viernes, 3 de noviembre de 2017

El viaje de Papá-Buelo y Mamá-Buela contado a sus nietos: Introducción (1)


                       

Re-lectura de la fe de los Patriarcas (Génesis 12-25)
Proponemos una nueva serie de Lecturas Liberadoras de la Biblia 
distribuída en 5 temas, para hacer en grupo 
o siguiendo una “manera muy dominicana” de leer la Biblia[1] 
(Preparado por Jaume Reynés Matas, MSSCC)



I-             INTRODUCCIÓN

1. Una familia de "dominican-york"

            Papá-Buelo y mamá-Buela son de los que marcharon a New York. Por su gusto jamás hubieran emigrado, cambiando su paisito por los países. Tenían que haberlos conocido, tan criollos como eran los dos viejitos... Dominicanos de pura cepa...
            Pero la verdad es que la piña se puso tan agria que ya no les daba ni pá comer. Entonces pensaron: "Salir de esta tierra, que ya no es nuestra; dejar la casa paterna y los parientes; mudar de aires... Total, la cosa ya no puede empeorar. A lo mejor hasta conseguimos un buen trabajo y podemos ahorrarnos unos chelitos... ¡Dios no nos fallará!"
            Salieron de la loma sin papeles y sin cuartos, rumbo a lo desconocido, en una aventura que -después de cuarenta años- todavía no ha podido cerrarse, como las películas americanas, con la palabra END (fin).

          Dicen que New York es la segunda capital de la república, y que algunos pueblos tienen más residentes entre los "dominican-york" que en el suelo patrio.
            Papá Quin y Mamá Mery entraron a formar parte de la gran masa de los desubicados: Los asilados, los refugiados, los desterrados, los indocumentados de todo género... Los empujados por el desequilibrio socio-político a nivel nacional e internacional. Los productos del imperialismo, de la crisis, del abandono del campo, de los brotes revolucionarios o represivos, del choque de culturas...
            La larga marcha de los emigrantes. Un pueblo fantasma, sin geografía definida en el mapa, sin conciencia de pueblo, sin voz ni nombre y, sin embargo, tan real, tan sufrido, tan valiente...
            Esta es la historia: El viaje de Papá-Buelo y mamá-Buela contado a los nietos, para que no lo olviden.

2. Los dominicanos en el exterior

“Desde la muerte de Trujillo hasta el presente, más de dos millones de dominicanos y dominicanas han emigrado a distintos países de América y Europa, empujados por situaciones internas adversas, pero atraídos por el espejismo de los países industrializados que incentivan los flujos migratorios que ocurren alrededor del mundo…
Las cifras más recientes, cortadas al año 2010, hablan de que en Puerto Rico viven más de 200 mil dominicanos; en España 150 mil; en Italia, más de 24 mil; en las Antillas neerlandesas, más de 14 mil; en Venezuela, casi 14 mil; en Haití, más de 9 mil 500; en Panamá, casi 8 mil 500; en Alemania, casi 8 mil; en Suiza, más de 6 mil; en Bélgica, más de mil 400; en Reino Unido, casi 700; en Canadá, más de 7 mil 500 y en otros países, más de 16 mil 500, para un sub total superior a los 554 mil dominicanos[2].
La inequidad social, la desigualdad en la distribución de las riquezas y las frustraciones políticas han sido las causas que incentivaron a más de dos millones de dominicanos a residir en numerosos países de América y Europa. Un 57 por ciento de la población dominicana vive ahora entre la pobreza y la extremo pobreza, mientras el 20 por ciento recibe el 80 por ciento de los ingresos. El desempleo, que afecta más a la población joven, ronda el 15 por ciento de la población en edad productiva. El 60 por ciento de las y los trabajadores devengan salarios por debajo de los 10 mil pesos, unos 245 dólares al mes. La informalidad representa el 57 por ciento de las actividades económicas del país.
Un cuadro social y económico tan adverso es la primera causa de expulsión de millones de dominicanos que ahora deambulan por más de 20 países del mundo. La segunda causa está en la ilusión que emana de los países receptores, casi siempre del mundo industrializado, donde el inmigrante tiene mayores posibilidades de conseguir mejores oportunidades de trabajo, de servicios y seguridad. Y la tercera causa habría que buscarla en la frustración política vivida en los últimos 50 años por una amplia franja de la población dominicana que ha visto pasar a tantos gobiernos que agravaron su existencia” (Carlos Luis Baron)[3].


Analicemos la realidad

El periodista Wilson Suazo le preguntó al presidente Joaquín Balaguer: “¿Qué dice usted de este drama dominicano y la vigencia del éxodo en los dominicanos que quieren salir de su Patria?”
Respuesta del Presidente: “Después de oírlo, me parece que he oído a Jeremías. Los que se van en yola son todos los que tienen sed de aventuras o sed de mejorar su situación, y son generalmente los más infelices.Yo no sé de ningún potentado en este país que e haya ido jamás en yola. Esos no se van en yola, siguen explotando al pueblo dominicano” (Listín Diario, 05/10/1990).
Otra respuesta del Presidente a la periodista Sara Savarín: “Aquí hay ya muchos dominicanosque han envuelto sus maletas y se han ido a vivir al extranjero con sus familiares. Esos derrotistas son los que nunca han tenido fe en su país, que han tenido confianza en sus instituciones. Esos no son dominicanos de corazón. Los dominicanos de corazón moriremos aquí de cara al sol, en defensa de nuestro país y de las instituciones dominicanas” (Hoy, 19/10/1990).

  • ¿Qué opina usted de las respuestas del Presidente? Los emigrantes que usted conoce, ¿opina que no son dominicanos de corazón?
  •     ¿Será que no existe futuro para los pobres, una tierra, un trabajo honrado, una casa?
  •     En las sociedades desarrolladas ¿no queda lugar para el Dios de los padres? 




Abramos la Biblia: Leamos la historia de Abrahán y Sara

  • ¿Quiénes eran Abrahán y Sara?        
            "Lo que a nosotros nos interesa no es tanto la figura histórica de Abraham (un pastor nómada de hace casi 4000 años), sino lo que de Abraham nos ha transmitido la tradición bíblica: Su figura, lo que Dios ha hecho con él, lo que representa para todos aquellos que se disputan su paternidad. Porque Abraham no es sólo un individuo, sino un "tipo". Representa al Israel que busca a Dios; es el hombre que busca a Dios, es una multitud, todos aquellos que buscan a Dios. Es cada uno de nosotros que busca a Dios para cumplir su palabra" (Carlo Martini).
           
  • ¿En qué sentido es "nuestro padre en la fe"?
En cuanto, como creyentes, estamos ontológicamente incorporados a Cristo, somos verdaderos hijos de Abraham (cfr. la genealogía de Mt 1). Como quien habla con su padre difunto, podemos preguntarle: Abraham ¿qué pensabas?, ¿cómo te has portado?, ¿por qué hiciste eso?, ¿qué se movía en tu interior?, ¿qué has visto? También es nuestro padre en el sentido de maestro que nos enseña el camino y de ejemplo para nuestro comportamiento.
           
Nuestro padre en aquella actitud de la que dice el Vaticano II "por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios" (DV, 5). Por la fe que es un proceso por etapas, una peregrinación. La Biblia pone un espejo ante nuestra vista. Pueden servirnos de inspiración para el camino.  
     
Caminamos con él si comparamos quién era Abraham y quién soy yo, sus miedos y mis miedos, las promesas que recibió y mis promesas, el comportamiento social, la plegaria, las pruebas, la consolación, la esperanza.







[1] Usaremos sobre todo Reynés, MSSCC, J.,  Génesis. Lecturas liberadoras de la Biblia. Amigo del Hogar. Santo Domingo, 1993, ps. 75-96, que hace una relectura dominicana del librito de C. Mesters, Abrahán y Sara. Paulinas. Madrid, 1981. 
[2] Natalia Rivero: Estado de las migraciones dominicanas en 2012. Estudio elaborado para el Observatorio de Migrantes del Caribe, reseñado por Cynthia Abreu, periódico HOY, 29 de agosto, 2013, p. 12 A.
[3] https://archivo.elnuevodiario.com.do/2014/01/12/los-dominicanos-en-el-exterior


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