Cuando
papá Quin llegó a Manhattan era un hombre joven. Quedó deslumbrado por el tren
de vida americano, y en su corazón decidió buscársela como un toro.
"Voy
a ser como uno de ellos", pensó. Aceptó los trabajos más duros y las
situaciones más humillantes. Buscando resolver, se metió en negocios con la
mafia y no le hizo ascos a la droga ni a otras clandestinidades... Llegó a
dormir en la calle, ajumao, calentado por los brazos de mujeres de una noche.
De
ese camino sin retorno lo salvó el compadre Sergio, que era diabético y no
podía trabajar. Muchas tardes se dejaba caer por el barrio, abría la Biblia y
acababa leyéndole la historia de Abrahán:
"Abrahán
le dijo al Señor: Señor, ¿de qué me sirven tus dones si soy estéril y Eliezer
de Damasco, según la costumbre del país, será el amo de mi casa? Pero el Señor
le contestó: No confíes más en las costumbres que en mí. No te heredará un
extranjero, sino uno salido de tus entrañas" (Gn 15, 2-4).
"Mira,
Quin", le decía Sergio con aquella voz medio apagada. "Todos nosotros
llegamos aquí emigrando como Abrahán y Sara. Estamos tentados de seguir un modo
de vida extraño y brillante, como el patriarca que confiaba dejar su herencia
al extranjero Eliezer. Sí, ya sé que muchos venderían su alma por ganar dinero
fácil. Pero no te olvides que esto no fue lo que nos trajo aquí. Tú haz lo que
quieras, pero yo no olvido lo que aprendí de mis viejos. Rema contra corriente,
si quieres llegar a buen puerto; rema a brazo partido, aunque tengas que
hacerlo en solitario... Aquí en New York hay demasiadas tentaciones".
2. La juventud dominicana en NY
Informe que A. Fortunato (delegado de la juventud dominicana en NY)
llevó a un Congreso organizado por Sábado Cultural y Convivencia:
“Los jóvenes
dominicanos que residen en EEUU viven en un desasosiego, que se fundamenta en
la alta tasa de criminalidad, originada por la grave crisis económica y la
secuencia de vicios que la corroen, como el uso, tráfico y consumo de drogas,
pandillas que se disputan el mercado y en incesantes atracos a mano armada, con
sus consecuencias de muertes y desapariciones, sin que las autoridades estén en
capacidad para frenar esta situación.
En cuanto a la
educación se pretende aislar al máximo a los jóvenes pertenecientes a los
grupos minoritarios, de no permitirles su pleno desarrollo intelectual. La
educación no tiene como uno de sus objetivos principales resaltar los valores
propios del individuo, sino que al contrario, trata de desnaturalizarlos, y
propio de la superestructura de este sistema presenta sus valores como
supremos. 39.3% de los estudiantes que desertaron de los liceos de la ciudad de
NY son de origen latino.
A pesar de que más
de 25 millones de la población total de EEUU es negra, existe un racismo
institucionalizado contra la comunidad latina y de manera particular contra los
dominicanos. Esto se refleja en los pésimos trabajos y los bajos salarios que
tienen, obligando a vivir a nuestros hermanos en condiciones deprimentes”[2].
Analicemos la situación
¿Conoces algunos
jóvenes que vivan en el extranjero?
¿Qué te parece
el diagnóstico publicado en 1989? ¿Qué cambiarías?
Comenta las palabras del periodista Vianco Martínez: “La partida es el eterno destino de los
dominicanos. La nuestra parece una patria en transición, una eterna parada de
guaguas, un permanente baile de despedida”[3]
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Abramos la Biblia: Conozcamos a Eliezer de Damasco (Gn
15,1-6)
Como Abraham no
tenía hijos, decidió adoptar a este extranjero,según cos-tumbre de la época.
Pero Dios no quería que se apoyara más en una costumbre que en Dios, en Sara
y en sí mismo.
Comenta esta
frase: “La libertad hay que conquistarla como lo hizo Abrahán, hay que
trabajarla, no cae del cielo, es difícil de alcanzar, es punto de llegada y
es meta”[4].
Lo que se
jugaba: “Tenía que elegir entre Eliezer, el heredero designado, y un posible
hijo que nacería de sus entrañas; entre una costumbre segura y aprobada de la
época y una promesa vaga y sin garantía; entre su propio proyecto y el de
Dios, que caminaba con él. Para ser fiel a este Dios, tenía que cambiar lo
seguro por lo inseguro, dar un paso en la oscuridad y empezar a navegar
contra corriente. El futuro que Dios le prometía tenía que nacer del propio
Abrahán. No estaba permitido buscar un sustituto”[5]
¿Tú procuras
conocer el pasado de tu familia, el legado de tu pueblo? ¿Te animas con el
ejemplo de los mayores?
¿Crees que eres
esclavo de las costumbres y las modas?
Oremos con Gn 15,2-6: Quejarse a Dios ya es un modo de orar
«Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de
muchas naciones» (Rom 4,18)... Es bella la virtud de la esperanza; nos da
tanta fuerza para ir en la vida. Pero es un camino difícil. Y llega el
momento, también para Abraham, de la crisis de desaliento... El tiempo ha
pasado, pero el hijo no llega, el vientre de Sara permanece cerrado en su
esterilidad. Y Abraham, no digo que pierde la paciencia, sino se queja ante
el Señor. Y esto aprendemos de nuestro padre Abraham: quejarnos ante el Señor
es un modo de orar: “Señor, respondió Abraham, […] yo sigo sin tener hijos, y
el heredero de mi casa será Eliezer de Damasco (Eliezer era quien gobernaba
todas las cosas)”... Entonces el Señor
le dirigió esta palabra: “No, ese no será tu heredero; tu heredero será
alguien que nacerá de ti”. Luego lo llevó afuera y continuó diciéndole: “Mira
hacia el cielo y si puedes, cuenta las estrelles... Así será tu
descendencia”. Abraham creyó en el Señor, y el Señor se lo tuvo en cuenta
para su justificación» (Gen 15,2-6).
La escena se desarrolla de noche, afuera está oscuro, pero también en
el corazón de Abraham está la oscuridad de la desilusión, del desánimo, de la
dificultad de continuar esperando en algo imposible... ¿Cómo continuar confiando?
Ya este reclamo suyo es una forma de fe, es una oración. .. La fe es
también luchar con Dios, mostrarle nuestra amargura, sin “pías” apariencias.
“Me he molestado con Dios y le he dicho esto, esto, esto” Pero Él es Padre,
Él te ha entendido: ve en paz. ¡Tengamos esta valentía! Y esto es la
esperanza. Y la esperanza es también no tener miedo de ver la realidad por
aquello que es y aceptar las contradicciones.
Abraham pues, en la fe, se dirige a Dios para que lo ayude a continuar
esperando. .. Y aquel signo que Dios dona a Abraham es una invocación a
continuar creyendo y esperando: «Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas
[…] Así será tu descendencia» (Gen 15,5). Es todavía una promesa, es todavía
algo de esperar para el futuro. Dios saca afuera de la carpa a Abraham, en
realidad de sus visiones restringidas, y le muestra las estrellas. Para
creer, es necesario saber ver con los ojos de la fe; no solo estrellas, que
todos podemos ver, sino para Abraham deben convertirse en el signo de la
fidelidad de Dios.
Si también a nosotros nos queda como única posibilidad mirar las
estrellas, entonces es tiempo de confiar en Dios. No hay una cosa más bella.
La esperanza no defrauda”
(Catequesis del Papa
Francisco[6])
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[1]
Usaremos sobre todo Reynés, MSSCC, J., Génesis.
Lecturas liberadoras de la Biblia. Amigo del Hogar. Santo Domingo, 1993,
ps. 75-96, que hace una relectura dominicana del librito de C. Mesters, Abrahán y Sara. Paulinas. Madrid, 1981;
cfr. también Feliz Lafontaine, A., "Resistir y autoafirmarse... Releyendo
la Historia de Agar desde la Resistencia de algunas Mujeres de Los Alcarrizos y
Pedro Brand" en CIB/SD 96.
[2] Amigo del Hogar 505(1989)36-37.
[4] Ávila, Rubén, Biblia
y liberación. Paulinas. Bogotá, 1973.
[5] Mesters, C, l.c. 88.
[6] https://www.portaluz.org/papa-francisco-valora-el-orar-como-abraham-para-fortalecer-la-esperanza-2062.htm
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