(Mi amigo Pascual, desde Sabaneta, RD, me envía su particular celebración del mismo 12 de Octubre. Supongo que esta Memoria de un Misionero es la suya, pues estuvo de voluntario en Rwanda, que lleva en el corazón. Aún teniendo familia numerosa, es Laico Misionero de los SS. Corazones y asociado al grupo "Jesús, mi primer amor". Miembro de diversos grupos de promoción de la Línea Noroeste, no encontrarán fotos de él en fb, pero sí su firma en manifiestos a favor de los palestinos o de quien sea que luche en cualquier rincón, es universal. Y, sin embargo, a Pascual cada día se le pone la cara más color de la tierra. Un abrazo, Pascual)
Memoria, de un misionero...
Por: Pascual Ortiz
Y llegaron ellos
con la espada y la cruz
disfrazados de cristianos,
ay,
y nos abrieron el costado
como el de Cristo.
La sangre corrió por nuestras tierras
y sacrificó nuestra vida terrena,
no así
la eterna.
Una sombra de muerte
cubrió el horizonte
y el cielo
y la luna
lloraron de pena.
Mientras, los cuerpos adoloridos
que aun quedaron vivos
fueron controlados por el inquisidor
que con cara de loco
sometía a la población
a crueles trabajos forzados.
Y el cazador de fortuna
para la corona
fue vencido por los dioses usureros y asesinos
del imperio genocida.
La casa de los abuelos/as heroicos/as
en poco tiempo moría.
El mundo de la tierra materna
sucumbía en las lanzas del animal torturador
que con la piel blanca
y los ojos de perro
destruía la vida
humana y natural
por el oro.
Ningún niño/a
fue perdonado,
pasaron también por las espadas
del conquistador enfermo.
La convivencia pacífica del paraíso
fue despojada del suelo
por un reino
que ellos
subieron al cielo inalcanzable.
Desde aquel día
el alma en la casa grande
no volvió a tener paz,.
todo quedó como muerto
mientras el veneno maldito
que fue lanzado a la tierra
dejó todo cubierto de cruces
El ruido de cantos bañado de sangre
se arrastraba
y las palabras en la oscuridad del tiempo
iba de voz en voz:
lo imposible
se hará posible,
susurraba,
por hacer posible vivir.
El aire
de día
de noche
con bravura llamaba la libertad.
El cielo desde la distancia,
como una madre,
anunciaba la vida.
Desde el calor esperaba
el espíritu
que junto al retoño
esperaba.
La tierra dirigía su mirada implorante
al Dios cierto,
Padre materno y solidario,
que desde el árbol de la vida
moría con los crucificados
Pero, resucitado, retornaba las victimas
porque el Dios de la tierra
siembra la vida
resucitándola del polvo,
y ésta prepara la tierra
para la cosecha
que será comida solidaria
para las bocas de los caídos.
Así fue
como sin volver a morir
echaron a volar los espíritus sagrados
de los pobres
martirizados
perseguidos
torturados
encarcelados
por los caminos de la vida
Tomaron la libertad de la naturaleza
y volvió a hacer su bandera la tierra.
La verdad plena regresó al santuario de la historia
haciendo de la fiesta el nuevo rostro
de la comunión recuperada.
Y la dignidad
alzó las cabezas caídas
y reconcilió la madre tierra con la vida.
La confianza
llegó atravesando la muerte
que pisaba el cielo del pueblo
y las lluvias
bañaron de agua el fruto bendito
de las hijas del Espíritu Cósmico,
Umbrales del Tiempo Sagrado,
Cara Trinitaria
del Dios de la Gracia,
Taita,
Mama,
Nuestro/a .
Amén.
Pintura: Levántate, Lázaro (Ramón Oviedo)
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