misioneros itinerantes, con una piedra por almohada y el cielo por cobijo).

Me las dirige hoy a mí -consagrado oficialmente ante el pueblo-, para que no haga de mi consagración una profesión, sino un discipulado en marcha. A Edward, que viaja estos días a Panamá “con sandalias nazarenas” para seguir la estrella de su vocación. A Carles, Joan, Xisco y Jaume, mis alumnos seminaristas que hoy van a recibir sus primeros ministerios. Al hombre y a la mujer insatisfechos que se esconden dentro de cada uno: “Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón” (6,21).

No hay dos grados de llamada: Los perfectos y los imperfectos, los religiosos y los diocesanos, los miembros de los movimientos y el pueblo fiel. Cualquiera puede sentir la invitación a dejar el oficio, la familia y sus bienes. El mismo U. Luz comenta: “Parece que el texto, cada vez más trivializado en la historia de la exégesis, vuelve a cobrar hoy una nueva fascinación”. Ojalá se multipliquen estos nuevos servidores del evangelio, que ponen su futuro en manos del Señor. Ellos como nadie pueden rezar aquella oración de Pasolini: “Querido Dios, haz que vivamos como los pájaros del cielo y los lirios del campo”.

La comunidad de Mateo, sin embargo, lo entendió referido a toda la comunidad (los “hombres de poca fe”, hombres y mujeres que se debatían entre el servicio de Dios y del dinero v24). Hermanos y hermanas de los que, a través del tiempo, están angustiados por la crisis económica, pensando: “¿Qué comeremos?, ¿qué beberemos?, ¿con qué nos vestiremos?” ¿Cómo pagaremos la educación de los hijos? ¿Cómo pago los plazos de la hipoteca? ¿Cómo aseguramos la vejez? ¿Dónde encontraremos un trabajo estable? ¿Qué será de mis hijos y nietos, después que yo hice lo que pude para educarlos, criarlos, ayudarles a formar familia…?

Y Jesús nos repite que el Reino es lo primero. La fe en Dios, la esperanza y el perdón son la mejor herencia. La honradez personal, el amor al trabajo, la solidaridad con el pobre, la unión familiar son la mayor riqueza. Luego ya no podemos hacer más, ahora les toca a ellos optar por el seguimiento de Jesús. “En conclusión, no vivan angustiados, pues el Padre sabe que ustedes tienen necesidad de todo aquello”.

Como escribía el P. J. Rosselló: “No perdamos del todo la confianza. Quien cuida de las aves del cielo, cuidará también de nosotros”.

miércoles, 23 de febrero de 2011

El Sermón de Montesinos, hace 500 años y hoy 500 dolores


(Se cumplen los 500 años de creación de las tres primeras diócesis en el nuevo mundo: Santo Domingo, La Vega y San Juan de Puerto Rico. Con motivo de la celebración del 27 de Febrero, año 167 de la Independencia de la República, la Conferencia Episcopal Dominicana ha recordado el Sermón de Fray Antón Montesino (04.12.2011) que "fue el primer grito de defensa del mundo indígena ante la opresión y el maltrato de los colonizadores". Con una Carta, que, según el Dr. Miguel García Tatis que me la envía, es "para mí, la mejor CARTA PASTORAL de los últimos veinte años". Extraemos de ella algunos párrafos:)

III. Una mirada actual al Sermón de Montesino

23. El Sermón de Montesino hoy:

a) Una voz clama en los nuevos desiertos de nuestra República Dominicana y nos pregunta ¿con qué derecho y con qué justicia tenemos a nuestro pueblo en tal cruel y horrible servidumbre?:

• ¿Con qué justicia se mantiene en la insalubridad a poblaciones enteras de nuestros campos que con un poco de ayuda y asistencia técnica harían ellos mismos sus propios sistemas de almacenamiento y distribución del agua potable?

• ¿Con qué justicia permitimos a una inmensa población que viva sin condiciones sanitarias en sus viviendas, población que sólo en el suroeste equivale a más de un 20% de las familias, lo que propicia la falta de dignidad de la persona, la contaminación con todas clases de enfermedades y la propagación del cólera?

¿Con qué derecho se mantiene a una población dominicana, que se estima más de 20% sin declarar, y que no tiene derecho a un nombre y a su propia nacionalidad. Dato que ni siquiera se coloca en el Censo Nacional para no sufrir la crueldad de verlos oficialmente con nuestros propios ojos?

•¿Con qué derecho, tanto nosotros como las autoridades, que disfrutamos del privilegio de una profesión, de un trabajo digno y de cierto bienestar, podemos permitir que hayan personas analfabetas, sin el derecho a saber leer y escribir?

•¿Con qué justicia se consiente que nuestros hermanos vivan en casas indignas, construidas en las riveras de ríos y cañadas? ¿Dónde está la autoridad que regule las construcciones de las viviendas? ¿Dónde están los programas de ayudas para que los más pobres puedan ellos mismos construir sus propias casas?

• ¿Con qué derecho se priva a nuestro pueblo de una enseñanza moral y cívica, de una formación integral, humana y religiosa que nos deja como consecuencia ciudadanos corruptos, y funcionarios que exigen prebendas para nombramientos y proyectos de inversiones?

• ¿Con qué justicia se tolera que jóvenes no tengan oportunidad de educación, y si la tienen se cansan en las escuelas porque no ven rendimiento, y abandonan sus estudios en los primeros grados, por causa de un sistema de educación que se consume en un círculo vicioso con muchos maestros con títulos para mejorar salarios, pero no para mejorar la enseñanza y el aprendizaje, y un Ministerio de Educación con insuficientes recursos y sin control para mejorar el sistema educativo?

•¿Con qué derecho se permite que niños y niñas deambulen por las calles, sin ningún tipo de protección, a consecuencia de padres irresponsables que los han engendrados, sin tener en cuenta la repercusión de sus actos y dejar que esos hijos crezcan traumatizados?

•¿Con qué justicia se permite que mujeres, niñas y niños sean abusados, maltratados y explotados, ante lo cual callamos y en componendas silenciamos?

•¿Con qué derecho permitimos que empresas foráneas realicen sus acciones comerciales sin que se respeten nuestras leyes que protegen la naturaleza, y se lleven además, el beneficio de nuestros recursos naturales y al pueblo dominicano dejándole sólo migajas y destrozos ambientales?


•¿Con qué justicia los bautizados de hoy día mantenemos a una inmensa mayoría privados del don de la fe al no cumplir con el deber de anunciar el Evangelio con el testimonio de nuestras vidas haciendo presente el Reino de Dios?

b) Hoy también el profeta nos pregunta ¿con qué autoridad hemos hecho estas detestables guerras?:

•¿Con qué autoridad el Estado propicia que se siga llenando el País de bancas y todo juego de azar, que explotan a los más pobres y los mantienen en la miseria, imposibilitando salir de ella, con el pretexto de que se les cobran unos impuestos, para luego devolvérselos a los más pobres e infelices como dádivas?

•¿Con qué autoridad se permite que se asignan sueldos de lujo, cuando hay tantos salarios de miseria y una gran mayoría de jóvenes que no tiene acceso a un trabajo remunerativo, favoreciendo así puestos privilegiados en detrimento de los que no han podido estudiar o han estudiado en escuelas públicasinfuncionales?

•¿Con qué autoridad hemos permitido que se pierda el sentido social que tienen los bienes, tanto los materiales como los humanos, que no son una propiedad privada absoluta y que deben ser compartidos, dejando de lado los egoísmos? ¿Qué hemos hecho del mandato de la Iglesia Católica, que enseña que los bienes tienen una “hipoteca social” respaldando así el principio de solidaridad?

•¿Con qué autoridad quitamos el derecho a nuestros hijos de vivir en un país limpio y ordenado, por no corregir los daños ecológicos y a la vez no educarlos seriamente en una cultura ambiental y en armonía con la naturaleza?

•¿Con qué autoridad se aprueban salarios injustos con los cuales los trabajadores, no pueden cubrir sus necesidades de alimentación, de vestido y vivienda, que son las mínimas para poder sobrevivir?

•¿Con qué autoridad se excarcelan criminales ricos, narcotraficantes y poderosos, mientras que, por aplicar simples procedimientos, víctimas inocentes se quedan sin que se les haga justicia, y pobres e inocentes se encarcelan fácilmente.

IV. Juicio: En este estado de cosas no podemos salvarnos

24. En este estado de incertidumbre, desigualdad social, pobreza, delincuencia, deficiencia educativa, violencia, impunidad, destrucción y contaminación del ambiente, pérdida de valores e identidad, no puede haber una convivencia humana digna. En esta situación de atracos, sicariato, narcotráfico, participación de autoridades en actos delictivos, corrupción administrativa, politiquería clientelista, inseguridad ciudadana, no podemos construir un país libre, soberano e independiente, tal como lo soñara el Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte.


25. La sociedad necesita un cambio de mentalidad, ser más solidaria, afianzarnos en los valores humanos y cristianos; que trabajemos en conjunto para erradicar los grandes males que afectan a los dominicanos. Hoy más que nunca se necesita la unificación de criterios y trabajo en conjunto de todos los líderes e instituciones del País, la unidad de las familias, de los sectores y comunidades y de toda persona de buena voluntad. Necesitamos que nuestras voces proféticas se encaminen por ideales patrios, que beneficien a toda la sociedad y no tanto a particulares.


26. Para que haya patria sana no basta que las voces clamen solas en el desierto donde nadie las escuche, se requieren voces que clamen paz y justicia en la sociedad. Se requiere que todos los dominicanos nos preocupemos para revertir el desierto de pecado e injusticia en el que hemos sumergido nuestro País, luchando y trabajando unidos con signos de esperanza, de cambio y salvación, y haciendo visible el Reino de Dios en todas las personas y en todos los acontecimientos.


Fotos: Monumento a Montesinos en Santo Domingo y viacrucis de protesta de la comunidad de La Altagracia (Santo Domingo)

jueves, 17 de febrero de 2011

EVANGELIO JOVEN: No es país para cobardes (Domingo VIIº)


El evangelio de este domingo Mt 5,38-48 presenta dos textos fundamentales del cristianismo, “lo propio y novedoso que admiraban los paganos”, tanto que hoy nos sigue desconcertando y nos parece de imposible cumplimiento. No es país para viejos, se titulaba un film de los hermanos Coen. El sermón de Jesús en la montaña es muy radical. La tierra que nos promete no es país para cobardes.

  • Sobre la no violencia (vv. 38-42)

Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo” y quien me busca me encuentra… Pero yo os digo: No resistáis al mal. Si uno te abofetea en la mejilla derecha, ponle también la otra; al que te pleitea para quitarte la túnica, déjale también la capa…

Sorprende que Jesús proponga una renuncia tan radical, sin motivación alguna, sin calcular las consecuencias. Contiene, en cambio, una cierta dosis de provocación deliberada, de protesta contra la violencia imperante.

El novelista ruso Tolstoi decía: “Yo no quiero interpretar la doctrina de Cristo, y prohibiría que se haga exégesis de ella”. ¿Tenemos el coraje de tomarla en serio, de rehuir la venganza, de responder siempre al mal con bien?

Claro que “estos preceptos deben observarse, pero no literalmente, sino “inventando” constantemente, en nuevas situaciones, lo que ellos exigen, en libertad, pero con una radicalidad similar” (U. Luz).

  • Amor a los enemigos (vv. 43-48)

Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por vuestros perseguidores. Porque si amáis a los que os aman, ¡esto lo hace cualquiera!

Un mandato que nos engranoja la piel, nos eriza el vello. La Iglesia ha intentado rebajarlo con la ética de los dos grados (sólo sería para los “perfectos”, no para el común de los cristianos, y sólo en la esfera más personal, no en la pública).

Uno decía: “Hay que perdonar a los enemigos, más no antes de ser ahorcados” (H. Heine). Y Mao Tse Tung, denominado el gran timonel chino: “Sólo una vez eliminadas las clases se implantará el amor a toda la humanidad. Pero actualmente no podemos amar al enemigo, nuestro objetivo es su destrucción”.

Pero Jesús lo formula a sabiendas que es un postulado antinatural y poniendo el listón a una altura incapaz de conseguir: “Sed perfectos (buenos del todo) como vuestro Padre celestial”. Su intención es abrazar a todos los hombres y mujeres, incondicionalmente, como son.

Aunque parezca mentira, muchos hombres y mujeres han querido seguir este programa de Jesús. Algunos tal vez los hemos conocido. Proponemos dos testimonios.

  • La no violencia de Martin Luther King (premio Nobel de la paz 1964, asesinado 1968)

En uno de sus libros, Stride Toward Freedom, encontramos los pasos para vivir lo que podríamos llamar una espiritualidad de la no violencia, que va en la misma línea del texto evangélico de este domingo. Veamos algunos de los puntos que sugiere este profeta de la negritud:

“La resistencia no violenta no es un método para cobardes. La no violencia implica resistencia. Si uno recurre a este método por miedo o simplemente porque carece de instrumentos para ejercer violencia, no es verdaderamente no violento… No se trata de una resistencia pasiva al mal, sino de una resistencia activa no violenta al mismo.

Un segundo punto fundamental es que no busca derrotar o humillar al oponente, sino granjearse su amistad y comprensión. El resultado de la no violencia es la creación de la comunidad, mientras que el resultado de la violencia es el resentimiento trágico.

Una tercera característica de este método es que está dirigido contra las fuerzas del mal en vez de contra personas que hacen el mal.

Un cuarto punto es la disposición a aceptar los golpes del oponente sin responder. El resistente no violento está dispuesto a aceptar la violencia si es necesario, pero nunca a utilizarla. El sufrimiento inmerecido es redentor.

Un quinto punto con respecto a la resistencia activa no violenta es que evita no sólo la violencia física externa, sino también la violencia espiritual interna. El resistente no violento no sólo rehúsa dispararle a su oponente, sino también a odiarlo. La base de la no violencia es el principio del amor”.

  • Los monjes trapenses asesinados en Argelia 1996

Actualmente se está proyectando la película “De dioses y hombres” sobre estos monjes franceses capaz de conmover Europa. Finaliza con el testamento de su abad Christian de Chergé:

“Si me sucediera un día, y ese día podría ser hoy, ser víctima del terrorismo que parece querer abarcar en este momento a todos los extranjeros que viven de Argelia, yo quisiera que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recuerden que mi vida estaba ENTREGADA a Dios y a este país...

Desearía, llegado el momento, tener ese instante de lucidez que me permita pedir el perdón de Dios y el de mis hermanos los hombres, y perdonar, al mismo tiempo, de todo corazón, a quien me hubiera herido. En efecto, no veo cómo podría alegrarme que este pueblo, al que yo amo, sea acusado, sin distinción, de mi asesinato.

Mi muerte, evidentemente, parecerá dar la razón a los que me han tratado, a la ligera, de ingenuo o de idealista: "¡Qué diga ahora lo que piensa de esto!" Pero éstos tienen que saber que por fin será liberada mi más punzante curiosidad. Entonces podré, si Dios así lo quiere, hundir mi mirada en la del Padre para contemplar con El a Sus hijos del Islam tal como El los ve, enteramente iluminados por la gloria de Cristo, frutos de Su Pasión, inundados por el Don del Espíritu, cuyo gozo secreto será, siempre, el de establecer la comunión y restablecer la semejanza, jugando con las diferencias.

Por esta vida perdida, totalmente mía y totalmente de ellos, doy gracias a Dios que parece haberla querido enteramente para este GOZO, contra y a pesar de todo.
En este GRACIAS en el que está todo dicho, de ahora en más, sobre mi vida, yo os incluyo, por supuesto, amigos de ayer y de hoy, y a vosotros, amigos de aquí junto a mi madre y mi padre, mis hermanas y hermanos y los suyos, ¡el céntuplo concedido, como fue prometido!

Y a ti también, amigo del último instante, que no habrás sabido lo que hacías. Sí, para ti también quiero este GRACIAS, y este "A-DIOS" en cuyo rostro te contemplo. Y que nos sea concedido reencontrarnos como ladrones felices en el paraíso, si así lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío. ¡AMEN! IM JALLAH!”

Fotos: Profetas de hoy y foto de los monjes trapenses.

viernes, 11 de febrero de 2011

EVANGELIO PARA JÓVENES: Cómo podemos practicar el Sermón de la montaña (domingo VIº )


Hoy empezamos propiamente la lectura del Sermón de la montaña y sería estupendo que cada uno buscara el evangelio de Mt 5-7 y lo leyera de un tirón. El fragmento de hoy (Mt 5,17-37) empieza con un radicalismo que nos deja pasmados. Alguno me comenta: “Después de las bienaventuranzas del domingo pasado, me da la impresión de volver a caer bajo el yugo de la ley”.

De ninguna manera. El sermón de la montaña es el corazón de la buena noticia (evangelio), pero sólo puede entenderse si vivimos como Iglesia que está en contraste con el mundo.

Comparto con ustedes unas reflexiones del famoso biblista G. Lohfink (El sermón de la montaña ¿para quién? Herder. Barcelona, 1989, ps. 113-182) que pueden servirnos de introducción a los 4 domingos que le vamos a dedicar.

Muchas veces leemos el evangelio con un sentido meramente individual, como si fuera un asunto entre Dios y yo. Va dirigido a la familia de creyentes (Iglesia) en la cual he sido adoptado como hijo/a por la misericordia de Dios. Hay que leerlo en comunidad.

Pero así y todo algunos afirman: Incluso en nuestros días se intenta quitar hierro al sermón de la montaña. La misma jerarquía y los teólogos piden disculpas por las consecuencias que ha traído el joven Nazareno (F. Alt).

M. Weber decía que la renuncia a la violencia es algo que puede permitirse a lo sumo un santo o tan sólo un individuo sin función pública. “No se puede jugar con el sermón de la montaña… No es un taxi que uno puede tomar o abandonar a su capricho. Por el contrario, es todo o nada. La norma válida para el político es: Repelerás el mal con la violencia; de lo contrario serás responsable de las malas consecuencias”.

Mt 6,25-34 según E. Bloch es un buen indicador de la ingenuidad económica que ha caracterizado al cristianismo. Sólo es aplicable a un Jesús célibe/soltero, que vive con su grupo de amigos en la soleada Galilea (J. Weiss).

E. Steinbach: “La Iglesia es aquella sociedad cuyo único objetivo es el de disolverse permanentemente en el mundo”, ¿no dijo Jesús que teníamos que ser como la sal? Las palabras de Jesús son para el cumplimiento personal, no social.

J. Moltmann responde: La Iglesia sólo se hace reconocible como Iglesia de Cristo en la medida en que es capaz de vivir y provocar los efectos liberadores que dimanan de Jesús y de su evangelio

“Mateo no quiere decir. Vosotros sois la sal de la tierra, luego dejaos desparramar por el mundo”, sino: “Vosotros sois la sal de la tierra. No perdáis vuestra capacidad de salar”. La Iglesia es una casa en la se dispone de sal buena, si pierde el sabor hay que arrojarla fuera. Es una ciudad resplandeciente sobre la montaña. Es Iglesia para el mundo, pero no disolviéndose en el mundo, sino como contraste que sala e ilumina la sociedad.

La Iglesia no debe encerrarse en la sacristía, limitada a lo religioso y trascendente. Tiene que ser “sociedad”, “contramundo”, dimensión política y cultural. Esto no se refiere a una figura de líder carismático, a un orden religioso comprometido, a una comunidad de base… “No es un club, un círculo de amigos, sino el pueblo de Dios, contrapuesto a los pueblos del mundo” (J. Ratzinger).

No es que nosotros seamos un mundo sano contrapuesto a un mundo malo y corrupto. “Ella misma tiene que reponerse constantemente de su propio fracaso y del enfriamiento de su fe. Iglesia como sociedad contrastante no significa que se deban confesar menos culpas, sino más. Pues dice san Agustín: “Donde está el perdón de los pecados, allí está la Iglesia”. Precisamente en el humus del perdón ilimitado es donde la Iglesia se convierte en sociedad contrastante. Porque el mundo no quiere confesar sus pecados, ni que éstos le sean perdonados”.

El sermón de la montaña es la radiografía de Jesús, el Hombre Nuevo, el Hijo de Dios. Es el ideario de cómo tendría que ser la Iglesia. Es el ideal de la sociedad que nos sentimos enviados a construir por el poder de su Espíritu. No tengamos miedo, cuanto más alto sea el ideal, más creemos en la humanidad; cuanto más alto sea nuestro sueño (dream), más amor demostraremos a nuestra tierra.

Foto: Portada del Time

sábado, 5 de febrero de 2011

EVANGELIO PARA JÓVENES: Elogio de la Luz y de la Sal (Dom Vº)


Desde siempre se han escrito bellos poemas en “Elogio de la luz” y TVE dedicó una serie con este título a una docena de arquitectos españoles enamorados de la luz. También se ha escrito, desde antiguo, en “Elogio de la sal”. (No a la “sal de mesa” que hoy compramos en el supermercado -cloruro sódico + yodo y flúor-, que, junto al azúcar refinado, se denominan los “venenos blancos”).

Elogio de la sal cristalina natural, que contiene los 84 elementos que compone el cuerpo humano en su proporción exacta. De modo que tu sangre humana es prácticamente idéntica al agua salina del “mar primario”, con la misma concentración de elementos que tenía el mar hace millones de años… ¡Qué maravilla!

Pero Jesús hizo más: Nos dijo que nosotros somos la luz y la sal de la tierra (Mt 5,13-16).. Palabras comprometedoras que La Biblia de nuestro Pueblo comenta así: “La advertencia de “si la sal se vuelve sosa” sigue resonando hoy día, quizás con más urgencia que en otras épocas de la historia de la evangelización de la Iglesia. Nuestro mundo postmoderno que ha dado ya la espalda a todas las ideologías, sólo reacciona ante el impacto del testimonio… Más explícitamente que la sal, la luz evoca el mensaje de Jesús reflejado en la conducta diaria de sus seguidores. San Pablo dirá: “si en un tiempo eran tinieblas, ahora son luz por el Señor, vivan como hijos de la luz” (Ef 5,8). También la luz, sin el testimonio, es opaca; brilla solamente a través de las obras. La práctica de las bienaventuranzas lleva consigo una forma de vida alternativa que necesariamente será contracultural y en donde la persecución aparece como una consecuencia ineludible. Pero, incluso, o mejor, en la persecución este estilo de vida alcanza mayor plenitud de sentido: serán sal de la tierra y luz del mundo” .

Tremendo desafío, porque como dice un comentarista (Fray Marcos):

“Puedo desplegar mi capacidad de sazonar

o puedo seguir toda mi vida siendo insípido.

Puedo vivir encendido y dar calor y luz

o puedo estar apagado y llevar frío y oscuridad a todas partes.

No intentes sazonar antes de convertirte en sal,

solo conseguirás comunicar tu insustancialidad.

No intentes dar luz, antes de arder.

Solo conseguirás atormentarte”.

Lo primero es madurar y ser auténticos. Conseguir este punto interior de luz que ilumine nuestra mirada, que nos ayude a descubrir lo bueno de cada uno. Pero “si tu fuente de luz está a oscuras, ¡cuánta oscuridad habrá!” (Mt 6,23).

Lo segundo es no buscar protagonismos, sino todo lo contrario: entregarse a los demás. La sal se disuelve para sazonar el cocido. Y el aceite y la cera se consumen cuando arden para alumbrar.

Lo tercero será creer en la utopía, en lo que parece imposible. No renunciar al testimonio, a pesar de que me experimento mediocre, insípido y oscuro. Sobre todo cuando la indiferencia o la persecución aumentan la tiniebla y se pierden el saber y el sabor cristianos. Al fin y al cabo, se trata de poner nuestra confianza en que La Luz es Él y nosotros su reflejo.

En uno de estos “Elogio de la Sal”, arriba citados, Gómez Miedes relata un concurso celebrado en París con motivo de la Concepción de la Virgen, con premio para quien la alabara con más excelencia. Unos la comparaban a las piedras preciosas, otros a las plantas o a los astros. Finalmente subió al púlpito el último de todos, sacó de su bolsillo un grumo de sal gema y, levantándola suspendida por una cordel de seda, dijo: DIXI (“he dicho”)... Después de un momento de perplejidad, se le concedió la victoria. Nadie como la Virgen cumplió el mandato de ser Luz y Sal.

Foto: Salinas de Montecristi (RD)