miércoles, 5 de enero de 2011

EVANGELIO PARA JÓVENES: “Tú eres mi hijo/a amado/a”


1. El bautismo de Jesús

Cuando acabamos hoy el ciclo de Navidad, me gusta releer al poeta Carlos Bousoño imaginando cómo crecería, a sus 13-14 primaveras, para la vida y para la muerte, CRISTO ADOLESCENTE

“Oh Jesús, te contemplo aún niño, adolescente.

Niño rubio dorándose en luz de Palestina.

Niño que pone rubia la mañana luciente

cuando buscan los campos su mirada divina.

En el misterio a veces hondamente se hundía

mirando las estrellas donde su Padre estaba.

Un chorro de luz tenue al cielo se vertía,

al cielo inacabable que en luz se desplegaba.

Otras veces al mundo mirabas. De la mano

de tu madre pasabas con gracia y alegría.

Pasabas por los bosques como un claror liviano,

por los bosques oscuros donde tu Cruz crecía.

Niño junto a su madre. Niño junto a su muerte,

creciendo al mismo tiempo que la cruda madera.

Me hace llorar la angustia, oh Cristo niño, al verte

pasar por ese bosque junto a la primavera”.

Y a José L. Martín Descalzo, en su libro El joven Dios, que imagina el primer baño de Jesús, a sus 16-17 cuando le empieza la maravilla del bozo y del vello. Reverente, lo titula Corpus Christi (El Cuerpo de Cristo):

“Entró en el río

y su cuerpo era hermoso.

¿Habéis visto en las noches de verano cómo cruza el relámpago la bóveda del cielo?

Así hendió las aguas bautismales

como quien abre, sin tocarla, con la mirada, el corazón de una rosa.

Era limpio y fragante.

Era joven y ardiente.

Su piel y el agua parecían hermanos carnales

y el río le abrió paso

como la trompetería del órgano abre el gozo de dos novios.

¿Era un hombre o una música?”

También Mateo, el evangelista, ha imaginado el bautismo de Jesús, joven adulto, y como, una vez bautizado, sale del agua para su presentación pública: “En esto el cielo se abrió, y Jesús vio que el Espíritu de Dios bajaba sobre él como una paloma. Y se oyó una voz del cielo, que decía: “Este es mi Hijo amado, a quien he elegido” (3, 16-17).

2. Estas palabras también se dirigen a nosotros/as

El famoso maestro de espiritual H. Nouwen dedicó a este tema un magnífico librito: Tú eres mi amado. (Lo pueden conseguir en PPC. Madrid, 1994, o en la red http://www.scribd.com/doc/35207105/Nouwen-Henri-Tu-Eres-Mi-Amado)

Dice que esta expresión “Tú eres mi amado” revela la verdad más íntima al ser humano, independientemente de la tradición religiosa que se profese.

“El mayor regalo que puede darte mi amistad es el don de la condición de amado... Hay una voz, la voz que habla desde arriba y en nuestro interior, y que me dice como un murmullo, o de forma arrebatada: “Tú eres mi amado, en ti me complazco”. No es fácil escucharla en un mundo lleno de voces que gritan. “No eres atractivo, todo lo contrario, eres un ser repulsivo, no vales para nada, eres un ser despreciable...” Cuando hemos llegado a creer en las voces que nos dicen que somos despreciables, indignos de ser amados, a continuación, el éxito, la popularidad y el poder son percibidos fácilmente como soluciones atractivas.

Esta voz suave que me llama “mi amado” me ha llegado por infinitos caminos. Mis padre, amigos, maestros, estudiantes y personas ajenas a mí, que se han cruzado en mi camino... Pero de alguna manera todos estos signos de amor no fueron suficientes para convencerme de que era amado”.

Es dentro de ti, en el silencio interior, que has de escuchar la voz que te llama “el amado”. Si la descubres, “es como hallar un pozo en el desierto”.

Entonces empieza un camino espiritual, guiado por un mapa que no te dejará perdido en la desorientación. Pero esto se muestra a lo largo del Año Litúrgico, digamos que una etapa x semana. Nouwen lo trata en los diferentes capítulos de su librito: “Cómo convertirse en el amado (Cogidos, Bendecidos, Rotos, Entregados). Vivir como el amado”.

En este domingo, mientras tanto, celebremos también nuestro Bautismo, escuchemos la voz cálida del Padre que nos dice: “Te amo”. Y recémosle como en la famosa canción carismática:

“Hazme volver a tu río, Señor;
hazme beber de tu río, Señor;
hazme vivir por tu río, Señor,
hazme volver, hazme beber, hazme vivir”.

¡Que tengan un hermoso domingo!

Fotografía: Bautismo de Jesús de Piero della Francesca

No hay comentarios:

Publicar un comentario