Atrapasueños (Wikipedia) |
1. Los
pueblos originarios de América fueron grandes buscadores del Paraíso[1].
Los aztecas mexicanos hablaban de una región de
extraordinaria riqueza y exhuberancia (Tlapallan), donde habrían vivido los
primeros padres. Los quichés creían que en “la tierra entre la caída de las
aguas” (Pan-paxil-pacayala) “ni se podían contar los frutos ni calcular la
cantidad de miel y de alimentos”.
Durante siglos los nativos de Cuba, Yucatán y Honduras
salieron al mar en busca de las aguas de la juventud. Si no regresaban, sus
parientes pensaban que tal vez habían sido retenidos por el hechizo de la
Tierra Prometida.
Los caribes decían que “en el principio la tierra era
blanda, el sol después la ha endurecido al igual que la del cielo; pues allí en
lo alto hay más bellos huertos que los de aquí, bellas sabanas y bellos ríos;
el uicu (especie de cerveza) allí
corre sin cesar, y no se bebe agua; los bohíos, las casas comunales, están mejor
hechas allí, donde viven sus cemís, y también ellos, después de la muerte; allá
tienen más mujeres que aquí y cantidad de hijos. Allí no se trabaja, todo brota
sin sembrarlo; no se hace más que beber y danzar, y no se está enfermo jamás”[2].
Los tupís-guaraníes suspiraban por la “Tierra sin males”,
un mito que sigue vivo en la literatura, la música, la espiritualidad...
Buscando las islas del Japón (Cipango) |
2. También
Colón buscaba el Paraíso
y estaba convenido de ser elegido por Dios para descubrir
el Paraíso Terrenal: “Bien dijeron los sacros teólogos y los sabios filósofos
(escribió al regreso de su primer viaje, según testimonio de Las Casas) que el
Paraíso Terrenal está en el fin de Oriente, porque es lugar temperadísimo”[3].
Así bautizó un lugar en la Costa Noroeste de la Española como Valparaíso y otro
como Jardines (¿del Edén?) en las costas de Paria.
¿Dónde está
el Paraíso?
Pervive
este antiguo mito en los dominicanos que cantan a Quisqueya: “No hay tierra
tan hermosa como la mía”. O en el canto a América de Nino Bravo: “Cuando Dios
hizo el Edén pensó en América”...
“El Paraíso no está en Paria –
como creyó don Cristóbal Colón – “... muy lindas tierras, atán fermosas y
verdes – como las Huertas de Valencia en Marzo...” – Ni – en Antigua donde la
temperatura no sube de 80º - y el baño es casi perfecto, y hay electricidad –
y no hay malaria, y hay tres campos de golf – ni en Santa Lucía – paraíso de los
pintores y fotógrafos – ni en la Isla del Caimán (sin impuestos sobre la
renta) – donde Ud. puede todavía buscar un tesoro de pirata – y vivir en un
hotel por $6.00 Dls. al día ...”[4]
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3. El Paraíso bíblico
Rudolf von Ems, Regensburg, ca. 1400-1410 |
Como dice Cardenal, el poeta nicaragüense: “Yo he añorado el
paraíso, toda mi vida, lo he buscado como un guaraní, pero ya sé que no está en
el pasado (un error científico en la Biblia que Cristo ha corregido) sino en el
futuro”.
Tampoco no ha existido nunca un Paraíso terrenal en los
términos que nos propone el Génesis bíblico.
“El paraíso no es algo que ya pertenece al pasado, sino más
bien al futuro... El paraíso es como la maqueta del mundo. Es el plano de la
construcción que debe realizar el arquitecto que es el hombre. Es un proyecto
que desafía constantemente la fe y la valentía del hombre. Está colocado al
comienzo de la Biblia, porque antes de que alguien haga cualquier cosa, debe
saber lo que quiere, y debe elaborar un proyecto que se puede realizar... Por
eso puede decirse que el paraíso es una profecía, proyectada en el pasado”[5].
Los profetas nos describen el Sueño-la Utopía-el Paraíso de Dios
sobre el mundo: Por ej. Isaías 11,6-9.
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