Queridos amigos y amigas: Hoy empieza el invierno, ayer se despidió el otoño con un “tiempo de riguroso invierno”. Como dice el villancico mallorquín del nacimiento del niño Jesús: “Amb aigo, neu, fred i vent, temps rigorós de l’hivern”. Las cumbres que rodean el santuario todavía están cubiertas de nieve y las manos, heladas.
Lamento mucho que estas Navidades se presenten con cara tan triste, pues la crisis es mundial y muchos amigos jóvenes me dicen que están en paro. Cada vez conocemos más familias que se deshacen, con un alto coste de dolor para los hijos y para quienes les tenemos afecto.
A nivel nacional, hemos vivido pendientes de una valiente mujer norteafricana, Aminatu Haidar, que ha mantenido una huelga de hambre de 32 días, enfrentada a los gobiernos de Marruecos y de España, defendiendo la causa de su pueblo saharaui. Esta nación sin estado del Sáhara Occidental nos recuerda que hay muchos otros pueblos minoritarios que no tienen reconocidos sus derechos.
En el plano internacional, el semifracaso de la Cumbre sobre el cambio climático ya saben que ha sido frustrante para todo el mundo y nueva causa de enfrentamiento entre paísos ricos y pobres, que denuncian más interés en salvar la Banca que en salvar nuestro Planeta.
Personalmente, ya saben que en octubre sufrí mi tercera intervención quirúrgica (ya superada, gracias a Dios), pero que desearía fuera la última.
Nuestra Congregación cerró ayer el Centenario de la muerte del Fundador en la iglesia de los Sagrados Corazones de Palma de Mallorca, donde reposa su tumba. Una ceremonia sobria y elegante, presidida por el obispo y animada por la escolanía de Lluc, con un buen grupo de sacerdotes concelebrantes y de fieles. Nos sentimos muy unidos a todas las comunidades que se reunían en el mismo espíritu en tres continentes. Los tiempos son difíciles y nos preocupa la sequía vocacional, así como nos alegra la fcundidad de las comunidades africanas. Esto nos exige una espiritualidad de “pequeño rebaño”, que no ceje en su empeño de anunciar el Reino desde la debilidad, fuertes con la confianza puesta en el Señor.
Con este análisis de la realidad, es un deber no dejar de solidarizarme con ustedes. Se me ha ocurrido hacerlo con la vieja letra que compuse en los 80 para una canción del grupo Convite. Entonces nos impulsó la idea de presentar una María de Nazaret diferente, campesina pobre, comprometida con las penas y las alegrías del pueblo, sufrida pero resistente, con alma de luchadora y animadora de comunidad. Dice así:
Con flores a María
Con flores, con flores, / con flores a María,
María no es la misma / que todos se creían (bis).
Se quita su corona y su manto sagrado,
es una campesina, se arremanga los brazos,
lava ropa en el río, va con los pies descalzos,
si un ángel se aparece, ¡la encuentra trabajando!
María monta el burro y sube a la montaña,
visita a su parienta que está embarazada.
Si la llaman bendita, responde que está harta,
¡que llegue Dios y salve la clase marginada!
Tiene mala barriga, los hijos cuestan tanto,
en el fondo del vientre siente le clavan clavos.
Las posadas son caras, los seguros escasos,
los hijos de los pobres nacen en los establos.
María va a una boda con Jesús y su gente,
María canta, baila y ayuda a los sirvientes.
En mitad de la fiesta se acaba el aguardiente,
María ruega al hijo que ponga más ambiente...
María sube al monte el viernes de dolores,
se agachan los apóstoles, ella aguanta empujones,
ya se parten las piedras y el velo en mil girones,
el pecho de María luce espadas y flores.
Algunos opinan que no es un retrato del todo ortodoxo. Pero mucha gente humilde se lo hizo suyo, de modo que lo he visto cantado y publicado en algunos cancioneros de la Patria Grande, que es América.
Si ella nos acompaña, si le abrimos la puerta a pesar del frío y la desconfianza, si hacemos lugar para la Palabra de Dios y su justicia en estos tiempos de incredulidad y de indiferencia... ¿cómo podremos dudar que su hijo Jesús volverá a nacer entre nosotros?
Con un abrazo de hermano en la lucha, en las penas y, sobre todo, en la esperanza.
Lamento mucho que estas Navidades se presenten con cara tan triste, pues la crisis es mundial y muchos amigos jóvenes me dicen que están en paro. Cada vez conocemos más familias que se deshacen, con un alto coste de dolor para los hijos y para quienes les tenemos afecto.
A nivel nacional, hemos vivido pendientes de una valiente mujer norteafricana, Aminatu Haidar, que ha mantenido una huelga de hambre de 32 días, enfrentada a los gobiernos de Marruecos y de España, defendiendo la causa de su pueblo saharaui. Esta nación sin estado del Sáhara Occidental nos recuerda que hay muchos otros pueblos minoritarios que no tienen reconocidos sus derechos.
En el plano internacional, el semifracaso de la Cumbre sobre el cambio climático ya saben que ha sido frustrante para todo el mundo y nueva causa de enfrentamiento entre paísos ricos y pobres, que denuncian más interés en salvar la Banca que en salvar nuestro Planeta.
Personalmente, ya saben que en octubre sufrí mi tercera intervención quirúrgica (ya superada, gracias a Dios), pero que desearía fuera la última.
Nuestra Congregación cerró ayer el Centenario de la muerte del Fundador en la iglesia de los Sagrados Corazones de Palma de Mallorca, donde reposa su tumba. Una ceremonia sobria y elegante, presidida por el obispo y animada por la escolanía de Lluc, con un buen grupo de sacerdotes concelebrantes y de fieles. Nos sentimos muy unidos a todas las comunidades que se reunían en el mismo espíritu en tres continentes. Los tiempos son difíciles y nos preocupa la sequía vocacional, así como nos alegra la fcundidad de las comunidades africanas. Esto nos exige una espiritualidad de “pequeño rebaño”, que no ceje en su empeño de anunciar el Reino desde la debilidad, fuertes con la confianza puesta en el Señor.
Con este análisis de la realidad, es un deber no dejar de solidarizarme con ustedes. Se me ha ocurrido hacerlo con la vieja letra que compuse en los 80 para una canción del grupo Convite. Entonces nos impulsó la idea de presentar una María de Nazaret diferente, campesina pobre, comprometida con las penas y las alegrías del pueblo, sufrida pero resistente, con alma de luchadora y animadora de comunidad. Dice así:
Con flores a María
Con flores, con flores, / con flores a María,
María no es la misma / que todos se creían (bis).
Se quita su corona y su manto sagrado,
es una campesina, se arremanga los brazos,
lava ropa en el río, va con los pies descalzos,
si un ángel se aparece, ¡la encuentra trabajando!
María monta el burro y sube a la montaña,
visita a su parienta que está embarazada.
Si la llaman bendita, responde que está harta,
¡que llegue Dios y salve la clase marginada!
Tiene mala barriga, los hijos cuestan tanto,
en el fondo del vientre siente le clavan clavos.
Las posadas son caras, los seguros escasos,
los hijos de los pobres nacen en los establos.
María va a una boda con Jesús y su gente,
María canta, baila y ayuda a los sirvientes.
En mitad de la fiesta se acaba el aguardiente,
María ruega al hijo que ponga más ambiente...
María sube al monte el viernes de dolores,
se agachan los apóstoles, ella aguanta empujones,
ya se parten las piedras y el velo en mil girones,
el pecho de María luce espadas y flores.
Algunos opinan que no es un retrato del todo ortodoxo. Pero mucha gente humilde se lo hizo suyo, de modo que lo he visto cantado y publicado en algunos cancioneros de la Patria Grande, que es América.
Si ella nos acompaña, si le abrimos la puerta a pesar del frío y la desconfianza, si hacemos lugar para la Palabra de Dios y su justicia en estos tiempos de incredulidad y de indiferencia... ¿cómo podremos dudar que su hijo Jesús volverá a nacer entre nosotros?
Con un abrazo de hermano en la lucha, en las penas y, sobre todo, en la esperanza.
Feliz Navidad, querido y recordado Jaime; Marola y toda la familia te saluda también con motivo de este tiempo especial.
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