Germans, alegrem-nos perquè ens
ha nascut el Salvador. Donem glòria i alabança al Déu que vingué, que vé i que
vendrà.
1.
1. VINDRA
Tota la nostra vida és un
pelegrinatge cap a Déu. Tots nosaltres som criats i porters que esperam l’amo
de casa per obrir-li la porta quan torni a l’hora més impensada. Vetlau, no vos
despisteu!, és la consigna que ens han donat. És el missatge que la tradició
mallorquina ha conservat com un tresor en el cant de la Sibil·la, que acabam
d’escoltar. La Sibil·la és un cant d’origen medieval que anuncia el Judici
Final no en boca d’un profeta bíblic, sinó d’una dona pagana, la Sibil·la
d’Eritrea. Encara que parla un llenguatge evangèlic, és un missatge universal.
“El jorn del judici – parrà qui
haurà fet servici”. Parrà pareix que
significa: Llavors es veurà, quedarà clar qui haurà estat bon servidor o qui
haurà estat un corrupte de l’administració confiada. Jesucrist, Rei, Jutge
universal “del cel vindrà per a jutjar i a cada u lo just darà”. “Als mals dirà molt agrament: Anau, maleïts, en el
turment! Als bons dirà : ¡Fills meus, veniu ! » I tots,
tremolosos, insegurs, sentint-nos pobres pecadors, demanam: « Oh humil
Verge ! A vostro Fill vullau
pregar », que la Mare de Jesús intercedesqui per nosaltres perquè portem
una bona vida i tenguem una bona mort.2. vingu
2. VINGUE
Nadal no és motiu de por, sinó
d’alegria perquè Déu té cara d’Infant. S’ha revelat l’amor de Déu, la seva
misericòrdia. Déu s’ha fet un de nosaltres, el Pastor s’ ha fet una ovella, Déu
omnipotent s’ha fet un Nin dèbil amb les galtes bufarelles. La Mare de Jesús és
la nostra mare, tots som de la família de Déu, tots som germans.
3
3. VE
Nadal tendrà sentit si
nosaltres sabem reconèixer-lo present avui i aquí. A Déu no l’hem de cercar
només a les pàgines arnades de la Bíblia, a les rondalles d’infants. Avui al
nostre món, vé el Messies, el Senyor, anem-hi a adorar-lo. M’agradaria acabar
amb les paraules d’un franciscà Santiago Agrelo, que és bisbe a Tànger, a la
frontera entre Espanya i Àfrica, allà on el betlem es fa més actual:
“La
Palabra se hizo carne”:
“La Palabra”, el artífice del universo, la sabiduría que mueve los mundos, Dios
de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, esa Palabra eterna “se
hizo carne”, debilidad de debilidad, finitud de finitud, Dios despojado de sí
mismo, Dios nacido de mujer, Dios niño, Dios emigrante, Dios escondido, Dios
empujado hasta la muerte.
Esa
alegría que se te anuncia para que la comulgues, si la recuerdas nacida en
Belén, se llamaba Jesús, y era un niño al que su madre envolvió en pañales y
recostó en un pesebre. Esa misma alegría, si la celebras nacida hoy para
ti, la llamarás ‘Mi Salvador’, y es el Mesías, es tu Señor.
“Y
hemos contemplado su gloria”:
En el niño de María, en la comunidad de los fieles, en los que no tienen el pan
de cada día, en hombres, mujeres y niños a los que excluimos de nuestros
derechos, en el rostro de los desechados porque no son de los nuestros, en
todos ellos reconocemos a la Palabra hecha carne, en todos contemplamos su
gloria, y en todos la recibimos con el mismo amor con que la comulgamos en la
Eucaristía.
Hemos nombrado sacramentos de la vulnerabilidad de Dios, en los que vemos
brillar el resplandor de su gloria: Un niño, una comunidad, un rostro humano,
un pan.
Sólo la fe puede ver que la gloria de Dios se ha hecho huésped discreta de ese
niño que contemplas recostado en el forraje de un pesebre. Y el corazón te dice
que un día tu fe ha de ver esa gloria romper como un torrente de luz por las
heridas de un crucificado.
Sólo la fe puede ver la gloria de Dios en el cuerpo humilde de la comunidad
eclesial. Sólo la fe puede ver en el pan de la eucaristía, fruto humilde de
nuestra tierra y del trabajo del hombre, la gloria de Cristo resucitado.
Sólo
la fe puede ver en el rostro de los pobres un sacramento de la venida de Cristo
a nuestro encuentro. Por la fe podrás decir que “has visto al Señor”, cuando lo
hayas abrazado y cuidado en el hambriento, en el sediento, en el abandonado al
borde del camino, en el emigrante, en el enfermo, en el encarcelado, en el
esclavizado; y si no lo supiese decir tu fe, te lo dirá el Señor cuando él te
reciba en la hora en que todo se verá con claridad: “Cada vez que lo hicisteis
con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
“Alegrémonos
todos”:
Que nadie quede fuera de nuestra alegría, pues es para todos este sacramento de
ternura e inocencia, y nadie ha sido excluido de la gracia que el cielo regala
a la tierra.
“Alegrémonos todos”: Lo dice nuestra comunidad reunida para la Eucaristía, lo
dice en Cristo y con Cristo, lo dice a una voz con todos los que son de Cristo,
con los que están cerca y los que están lejos, con los que viven y también con
los que en Cristo han muerto.
“Alegrémonos todos”: No hay vallas que impidan a los pobres la entrada en esta
alegría, no hay cuchillas que cierren el camino a quienes buscan la Navidad, no
hay leyes de extranjería para quienes llamen con los nudillos de su esperanza a
las puertas de nuestra vida.
“Alegrémonos todos”, porque Dios es de todos, y, como documento de entrada en
su alegría, todos llevamos la imagen de su Hijo con el sello de su Espíritu.
Feliz Navidad.
Foto> Obra de Just Nicolas