sábado, 21 de noviembre de 2009

Homilía del P. Joaquim Rosselló para la fiesta de Cristo Rey


1. Una predicación centenaria que sigue siendo actual

Dentro de un mes vamos a celebrar el centenario de la muerte del P. Joaquim Rosselló i Ferrà (20.12.1909), fundador de los Misioneros de los Sagrados Corazones (S. Honorat, 1890) y gran restaurador del Santuario de Lluc (Prior, 1891-1901).

En estos días estoy releyendo su Sermonario (S) y el Libro de Piadosos Ejercicios en honor de los Sagrados Corazones (PE) que compuso para el mes de Junio. Se me ha ocurrido escoger algunos fragmentos para la Lectio Divina de este último domingo del Año Litúrgico (fiesta de Cristo Rey). La celebración litúrgica es posterior (Pío XI, 1925), pero el tema del reinado de Cristo está muy presente, como se verá .

El P. Joaquim Rosselló parte del escándalo de una sociedad que rechaza a Jesucristo, como hicieron los judíos: “No queremos que ése sea nuestro rey” (Lc 19,14) (Sermons d'un Tridu del Cor de Jesús, 00/07/1895, Porreres).

“¿Qué dirían los fieles de los primitivos tiempos de la Iglesia, aquellos celosísimos discípulos del crucificado (...), qué dirían si volviesen a ese mundo y asomaran por unos momentos su cabeza, y viesen a los cristianos de nuestros días (…) llevando una vida no de Cristo-Jesús, cual debe ser, según San Pablo (2Cor 17,5), la vida de todo verdadero discípulo de tan buen maestro, sino la vida propia de un pagano, hasta el punto de levantar altares a la profanidad, a la inmodestia, al desenfreno de todas las pasiones? ¡Ahí desearon sin duda, por no ver tanta inmoralidad y desatino en ideas y en costumbres, cerrar de nuevo sus ojos y volver cada cual a su respectivo descanso!” (PE, día 12, 3º).

“Ya no es el Evangelio la norma de vida en los más de los cristianos; ya no es Jesu-Cristo quien reina en su corazón y en el seno de las familias, ya no vive Dios en la sociedad por haberle los hombres expulsado de ella, sino que por doquier se ve substituido al suyo, el reinado de Satanás, propagándose en todas partes mediante el espíritu moderno, espíritu de independencia, espíritu de rebelión de toda creencia religiosa, puro racionalismo” (PE, día 9º, 3º).

“Muchísimos hoy día se han convertido de cristianos en paganos; testigos (…) esos opíparos banquetes presididos más bien por el dios Baco, que por el Dios del Calvario, Dios verdadero.
¡Oh sí, nos hemos olvidado hasta de nuestra profesión! de que somos discípulos de un Dios crucificado, de un Dios que murió por nosotros, que confirmó y selló con su sangre esta
doctrina; de que no tenemos aquí ciudad permanente, sino que vamos en dirección a otra (Hb 13,14): que no nacimos para las cosas temporales, sino para las eternas...” (PE, día 15, 3º).

“Ya comprendemos la verdad de lo que escribía vuestro Apóstol a los Romanos: que no
en impureza y fornicaciones pueden los hombres hallar su felicidad, sino en acercarse y
revestirse de Cristo Jesús hasta llegar a vivir su misma vida (Rm 13, 14)” (PE día 18, 3º).

“Cuán desventurados han de ser aquellos hombres codiciosos, cuyo corazón metalizado les tiene ciego el entendimiento, amortiguada la fe, extinguiendo el sentimiento religioso, obscureciendo el conocimiento del verdadero Dios, en cuyo lugar colocan el ídolo de la riqueza. "Vae vobis" ¡Ay de vosotros"! os dice el Espíritu Santo (Lc 6,24), pues que vendrá tiempo en que padeceréis hambre y extrema necesidad: "Divites egerunt et esurierunt" (Los ricos se empobrecen y pasan hambre, Slm 33,11), cuando los que habrán sabido desprenderse de todo, gozarán en abundancia de los verdaderos bienes, "Exurientes implevit bonis" (A los hambrientos colmó de bienes, Lc 1,53)… ¿Quién no arrancará de su corazón, la afición desordenada al dinero, al oro, no adquirido con la equidad y justicia que exige el Sagrado Evangelio y que obliga a la restitución por su posesión injusta? (Lc 19,8)” (PE, día 17, 3º).

“¿Conocerán al mundo esos grandes hombres de estado, que sacrifican su fe y religión por la política y que a pesar de la voz interior de su conciencia que los reprende con seguridad; en teoría profesan una doctrina que por ciertos compromisos dejarán de cumplir en la práctica? ¿Lo conocen esos grandes capitalistas, cuyos templos por ellos frecuentados no son lo del Crucificado, sino esos soberbios edificios que su codicia levantara al Dios banco y bolsa, corazones esclavos del vil interés, jamás encuentran el verdadero sosiego?” (PE día 8,1º).

“Lamentábase el profeta Isaías de la desgracia de su patria amada, que lo era el reino de
Judá. Lloraba amargamente (al) ver, por los vicios, tan trabajadas todas las clases de la sociedad,
grandes, pequeños, ricos, pobres, sin que pudiese fijar su vista en parte alguna que estuviese
sana: "A planta pedis usque ad verticem capitis non est in eo sanitas" (De la planta del pie a la cabeza no les queda parte sana, Is 1,6)… Examinad lo que pasa en Europa con los gobiernos, el triste espectáculo que presentan las cortes, las bajezas y humillaciones a que se obligan los aspirantes a alguna dignidad y empleo. Penetrad en las casas de los grandes, en los gabinetes de los ministros, en los palacios de los reyes... ¡qué lisonjas! ¡Qué intrigas! ¡Qué denigraciones! ¡Qué calumnias! Non est in eo sanitas" (PE día 16, 3º).

2. Comentarios desde la actualidad

1. No hay duda que se trata de un predicador y misionero popular del s. XIX..., ¿descalificaremos por esto su análisis de la realidad, los males que señala y los remedios que ofrece? M.Soler Palà y J. Amengual Batle, en su libro Joaquim Rosselló i Ferrà, un misionero de corazón, lo califican así: “Los sermones describen en tonos más bien sombríos el panorama del mundo moderno, pero no detiene ahí su discurso el P. Rosselló: de otro modo desembocaría en una visión oscura y desesperanzada... Logra escapar de los lazos de una predicación apocalíptica y quejumbrosa” (BAC. Madrid, 1997, p.135). Somos muchos los que pensamos que, en el seno de la Iglesia de Mallorca de su tiempo, el P. Joaquim brilla como un hombre movido por el Espíritu de Dios, de oído atento, de boca experta, de corazón fogoso.

2. Su voz sigue teniendo resonancias proféticas porque pertenece al “pequeño resto” que no se arrodilla ante los ídolos antiguos o modernos. Sólo entiende un cristianismo que viva en contraste con el mundo paganizado: Reino de Jesucristo vs. Reino de Satanás, espíritu de Cristo vs. espíritu del mundo.

3. El P. Joaquim propugna una vuelta a los orígenes de la comunidad primitiva, inspirado en los Sumarios de Hch 2, 32 y 5, 41: Resalta la unidad cordial, la celebración de la eucaristía, la fortaleza en las pruebas y persecuciones (cfr. PE días 12, 3º y 22, 1º y Triduum del Cor de Jesús a Porreres, 00/07/1895). Nos urge a pelear el noble combate de la fe, “en presencia de Dios y de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con su noble confesión” (1Tm 6,11-13; cfr Última exhortación y passim). A ser discípulos de “la escuela de un Dios crucificado” (S, pág. 31.33.75), de la “escuela de los Sagrados Corazones”, donde se estudia y aprende la ciencia que busca la verdadera felicidad, la verdadera riqueza, el verdadero tesoro, la paz sólida y verdadera, el verdadero y sólido contento, la verdadera vida, el amor verdadero, el verdadero reinado de Cristo en nuestras almas (cfr PE día 16, 3º y passim).

4. En el P. Rosselló, está muy presente la visión del Traspasado que anuncia el Apocalipsis: “Al que nos ama y nos libró con su sangre de nuestros pecados” (1,5); al cordero degollado, pero de pie porque es vencedor de la muerte (5,6). Es un “reinado de Jesucristo” presidido por el signo del corazón y no del cerebro, de la misericordia en vez de la condena. “Ya lo comprendemos, vivid pues y reinad en nosotros, Sacratísimos Corazones, que sólo vuestro reinado entre los hombres es el reinado de la paz, el reinado de la justicia, el reinado de la santidad y de la pureza; y no el reinado del príncipe de las tinieblas, que se ha intentado en estos días restablecer de nuevo en el mundo” (PE, día 18, 3º).

1 comentario:

  1. Josep Amengual escribe desde Buenos Aires:
    Jaume: Gràcies. M'agrada el que has preparat. Treus bon suc. Una abraçada,
    Josep Amengual i Batle

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