1. La cumbre del sacrificio
Parece que la cuesta se empinó
demasiado sobre todo después de la elección de Trump. Evidentemente la crisis
ya venía de atrás, tanto en Dominicana como en EEUU la política se puso bien
agria, y la gente no sabía a quién votar. La empresa donde trabajaba Quin
pasaba un mal momento y los más viejos empezaron a ver el futuro con
incertidumbre. Las nuevas leyes inmigratorias impedían que se reunificara la
familia.
En el entretanto los hijos habían crecido y no todos siguieron el
camino correcto. Una de las muchachas se enamoró de un tipo irresponsable que vivía
en la calle… El mayor fue encarcelado
por un asunto de drogas y, después de muchas gestiones infructuosas, deportado
a Dominicana. Cuando los padres viajaron a la isla, se encontraron las
lomas de su campo desoladas. Ahora que tenían escuela y liceo, no hay alumnos
suficientes. La capilla, que fue la primera en tener sagrario, no tiene quién lo
cuide. Ahora que han conseguido carretera, los campesinos han bajado a la
ciudad…
Después de conseguirse unos
ahorritos con tantos sudores, no encuentran dónde invertir con un poco de seguridad.
Se vertieron lágrimas ante el derrumbe de tantos proyectos. ¿Valdría la pena
tanto sacrificio o sería mejor echarse atrás?
"El Señor provee", dijo
Papá Quin, bajito, como si rezara el rosario. "Esta es la loma del
sacrificio donde el Señor provee".
Mamá Mery dijo: "Vamos a
bautizar a la primera nieta con el nombre de MORIA. Se lo merece: El monte del Sacrificio donde el Señor provee".
El viejo Quin levantó la vista
cansada hacia las estrellas, desde la loma se divisaba un amplio horizonte con
la ciudad que velaba con muchas lucecitas prendidas, y suspiró: "-Pues no nos
quedará más remedio que resistir, buscar un rincón en la ciudad y continuar
avanzando a tientas. Si el Señor me pide este sacrificio a mis años no me puedo
negar... Volveré a empezar, aunque ya no sirva para gran cosa... "
Como mamá Mery andaba medio enferma
de los nervios, el abuelo pidió al hijo más pequeño que leyera Hebreos 11:
"Por la fe respondió Abrahán al llamamiento de salir para la tierra que
iba a recibir en herencia, y salió sin saber adónde iba. Por la fe emigró a la
tierra prometida como un extranjero... Por la fe recibió vigor para fundar una
descendencia con Sara, aunque le había pasado la edad... Con fe murieron todos
éstos, sin recibir lo prometido, nada más viéndolo y saludándolo de lejos y
confesando ser extranjeros y peregrinos en la tierra... Por la fe, Abrahán,
puesto a prueba, ofreció a Isaac, y era su hijo único... estimando que Dios
tiene poder hasta para levantar de la muerte... "
2. Analicemos la situación: Las minorías abrahámicas
El famoso obispo
brasileño Helder Cámara, después de recorrer medio mundo, escribió que hay una
energía moral liberadora a punto de estallar. Son “las minorías abrahámicas”.
“Fíjense en ese grupo de
hombres, de cualquier país, de cualquier raza o religión. Es fácil, es posible
encontrar hoy algunas personas, una minoría, que no se tienen por mejores, ni
por más grandes, ni por más inteligentes que los demás, pero que han sido
marcados por el mismo Dios. Son hombres nacidos para los demás, para la
dedicación, para la entrega, para darse sin cálculo ni medida.
Me dirán: ¿Cómo esperar
que esas minorías llenas de buena voluntad, de entrega, pero totalmente
desprovistas de fuerza, consigan derribar pacíficamente las estructuras de la
esclavitud? Yo les contesto que si, sin admitir demoras, los hombres de buena
voluntad hicieran el esfuerzo de descubrir y de poner en relación las minorías
abrahámicas de cada región, de cada país, de cada continente, a nivel
internacional, quién sabe si no desencadenaríamos, arrancando del amor y
persiguiendo el bien de la humanidad, una fuerza comparable a la de la energía
nuclear…
Si me preguntan por qué
llamo a estas minorías “abrahámicas”, les diré que porque, siguiendo el ejemplo
de Abrahán, tienen que esperar contra toda esperanza”[2]
En resumen, ¿quién es, entonces, hijo de Abrahán?
Abrahán es todo aquel
que, en nombre de su fe en Dios y por causa de su amor a la vida, se levanta
contra una situación de injusticia y de maldición creada por los hombres, y
que, para cambiar esta situación, está dispuesto a abandonarlo todo, a cambiar
lo cierto por lo incierto, lo seguro por lo inseguro, lo conocido por lo
desconocido, el presente por el futuro.
¿Dónde está el secreto?
“Yo sé de Quién me he
fiado” (2 Tim 1,12), Dios, que siempre cumple sus promesas.
Este es el viaje del
patriarca Abrahán y la matriarca Sara.
El viaje de papá Quin y
mamá Mery, nuestros abuelos en la fe.
Tu viaje y el mío, que
empezó hace miles de años y continuará mientras haya hombres y mujeres que
caminen –en presencia del Señor- y quieren construir una Tierra prometida para
todo el pueblo.
PARA ORAR: El sacrificio de Isaac
(Gn 22)
Acabemos comentando las palabras-clave de la obediencia
de Abraham:
Aquí estoy”. “El Señor proveerá”. “Nuestro
padre y nuestra madre en la fe”. “Él puede resucitar de la muerte”. “Esperar contra toda
esperanza”.
¿Qué te han enseñado estas
lecturas bíblicas sobre la fe de nuestros patriarcas y matriarcas?
[1] Usaremos
sobre todo Reynés, MSSCC, J., Génesis.
Lecturas liberadoras de la Biblia. Amigo del Hogar. Santo Domingo, 1993,
ps. 75-96, que hace una relectura dominicana del librito de C. Mesters, Abrahán y Sara. Paulinas. Madrid, 1981.
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