Mientras preparo la homilía dominical, me llegan las aportaciones que han hecho los grupos sinodales al Sínodo de África. Están en la fase de aportación de los diversos grupos de trabajo divididos por lenguas, o sea, que expresan más netamente el pensamiento de las bases antes de que pasen por el cedazo de la secretaría general.
Dos afirmaciones me llaman la atención: 1ª “Los retos y los problemas planteados en el sínodo no pertenecen sólo a África, y sus resoluciones y recomendaciones sin duda serán válidas también para otros continentes” (Grupo francés D).
El arzobispo de Cartagena, Colombia, Mons. J. E. Jiménez Carvajal, ya intervino para defender el nexo con las negritudes americanas: "África es la 'patria grande' de todas nuestras negritudes desde Canadá a la Tierra del Fuego incluyendo toda la maravilla de la presencia de esta raza en las Antillas y en el Caribe... Cuántas cosas que hacen grande al continente americano sólo han sido posibles con el aporte de las negritudes herederas de tantas riquezas que siguen ocultas de esta raza, de tanta riqueza de símbolos que enriquecerían con el paso de los tiempos el mensaje cristiano, de tanta alegría en el creer en la fe, así la vida sea dura con ellos... Gran parte del corazón de ellas vive aun y seguirá viviendo en el África “. Muchos puntos del análisis de la realidad que hace el Sínodo conciernen también a nuestro primer mundo de Europa.
2ª: “La desestabilización del continente africano se debe a los numerosos corazones heridos por muchos males y por las injusticias que han sembrando la rebelión. Este es el motivo por el que los padres sinodales lanzan un llamamiento a la conversión y a la purificación de la memoria y de los corazones”. Me pregunto: ¿No es ésta la perspectiva de nuestro blog: Las heridas del corazón? “Hay que considerar que las causas de los corazones heridos son múltiples: desde el punto de vista de los culpables que están heridos por el pecado y el orgullo, y desde el punto de vista de las víctimas” (Grupo inglés B).
”Existe la apremiante necesidad de curar nuestro corazón, nuestras conciencias, heridas por los pecados personales y sociales” (Grupo inglés A). ”Reconciliación, justicia y paz constituyen los desafíos actuales y complejos para África y para el mundo. Los discípulos de Cristo, por tanto, deben tomar conciencia de la situación y movilizarse en mayor medida por un mundo más reconciliado, más justo y pacífico” (Grupo francés C).
Tomo las Herramientas (copiar, pegar) y dedico un poco de mi ocioso tiempo “blanco” (de gente que tiene aseguradas las tres calientes, el techo, el seguro de enfermedad y jubilación…). Qué menos puedo hacer que ejercitarme en repasar algunas de las heridas abiertas en el continente “negro”. Ojalá sepas escuchar qué nos dice el Espíritu por las heridas del pueblo traspasado en África.
Grupo de trabajo "Francés B":
“África ha conocido heridas profundas, que han marcado duramente su historia. Se impone, sin embargo, la necesidad de un camino de cura de la memoria. Conviene, pues, comprometerse firmemente en una dinámica de esperanza y de resurrección, como había recomendado el primer Sínodo para África. Importancia de una espiritualidad que debe integrar la dimensión religiosa o mística con los programas de acción. Es necesario, pues, desarrollar una espiritualidad de la vida. Nuestras culturas son ricas en elementos positivos, que pueden contribuir a la reconciliación y a la paz (como las discusiones, la “fiabana”, el sólido vínculo familiar, la mediación, el simbolismo del agua, que las personas beben después haber reconocido y confesado las propias divergencias). Otros elementos son, al contrario, obstáculos (odio, acusas de brujería, sistema de castas, etc.). La relación entre nuestra cultura y los Sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación nos orienta hacia una catequesis inculturada de dichos Sacramentos.
La misión profética de la Iglesia exige un programa de acción pastoral, que pone en el centro el análisis de las causas de los conflictos y de las violencias a la luz de la Palabra de Dios y de la doctrina social de la Iglesia, y exige también interpelar a los responsables.Los ministros ordenados han de ser, pues, verdaderos testigos de la reconciliación, de la justicia y de la paz, y también maestros, como afirma Pablo VI en la Evangelii nuntiandi”.
Grupo de trabajo "Francés C”:
1.
Cristo nuestra reconciliación. Para la reconciliación se han identificado los aspectos positivos y los negativos de la cultura y la tradición africanas que pueden favorecer u obstaculizar la comprensión cristiana y la celebración de la reconciliación. Entre los elementos negativos podemos citar: el carácter colectivo de la culpa, la solidaridad del clan, una categoría de culpas consideradas imperdonables, la no consideración de la dimensión privada de la culpa, la venganza, que no permite la reconciliación. Los elementos positivos de las costumbres africanas, útiles en la catequesis y en la celebración del Sacramento de la Reconciliación, son en cambio: la costumbre de la confesión, la sanción y la reparación, los signos de reconciliación, o sea el vino de palma, el don de una hija en matrimonio, la invocación de los antepasados, el juramento o el compromiso de no volver a cometer el mismo error.
2.
Cristo nuestra justicia. El hombre creado a imagen de Dios debe ser respetado, sobre todo en sus derechos fundamentales, especialmente los de las mujeres, que en África son las primeras víctimas de la injusticia. La Iglesia-familia de Dios en África debe comprometerse a aceptar este desafío mediante comisiones de justicia y paz, la alfabetización, la enseñanza de los derechos del ciudadano.
3.
Cristo nuestra paz. El testimonio de la Iglesia tiene que ir acompañado de un compromiso concreto por la paz de cada uno de sus miembros. No hay justicia sin el respeto de la ley. Hay que ayudar a nuestros gobernantes a restablecerla y a consolidar el estado de derecho predicando en todas las ocasiones oportunas y no oportunas, según el mandato del apóstol Pablo. Constatamos el poder creciente del dinero en todos los niveles de la vida social, política y económica. De aquí la necesidad de una mejor catequesis sobre el valor y el uso de los bienes materiales.
4.
Agentes de reconciliación, de justicia y de paz. Siguiendo el ejemplo de Cristo y a través de sus miembros, la Iglesia es enviada a construir el reino de Dios: un reino de reconciliación, de justicia y de paz. Todos los bautizados, cada uno según su propia vocación, están llamados a desempeñar un papel insustituible. Por tanto, la Iglesia tiene que impulsar una pastoral adecuada al servicio de la familia. Tiene que valorizar a las mujeres y su papel en la comunidad, y acompañar a los laicos para que su compromiso sea eficaz en el campo social y rico de valores evangélicos. Del mismo modo, los sacerdotes, al estar al servicio de Dios y de los hombres, tienen que vivir de manera coherente con su vocación, para dar ejemplo. Los medios de comunicación, que son medios modernos inevitables en la comunicación, tienen que ser evangelizados y utilizados por la Iglesia para educar las conciencias al discernimiento de las informaciones, con el fin de contribuir al bien de la humanidad y no a su mal.
Reconciliación, justicia y paz constituyen los desafíos actuales y complejos para África y para el mundo. Los discípulos de Cristo, por tanto, deben tomar conciencia de la situación y movilizarse en mayor medida por un mundo más reconciliado, más justo y pacífico.
Grupo de trabajo "Francés E":
La búsqueda de la verdad es una condición indispensable de la reconciliación. Continente de tantos recursos y objeto de tanta codicia, África debe también aportar su parte al resto del mundo. ¿Es posible hablar de paz a un pueblo hambriento? Pero, ¿debe la pobreza excusar el encarnizamiento de unos y otros en los actos de barbarie?
Hablar de reconciliación quiere decir hablar de la misericordia de Dios. Sólo una persona reconciliada con Dios, vive en la paz y es capaz de aportar la paz. Es, por tanto, necesario, recordar el gran valor del sacramento de la reconciliación y, por consiguiente, la seriedad y el tiempo que los agentes (entre ellos los sacerdotes) tienen que emplear en este asunto, consagrándole todo el tiempo y la preparación necesarios, tanto para la confesión personal como para las celebraciones comunitarias. Cristo permanece como la fuente de reconciliación y de justicia. Partir de Él, en la oración y la fuerza de Su Palabra. Deberíamos, para empezar, formar a los laicos, hombres y mujeres, como agentes de reconciliación. Además de los fundamentos bíblicos, utilizar los fundamentos de las tradiciones africanas que se encuentran en los proverbios y sentencias. A pesar de todo lo que pasa en África, no hay que desesperar. Muchas cosas buenas ocurren también y merecen la atención del mundo. La vida y el testimonio de numerosos cristianos, llegando a veces hasta el martirio, merecen un recuerdo y son la fuente que refuerza la fe. La vida y el ejemplo de los agentes de la Iglesia, sin distinción, es de gran importancia en el ámbito de la reconciliación. En efecto, para los cristianos, es en la esperanza donde somos salvados (Spe salvi).
8. Para reforzar a la familia africana no son suficientes las condenas: hay que tomar unas iniciativas positivas para sanar las situaciones irregulares.
9. Para responder a las numerosas víctimas de la injusticia en el continente, a los no nacidos (aborto), a los huérfanos, a los niños de la calle, a los discapacitados, a los prisioneros, a las comunidades perseguidas y marginadas, hay que crear unas estructuras de justicia, paz, solicitud pastoral, comprensión y empatía dentro de la Iglesia y por parte de esta.
16. Las mujeres deberían desempeñar un papel en la Iglesia como miembros de pleno derecho. Hay que hacer nuevos esfuerzos para eliminar la discriminación contra todas las mujeres en todos los ámbitos.
Grupo de trabajo "Inglés B":
Hay que considerar que las causas de los corazones heridos son múltiples: desde el punto de vista de los culpables que están heridos por el pecado y el orgullo, y desde el punto de vista de las víctimas. Quien está herido por el pecado perpetra los conflictos, quien es víctima de estos crímenes es propenso a la venganza. Parte de la solución al problema de la inestabilidad está en nosotros, los africanos. Por ejemplo, deberíamos realizar un buen gobierno.
Lamentablemente, no tenemos una formación permanente después del Bautismo y la Confirmación, que ayudaría a que las personas permanecieran en la Iglesia. Por eso tenemos que revisar nuestra metodología actual de catequesis. También existe un problema de estructura jerárquica en la sociedad africana que impide que los superiores pidan perdón a los inferiores. Por ejemplo, es impensable que un marido pida perdón a su mujer o un anciano a un joven. Todo esto también vale para los grupos étnicos: un grupo étnico no consideraría apropiado pedir perdón a otro. Por otro lado, parece que las modalidades de reconciliación tradicionales africanas son un obstáculo al ideal y a la práctica cristiana de reconciliación.
Grupo de trabajo "Inglés E”:
La formación del cristiano debería iniciar en la iglesia doméstica, que es la familia, con una atención especial a la traducción de los documentos a las lenguas locales y la difusión de grabaciones y diapositivas. Debemos mostrar una actitud positiva hacia las tradiciones africanas, verlas como una oportunidad y examinarlas atentamente para purificarlas y utilizarlas en el proceso de reconciliación. La diversidad se ha de ver también como un don; ha sido creada por Dios y es una riqueza. Pero los políticos utilizan, con frecuencia, nuestras diversidades para introducir divisiones entre las etnias y crear tensiones y conflictos; por esto la reconciliación ha de ser despolitizada, liberada del chantaje de oscuras motivaciones políticas. No queremos demonizar a los políticos en cuanto tales, sino recordar que tienen necesidad, como todos, de formación y de corrección fraterna por parte de quien se encuentra más adelante en el camino de la fe. El criterio que se ha de seguir es el que nos ha sugerido el mismo Cristo: condenar el pecado, pero amar y acompañar al pecador. Se ha de dedicar una atención especial a la formación del clero, que, con su trabajo, edifica cotidianamente el Reino de Dios. También el sacerdote corre el riesgo de olvidar la grandeza de su vocación y está amenazado por la mentalidad del mundo que difunde los valores negativos del materialismo; el sacerdote debe imitar a Cristo en el servir, no en el ser servido. Se debería enseñar a los seminaristas a utilizar los nuevos medios, para que su formación sea más completa y para que sean capaces de evangelizar sirviéndose también de internet y de los demás medios que ofrece el progreso técnico. Se ha de dedicar una atención especial al cine: en el caso de Nigeria, las películas hablan, con demasiada frecuencia, de magia y brujería, mientras deseamos una mayor presencia de artistas católicos en este campo. Muchas intervenciones han pedido una mayor tutela de las mujeres; recordamos, a este respecto, la presencia de los Wucwo (unión de las organizaciones de mujeres católicas) que, con sus 60 millones de miembros, constituye una presencia influyente y activa. Todos los miembros de nuestro Círculo Menor están de acuerdo en reconocer el valor eclesial de esta ocasión: la Iglesia es el cuerpo de Cristo, discutir y trabajar juntos es una experiencia preciosa, que nos hace experimentar concretamente esta verdad de fe.
Grupo de trabajo en portugués:
Algunos temas poco desarrollados: -hablar del papel fundamental de Vida consagrada en la vida y misión de la Iglesia, resaltando sobre todo su trabajo en el campo de la reconciliación, la justicia y la paz a través de la oración, de la presencia en las escuelas, en los hospitales, en los medios de comunicación social, de promoción de la mujer, etc.
-destacar el papel de la mujer en el campo de la reconciliación a partir de su propia índole (propio genio) femenina.
-valorizar el campo de la política como servicio a la sociedad, ayudando a los políticos cristianos a asumir sus responsabilidades a partir de su propia fe. Depositar confianza en la formación y acompañamiento de los laicos en los diversos sectores de su vida, hasta con la posibilidad de nombrar capellanes para sectores específicos: profesores, policías, militares, etc.
-con respecto a los sacerdotes, insistir en la vivencia del ministerio sacerdotal como un servicio al pueblo de Dios y no como autoridad. Que los sacerdotes estén de verdad en medio del pueblo de Dios, dedicando tiempo para el ministerio de escucha y de reconciliación. Que sean capacitados para ayudar a curar las heridas y los traumas. Que sean además conscientes de su papel social, haciéndose a sí mismos instrumentos de reconciliación, aún entre los no cristianos..
-Tener el valor de hacer, además, un camino de reconciliación y purificación de la memoria a nivel interno por parte de la Iglesia.