jueves, 30 de junio de 2011

Los Sdos. Corazones de la Delegación del Plata

El Icono de una Delegación Argentina de MSSCC

(Los MSSCC de la Delegación del Plata, Argentina, presentan estos días su nuevo icono de los Sdos. Corazones. Detrás de su elaboración están sobre todo el Delegado P. Pere Riera y los pinceles de Fabián Carbonell. Pero adivinamos la espiritualidad del grupo de religiosos y laicos que conforman toda la Delegación. La prueba es que continúan la línea de las pinturas del presbiterio de la parroquia Jesús Salvador de Lugano, dirigidas por su párroco P. José Joaquín Domezáin, y del cuadro de los Mártires del Coll, fruto de los sueños y desvelos del P. Joan Arbona. Está claro que no son imágenes para el culto, sino para el programa espiritual y pastoral inculturado en el Cono Sur. Una Clave de lectura, su versión del credo de los Sagrados Corazones, la Utopía a realizar. Ellos mismos nos explican el cuadro con sus palabras y nosotros les damos la enhorabuena).

Para el pueblo de América Latina, y en concreto en nuestra Argentina, la Madre Dolorosa es una imagen central. El cuadro presenta una nueva Madre Dolorosa, acompañando en solidaridad a las Madres de la Plaza. Lleva un pañuelo blanco y su manto aponchado. No lleva la foto de su Hijo, que también fue sustraído, torturado y muerto por el terrorismo de estado, pero lleva unas flores en su corazón pues se ha convertido en la Madre de todos los Desaparecidos y Desaparecidas.

Queremos ser una "Iglesia Servidora", que es voz de los sin voz y comparte la lucha de los pobres.

Una "Iglesia Fraterna, Sororal y Comunitaria", entre los paisanos de la Patagonia, los desocupados de la Capital, los sin techo del Gran Buenos Aires, o donde el Espíritu nos lleve.

Una "Iglesia Solidaria y Cordial", al lado de los que sufren, de los excluidos, de los menos amados, de los traspasados de la historia.

Una "Iglesia Profética", que anuncia la Buena Nueva de Jesús. Que llama al cambio de corazón y de actitudes.

Una "Iglesia donde la Vida reclama", que quiere crecer, soñar y vivir el proyecto de Jesús: Anunciar la Buena Noticia a los pobres, promover condiciones de vida más digna para todos, todas y todo.

Que la belleza del arte nos ayude a vivir una espiritualidad integral, una santidad tan mística como política, en la vida diaria; en la construcción de la concordia, la justicia y la paz; en la familia y en la calle; en la ciudad y en el campo, en el trabajo y en la escuela; en el movimiento popular y en tarea pastoral; junto a los traspasados de la tierra.

Que los SS. CC. nos concedan el don de una identidad conocida, agradecida, vivida y compartida. Si Ellos están en el origen de nuestra Congregación, irán acompañando su desarrollo, para ser Competente Socorro en nuestras comunidades.

EN CAMINO CORDIAL, DONDE LA VIDA RECLAMA.

La pintura de Fabián Carbonell expresa un mensaje eclesial, teológico y pastoral: La Iglesia es Pueblo de Dios, Pueblo en camino que se concreta como Pueblo organizado en las Iglesias locales y en cada una de las comunidades cristianas.

Comunidad imagen visible de la Trinidad (simbolizada en los círculos entrelazados del fondo…) “La Trinidad es la mejor Comunidad” (Pere Casaldáliga)…Y esa bella y simple definición es también ideario para la misma Iglesia, la comunidad religiosa, la parroquia, la comunidad eclesial de base, la familia cristiana. Dios es comunidad, no quiere estar solo.

En la pintura nuestras comunidades están representadas en el grupo de doce miembros, seis mujeres, seis varones, de diversas edades y condiciones, unidos en torno a Jesús y María, que son el centro, miran, abrazan, caminan y vienen con nosotros…expresión inclusiva del amor de Dios. La cordialidad se refleja en todas sus posiciones.

En nombre de esta Comunidad Trinitaria nos bautizamos, estamos habitados por ella y somos convocados por su Palabra (mujer con La Biblia) proclamada, oída, compartida, cantada (guitarra), celebrada y encarnada en la vida.

La comunidad cristiana, convocada por la Palabra, impulsada como Jesús por el Espíritu, continúa su misión, sale de sí misma para SERVIR y EVANGELIZAR (El P. Fundador Joven, el Beato Ceferino Namuncurá, Wenceslao Pedernera y su esposa), y se proyecta ayudando a crear condiciones de vida más humanas, en COMUNIDAD Y SOLIDARIDAD con otros hombres y mujeres de buena voluntad, contribuyendo activamente a crear un mundo de CONCORDIA, JUSTICIA y VERDAD, el sueño de Dios, su reinado, la utopía de Jesús.

Testimonio de Sacerdotes, (P. Mugica) de Consagrados/as, (Monjas Francesas) Laicos/as, Obispo, Mons. Angelelli, Iglesia Samaritana, Profética, Martirial. Varones y Mujeres de Fe, Ciudadanos del Reino, Defensores de la Vida, Amigos de los Pobres, Servidores de la Justicia, Artesanos de la Paz. Aquellos que supieron poner su "Oído en el Evangelio y en el Pueblo".

Y con Ellos/as continuar esta caminata, porque "Hay que seguir andando nomás", buscando huellas, auscultando horizontes, promoviendo espacios, aprovechando nuevas oportunidades de vida.

Pintura de Fabián Carbonell

Fiesta de los Sagrados Corazones ( Rm 8,9-11; Mt 11,25-30)

El pasaje que leemos hoy se ha descrito como “la perla” del evangelio de Mt. Y nosotros, como aquel mercader de la parábola que encontró una perla fina, la tomamos ahora en las manos, la llevamos al taller del orfebre para que la valore y veamos cuánto estamos decididos a pagar por adquirirla.

El primer destello de luz que nos fascina es el resplandor que baja de la Trinidad de Dios. Jesús siente un estremecimiento (“con el júbilo del Espíritu Santo”, Lc 10,21) e irrumpe en alabanzas (“¡te alabo, Padre!”, Mt). Una experiencia espiritual de la plena compenetración con el Padre (su Abbá querido y reverenciado) que lo envía y que le entrega todo al que se ha hecho Humano para que salve a los hombres. ¿Sintió también Jesús una profunda soledad, la incomprensión del que sabe que “nadie conoce al Hijo sino el Padre”? ¡Y cómo podría resistirlo si no experimentara, al mismo tiempo, la fuerza vivificadora del Espíritu de que habla Pablo y que es el “corazón de la Trinidad”!… Ese Espíritu que resucitó a Jesús, y que Juan vería brotando del costado abierto por la lanza, derramando su vida sobre la humanidad como un río que nace desde el Santuario abierto, ya sin velos.

¡Atentos!, estamos en el momento mágico de asomarnos al pozo sin fondo de la oración de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho Hombre. ¿Cómo se situaba Jesús Cara a Cara con su Abbá? ¿Qué clase de oración brotaba de su corazón más íntimo? ¿Qué principio dinámico lo movería a obrar y actuar?

Un gozo jubiloso, fruto de su experiencia de la paternidad de Dios, infundido por el Espíritu, es el secreto del Hijo del Rey. ¿Por qué no se da en toda la historia de las apariciones y revelaciones teofánicas ningún mensaje tan sencillo y optimista como éste? “¡Bendito seas, Abbá/Padre celestial, yo te alabo porque has ocultado estos misterios a sabios y entendidos y se los has revelado a la gente sencilla. Tu maravillosa predilección por los pequeños, los sencillos iletrados, mi pueblo humilde… Te doy gracias por mi sentimiento filial de que nadie me conoce como Tú. La certeza de que me equipas con todo lo necesario para que lleve a cabo la misión que me has confiado”.

Una contemplación profunda que se convierte después en acción: La llamada del Maestro de Justicia a entrar en su escuela desde las puertas de la ciudad por donde se arrastra la gente con sus grandes fardos. Las manos del Taumaturgo que sana toda clase de heridas. El poder del Liberador que desata los grilletes que no dejan levantar cabeza: “Venid a mí todos los abatidos, las personas agobiadas por los mecanismos de exclusión social y religiosa, y les propongo cambiar el yugo de sus dependencias por otro yugo y otra carga: el yugo de la libertad puesta al servicio de los demás, la vida entregada gratuitamente. Aprended de mí que soy bondadoso y humilde de corazón, pues mi programa es: “honestidad personal y c(apacidad de diálogo y tolerancia” (La Biblia de nuestro Pueblo).

Hemos llegadoa a la “vena y fuente del sacrosanto evangelio, síntesis de todo el misterio de Cristo” (Bullinger). “Una especie de sumario de su cristología ética o su ética cristológica. Revelación, salvación y conocimiento de Dios acontecen en la vida, en la praxis concreta y no antes de ella ni junto a ella. La gracia y la praxis van unidas en él, como fondo y forma de la misma realidad” (Luz).

Bendigamos nosotros también la misericordia del Padre que nos hace entrar en la Alianza de los Corazones de Jesús y de María. Ellos brindan esperanza a nuestros corazones heridos y nos comprometen al servicio de los traspasados de nuestro momento histórico.

martes, 28 de junio de 2011

Los Sagrados Corazones, Modelo de Comunidad


La fiesta litúrgica, por una parte, y la fiesta en comunidad y en espíritu de los Sagrados Corazones coincide con el día de la apertura del Capítulo General de nuestra Congregación.

La primera petición de nuestra oración por el Capítulo es de mucha calidad: Reconocemos a la Trinidad, de manera que entramos directamente en lo más profundo de nuestra salvación, en este Dios salvador, generador de una familia en plan de salvación. Valoremos esta dimensión mucho más que cualquier otra súplica.

"Dios Padre, rico en misericordia, que enviaste al Espíritu consolador e inauguraste tu Reino en Cristo"

Las dos peticiones que siguen son un reflejo de nuestra primera confesión de fe. "Danos un corazón sencillo y puro, para que, en nuestra reunión capitular, busquemos con afán el bien de la Congregación, movidos por los criterios del Evangelio".

Gracias a la guía del Espíritu, a este Padre de misericordia le suplicamos que nuestro corazón sea un reflejo del hombre nuevo que anuncian las Bienaventuranzas. El Espíritu nos conduce a Jesús, en nuestra historia personal y congregacional, de modo que nosotros, imágenes de la Trinidad, reproduzcamos en nuestras vidas los mismos sentimientos de quien es la imagen corporal de Dios, Jesús de Nazaret.

Este anhelo no es otra cosa que la respuesta a la vocación que hemos recibido, religiosos y laicos, de seguir a Jesús. Sencillez y pureza de corazón, que hicieron prorrumpir a Jesús en aquel himno de acción de gracias. Si cultivamos estas actitudes evangélicas, ya somos la alegría del Redentor, no digamos sólo que lo seremos. Jesús trabajaba bien con los verbos. El corazón del Padre ya se manifiesta a quienes tienen un corazón sencillo y limpio. Esta actualización de la revelación del Padre nos dispone a entrar en el Capítulo despojados de intereses personas, de ganas de medrar, de afán de imponernos.

Ser imágenes del Dios Padre, Hijo y Espíritu no nos libera de ser limitados, y como personas sujetas a un entorno y a una salud, a unas posibilidades intelectuales, nos herimos y somos heridos. Esta situación es inevitable. No somos dioses. Pero, si sabemos que Jesús nos invita, también nos consta que Él fue sensible a quienes estaban heridos en su cuerpo y en su espíritu. De aquí que, apelamos a la unción bautismal del Espíritu. La confirmación, así como el sacramento del matrimonio o de la ordenación ministerial son otros tantos regalos para dejarnos ungir por el Espíritu. También es mensaje evangélico que Jesús es manso, y junto a la sencillez, también propone la suavidad de corazón.

Necesitamos esta unción para superar rencores, envidias, malo recuerdos. La suavidad de la unción es imprescindible para convivir y hacer un proyecto común. Recordemos la Palabra: “Que el sol no se ponga…”. Que no se ponga sobre nuestro corazón airado. ¿Cómo vamos a celebrar la eucaristía? ¿Acaso el que es de Corazón manso no dice: “deja la ofrenda, y antes reconcíliate con tu hermano? Hermanas y hermanos, eso no es fácil, pero sin esta sanación no pensemos ir al Capítulo. Mejor quedar en el atrio de los gentiles.

"Sana nuestras heridas interiores con la unción del Espíritu, para que seamos un competente socorro de la Iglesia y de quienes te buscan con sincero corazón".

Si esta oración pasa a nuestra vida, tendremos un espíritu crítico para discernir dónde la Iglesia necesita ser más vigor, claridad, apoyo, espíritu de frontera. El P. Joaquim Rosselló i Ferrà estuvo en constante atención a las necesidades de la iglesia local. Iglesia local quiere decir comunidad donde se escucha y se comparte la Palabra, la Eucaristía y el Amor. Es un espacio de realismo para la salvación.

¿No les parece que hemos de insistir más en favorecer actitudes y gestos de comprensión, de valoración mutua de nuestras personas, en reconocimientos de nuestras lenguas y culturas que no en acentuar tensiones? ¿No os parece que podríamos valorar más el trabajo de nuestras comunidades, al menos en la medida que lo valoran muchos obispos, presbíteros, religiosos y religiosas, laicos? ¿Por qué negarnos un reconocimiento humano sincero y cordial?

Con el vigor del Espíritu del Traspasado, entrados en la senda del P. Fundador, fortaleceremos los ministerios carismáticos, con la flexibilidad, con la creatividad, que, como nos acaba de escribir un maestro en psicología, caracterizaron al P. Fundador.

Hermanas y hermanos, sanados de nuestras heridas, con salud evangélica y carismática, atravesemos el umbral del XVIII Capítulo General. Un abrazo,

Josep Amengual i Batle, Superior General MSSCC

lunes, 27 de junio de 2011

Novena Digital: Del corazón de Cristo viene este dinamismo que transforma la realidad en sus dimensiones cósmicas, humanas e históricas


Homilía del Papa en la procesión del Corpus Christi

La fiesta del Corpus Domini es inseparable a la del Jueves Santo, de la Misa de Caena Domini, en la que celebramos solemnemente la institución de la Eucaristía. Mientras que en la noche del Jueves Santo se revive el misterio de Cristo que se ofrece a nosotros en el pan partido o en el vino derramado, hoy, en la celebración del Corpus Domini, este misterio se ofrece a la adoración y a la meditación del Pueblo de Dios, y el Santísimo Sacramento es llevado en procesión por las calles de las ciudades y de los pueblos, para manifestar que Cristo resucitado camina en medio de nosotros y nos guía hacia el Reino de los Cielos.

Lo que Jesús nos ha dado en la intimidad del Cenáculo, hoy lo manifestamos abiertamente, porque el amor de Cristo no está reservado a algunos pocos, sino que está destinado a todos. En la Misa en Caena Domini del pasado Jueves Santo destaqué que en la Eucaristía sucede la transformación de los dones de esta tierra -el pan y el vino- con el fin de transformar nuestra vida e inaugurar así la transformación del mundo. Esta tarde quisiera retomar esta perspectiva.

Todo parte, se podría decir, del corazón de Cristo, que en la Última Cena, en la vigilia de su pasión, agradeció y alabó a Dios y, de esta manera, con la potencia de su amor, transformó el sentido de la muerte a la que iba a enfrentarse. El hecho de que el Sacramento del altar haya asumido el nombre de “Eucaristía” -“acción de gracias”- expresa exactamente esto: que la transformación de la sustancia del pan y del vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo, es fruto del don que Cristo ha hecho de sí mismo, don de un Amor más fuerte que la muerte, Amor Divino que lo ha hecho resucitar de entre los muertos. Esta es la razón por la que la Eucaristía es alimento de vida eterna, Pan de la vida. Del corazón de Cristo, desde su “oración eucarística” hasta la vigilia de la pasión, viene este dinamismo que transforma la realidad en sus dimensiones cósmicas, humanas e históricas. Todo procede de Dios, de la omnipotencia de su Amor Uno y Trino, encarnado en Jesús. En este Amor está inmerso el corazón de Cristo; por esto sabe agradecer y alabar a Dios incluso frente a la traición y a la violencia, y en este modo cambia las cosas, las personas y el mundo.

Esta transformación es posible gracias a una comunión más fuerte que la división, la comunión de Dios mismo. La palabra “comunión”, que nosotros usamos para designar la Eucaristía, reasume en sí mismo la dimensión vertical y la horizontal del don de Cristo. Es muy bella y elocuente la expresión “recibir la comunión” referida al hecho de comer el Pan eucarístico. En efecto, cuando realizamos este acto, entramos en comunión con la vida misma de Jesús, en el dinamismo de esta vida que se da a nosotros y por nosotros. Desde Dios, a través de Jesús, hasta llegar a nosotros: una única comunión se transmite en la Santa Eucaristía. Lo hemos escuchado hace poco, en la Segunda Lectura, de las palabras del apóstol Pablo dirigidas a los cristianos de Corinto: “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan” (1 Cor 10,16-17).

San Agustín nos ayuda a comprender la dinámica de la comunión eucarística cuando hace referencia a una especie de visión que tuvo, en la que Jesús le dice: “Yo soy el alimento de los fuertes. Crece y me tendrás. Tú no me transformarás en ti, como el alimento del cuerpo, sino que será tú el transformado en mí” (Conf. VII, 10, 18). Mientras que el alimento corporal es asimilado por nuestro organismo y contribuye a su sustento, en el caso de la Eucaristía se trata de un Pan diferente: no somos nosotros los que lo asimilamos, sino que nos asimila a sí, así nos convertimos conforme a Jesucristo, miembros de su cuerpo, una sola cosa con Él. Esta fase es decisiva. De hecho, exactamente porque es Cristo el que, en la comunión eucarística, nos transforma a sí, nuestra individualidad , en este encuentro, se abre, liberada de su egocentrismo y inscrita en la Persona de Jesús, que a su vez está inmerso en la comunión trinitaria. Así la eucaristía, mientras que nos une a Cristo, nos abre a los demás, nos hace miembros los unos de los otros: ya no estamos divididos, sino que somos una sola cosa en Él. La comunión eucarística me une a la persona que tengo al lado, y con la que, quizás, ni siquiera tengo una buena relación, y también nos une a los hermanos que están lejos, en todas las partes del mundo. De aquí, de la Eucaristía, deriva, por tanto, el sentido profundo de la presencia social de la Iglesia, como testifican los grandes Santos sociales, que fueron siempre grandes almas eucarísticas. Quien reconoce a Jesús en la Hostia Santa, lo reconoce en el hermano que sufre, que tiene hambre y sed, que es forastero, desnudo, enfermo, encarcelado; y está atento a todas las personas, se compromete, de modo concreto, por todos los que tienen necesidad. Del don del amor de Cristo proviene, por tanto, nuestra especial responsabilidad de cristianos en la construcción de una sociedad solidaria, justa y fraterna. Especialmente en nuestra época, en la que la globalización nos hace, cada vez más, dependientes los unos de los otros, el Cristianismo puede y debe hacer que esta unidad no se construya sin Dios, es decir, si en el Verdadero Amor, lo que daría lugar a la confusión, al individualismo, y la opresión de todos contra todos. El Evangelio mira desde siempre a la unidad de la familia humana, una unidad no impuesta por las alturas, ni por intereses ideológico o económicos, sino a partir del sentido de responsabilidad de los unos hacia los otros, porque nos reconocemos miembros de un mismo cuerpo, del cuerpo de Cristo, porque hemos aprendido y aprendemos constantemente por el Sacramento del Altar que la comunión, el amor es la vía de la verdadera justicia.

Volvemos ahora al acto de Jesús en la Última Cena. ¿Qué sucedió en ese momento? Cuando Él dijo: Este es mi cuerpo que he dado por vosotros, esta es mi sangre derramada por vosotros y por todos los hombres, ¿Qué sucede? Jesús en este gesto anticipa el suceso del Calvario. Él acepta por amor toda la pasión, con su sufrimiento y su violencia, hasta la muerte de cruz; aceptándola de este modo, la transforma en un acto de donación. Esta es la transformación que el mundo necesita, porque lo redime desde el interior, lo abre a las dimensiones del Reino de los cielos. Pero esta renovación del mundo, Dios quiere realizarla siempre a través de la misma vía seguida por Cristo, este camino, que es Él mismo. No hay nada de mágico en el Cristianismo. No hay atajos, sino que todo pasa a través de la lógica humilde y paciente de la semilla de grano que se parte para dar la vida, la lógica de la fe que mueve las montañas con el suave poder de Dios. Por esto quiere continuar renovando la humanidad, la historia y el cosmos, a través de esta cadena de transformaciones, de la que la Eucaristía es el sacramento. Mediante el pan y el vino consagrados, en los que están realmente presentes su Cuerpo y su Sangre, Cristo nos transforma, asimilándonos a Él: nos implica en su obra de redención, haciéndonos capaces, por la gracia del Espíritu Santo, de vivir según su misma lógica de donación, como semillas de grano unidos a Él y en Él. Así se siembran y van madurando en los surcos de la historia, la unidad y la paz, que son el fin al que tendemos, según el diseño de Dios.

Sin ilusiones, sin utopías ideológicas, nosotros caminamos por los caminos del mundo, llevando dentro de nosotros el Cuerpo del Señor, como la Virgen María en el misterio de la Visitación. Con la humildad de sabernos simples semillas de grano, custodiamos la firme certeza de que el amor de Dios, encarnado en Cristo, es más fuerte que el mal, que la violencia y que la muerte. Sabemos que Dios prepara para todos los hombres, cielos nuevos y tierra nueva, en la que reinan la paz y la justicia, y en la fe entrevemos el mundo nuevo, que es nuestra verdadera patria. También esta tarde, mientras se pone el sol sobre nuestra amada ciudad de Roma, nosotros nos ponemos en camino: con nosotros está Jesús Eucaristía, el Resucitado, que dijo “yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo” (Mt 28, 20). ¡Gracias, Señor Jesús! Gracias por tu fidelidad, que sostiene nuestra esperanza. Quédate con nosotros, porque se hace de noche. “Buen Pastor, verdadero Pan, ¡Oh Jesús! ¡Piedad de nosotros; aliméntanos, defiéndenos, llévanos a los bienes eternos, en la tierra de los vivos! Amén.

24 de junio de 2011

viernes, 24 de junio de 2011

EVANGELIO JOVEN: Fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo





(Esta semana he estado muy presente en el Facebook con una Novena Digital al Corazón de Jesús, o según otros a los Sagrados Corazones, seguida y participada desde distintos luagres del planeta. Para nuestra celebración del Corpus me limitaré a copiar las preguntas de amor que se hacía hace ya varios siglos el famoso fraile)




Preguntas de amor

Si es pan lo que vemos, ¿cómo dura
sin que comiendo dél se nos acabe?
Si Dios, ¿cómo en el gusto a pan nos sabe?
¿Cómo de solo pan tiene figura?

Si pan, ¿cómo le adora la criatura?
Si Dios, ¿cómo en tan poco espacio cabe?
Si pan, ¿cómo por ciencia no se sabe?
Si Dios, ¿cómo le come su hechura?

Si pan, ¿cómo nos harta siendo poco?
Si Dios, ¿cómo puede ser partido?
Si pan, ¿cómo en el alma hace tanto?

Si Dios, ¿cómo le miro y le toco?
Si pan, ¿cómo del cielo ha descendido?
Si Dios, ¿cómo no muero yo de espanto?

Fray Luis de León

martes, 21 de junio de 2011

Novena Digital al Corazon de Jesús: Los Sagrados Corazones del Caribe de Danicel

El pintor e historiador dominicano Danilo de los Santos “Danicel” (Puerto Plata, 1943) me obsequió este cuadro de los Sagrados Corazones para la capilla del nuevo noviciado. Yo puse la teología y él la técnica, los colores, la simbología de su cosmovisión caribeña. Cierto que la primera reacción es desconcertante, pues no sigue el tópico un tanto amanerado de Boticelli ni el naíf de la religiosidad popular, nisiquiera la relectura centro-americana de la madre dolorosa junto a los traspasados de Cerezo Barredo.

El centro lo ocupa un Jesús-Joven, un Jesús-Novicio, todavía imberbe y sin melena: "¿Quién es ese que viene con las ropas enrojecidas? ¿Por qué están rojos tus vestidos y la túnica. como quien pisa en el lagar?" (Is 63. 1-2).

Más moreno que indio, más haitiano que dominicano, mulato de nuestro sufrido Caribe. Viste un pantaloncito azul y un camisón crema con ribetes coloreados de sangre. Los brazos abiertos sobre el nimbo celeste en actitud de ofrecimiento al Padre y a la humanidad. Sustenta sus pies descalzos sobre una de esas cayenas que el pueblo llama Sangre de Cristo. Y que no se sabe si florece de la sangre chorreante del pecho ampliamente escotado o si es el proyecto del Padre que el Joven-Jesús, el Jesús-Novicio, se apresta a recorrer. A su paso firme brota el pistilo como una fuente viva para la salvación del mundo.

A la izquierda (y el marco le queda chiquito) aparece María también del Caribe (no de Fátima ni de Lourdes, ni siquiera de Nazaret). Una Virgen-Flor, una Virgen-Crisálida, una Virgen-Picaflor. Una Niña-Novia, que con modestia recoge las manos sobre el corazón donde guarda el secreto del rey. No piensen que ensimismada, sino puesta a volar muy femenina sobre una hoja verde, pletórica de clorofila, llena de Gracia-de-Dios y de gracia-mulata. Con el vestido estampado en los mismos colores, danza al aire de su Hijo Jesús, mientras lo contempla crecer, orgullosamente, bajo su mirada materna.

Me vienen a la mente las palabras que escribía el P Joaquín, nuestro Fundador, a unas monjitas de clausura sobre el "alma sin estorbos, que no corre, sino que vuela ligera, cual blanca paloma, remontándose más allá de las nubes hasta llegar a su amado, quien cariñoso al verla tan desprendida de todo y tan pacífica, la descubre los secretos de su Corazón y aún la mete dentro de sus llagas" (Carta del 5.8.1890).

En mi última visita de este año, he vuelto a contemplar el cuadro en la pequeña capilla de la comunidad de La Islita. Ahora no hay novicios, y es como una jaula sin pájaros jóvenes. El cuadro tal vez resultó más haitiano que dominicano, y ya sabemos que esto se paga en un país donde todos “llevan al negro detrás de la oreja”. Y, además, la poca definición de los rostros puede ser que dificulte convertirlos en icono de culto. Pero es una expresión bien Inculturada de los Sagrados Corazones en el Caribe.

Se lo encomiendo muy especialmente a nuestros congregantes dominicanos, a los laicos misioneros, a los laicos jóvenes. Si no conocen el cuadro, les sugiero que visiten esta obra del arte religioso dominicano en nuestra comunidad de La Islita de Santiago de los Caballeros.

Foto de Julio C. Taveras

lunes, 20 de junio de 2011

Novena Digital a los Sagrados Corazones: P. Joan Arbona

Mes de Junio, mes del Corazón de Jesús para la Iglesia, y para nosotros: mes de los Sagrados Corazones.

Sí, en plural, cuántas veces lo habremos repetido. Parece que decir Corazón de Jesús o Corazón de María es más fácil para la mayoría de gente o, por el contrario, es una novedad, y la gente no lo entiende o les sorprende o les resulta más complicado. Pero incluso a veces hermanos de la misma Congregación, lo pronuncian mal. No digamos gente de Iglesia, nuestros feligreses, sacerdotes, Obispos y hasta un Santo Padre que al saludarle respondió: " ah misioneros del Sagrado Corazón?" Le respondieron: " no, de los Ss.Cc.", y añadió: " ma... è lo stesso". Pues no, Santo Padre, no "es lo mismo".

¿Recuerdan que este dircurso ja lo tuvo el Fundador de joven con su ayo espiritual Hno. Trigueros? Preguntó: ¿Dice que seré Misionero del Corazón de Jesús o de los Sagrados Corazones? Y el Hno. profeta matizó: "De los SS. Corazones".

¿Qué tendrá de profético, evangélico, novedoso este "PLURAL"?

Y cada uno tendría que poder hacer su sincera y familiar reflexión en este mes.

Son dos amores unidos: Amor de Hijo y amor de Madre. Amor de varón y amor de mujer. Amor más completo, más cercano al Trinitario que es la plenitud. Amor divino y amor humano. Amor sublime, profundo y amor tierno, cercano. Que nos hace descubrir y sentir la belleza del amor creador. Amor del padre-madre de Isaías, de los salmos, de la parábola del Padre misericordioso, de la mujer adúltera, del perdón a los que le están ajusticiando, de la promesa al ladrón que reconoce su inocencia...

Amor de Pentecostés, amor de la Primera Comunidad. Amor de la Iglesia-Madre.

¿Y cómo podremos saber si estamos en sintonía con este amor que el P. Fundador nos exige: "Ámense como los Ss.Cc. se aman y nos aman"? Descubriendo la familia, la Comunidad, la comunión y discerniendo si estamos en este proceso. Y creyendo que el amor de Dios es gratuito, generoso, sin medida, universal, siempre plural, nunca solitario. Y si vamos declinando: El Padre es el YO, el Hijo es el Tú y el Espíritu el NOSOTROS.

Y con esta convicción repasaremos las actitudes de amor del matrimonio bien vivido que habla de "nuestros" hijos, pero cuando hay bronca:de "tus" hijos... En la familia, en la comunidad, en los grupos apostólicos la mayoría de veces se habla de nosotros y "ellos", signo que no hemos descubierto el amor de los Sagrados Corazones que son iconos de Comunidad, comunión total al estilo de la Trinidad. Ellos nos ayudan a superar individualimos y a crear familia, comunidad, Iglesia...

Cuando acompañamos nuestros grupos de Laicos M.Ss.Cc. o de Concordia, o eclesiales, nuestro ideal, nuestra utopía nos tendría que exigir proyectar hacia este "plural", el "nosotros". En los Hechos de los Apóstoles se nos dirá: "El Espíritu Santo y NOSOTROS..." También el Corazón de Jesús y de María, no son un yo y un tú, son un NOSOTROS...

Que este mes de los Ss.Cc. y preparación al Capítulo General, el fuego del Espíritu nos purifique, "sane nuestras heridas", como hemos rezado en la oración pre-Capitular, y nos convenza de que nuestra gente nos exige este testimonio. Hagamos del "nosotros" opción de vida. Descartemos de nuestro vocabulario el "ellos". Miremos más lo que nos une que lo que nos separa. Que tengamos una mirada más de Dios que de los hombres. Que nos convenzamos de aquello tan básico que nos presenta en el Evangelio la liturgia de la Trinidad en Jn. 3, 16-18: "Dios amó TANTO al mundo... envió a su Hijo a salvar, no a condenar". Que nuestro crecimiento en la fe y en el AMOR de Dios manifestado en los Sagrados Corazones nos haga discípulos y misioneros del amor del "Dios compasivo y misericordioso lento a la cólera y rico en bondad".

Así entenderemos lo que significa vivir la espiritualidad que el P. Fundador nos dejó en herencia y que nosotros debemos tener la osadía de traducir a nuestras culturas y a nuestro HOY y AQUÍ. Será un Carisma vivo, dinámico y que sigue actual y dando verdaderos frutos en nuestra sociedad.

Cordialmente, Joan Arbona msscc, misionero en la Patagonia Argentina y con la ceniza del volcán Puyehue en los pies.

viernes, 17 de junio de 2011

CORAZóN DE JESúS, LA IMAGEN MáS BELLA (Novena digital)


Ya hemos cruzado la mitad de Junio. Estamos a pocos días de estrenar el Verano, la estación de los calores. Otros años hemos hecho Novenas y Triduos al Sagrado Corazón o al Inmaculado Corazón de la Madre, coronamos el curso con la Fiesta de los Sagrados Corazones.

Se me ocurre que este año podríamos celebrar una Novena Digital. Invito a todos y a todas los devotos del Sagrado Corazón, los que se identifican con la Espiritualidad del Traspasado, los que han puesto su Esperanza en los Corazones de Jesús y de María, los JLmsscc, los LMSSCC... Colguemos nuestra imagen preferida, si es verdad que creemos que el Sagrado Corazón es la Imagen más bella del Amor de Dios, que el Traspasado es la que nos habla más elocuentemente de su Misericordia, que los Corazones unidos de Jesús y María expresan la Utopía de la Iglesia y la Esperanza de los pobres, que es el Reino.

Colguemos la música que nos ha llegado más adentro (un hit, una canción compuesta en grupo, un video) porque “la fe es una sinfonía”.

Colguemos un texto breve, pero expresivo (una oración, una frase, un verso, una estrofa) propio o apropiado.

Entre tu música y la mía, entre tu pintura y mi símbolo, con las oraciones de todos y todas podremos convertir la red en el Oficio, la Novena, la Hora Santa de la Comunidad que supera las distancias y las diferencias. Desmintamos a los que creen que Corazón de Jesús es cosa de mojigatos y carcas. Ayudémonos entre todos a contemplar al Traspasado, desde nuestras heridas abiertas, desde el compromiso de servirlo en los traspasados de la historia.

Hagamos entre todos nuestra Novena Digital en este mes de Junio, mes del Sagrado Corazón.

miércoles, 15 de junio de 2011

EVANGELIO JUVENIL: Hacerse personas a imagen de la Trinidad (Jn 3, 16-18)

Celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad, que es el misterio central de la fe y de la vida cristiana (Catecismo de la Iglesia Católica, 234).

Pero muchos cristianos “viven como si no existiera la Trinidad” (K. Rahner). “Para muchas personas el tema de la Trinidad carece de interés. Forma parte de esas reliquias de las que hemos oído hablar, pero que tienen muy poco que ver con la vida de cada día. Tal vez sirva todavía para las personas religiosas que tienen garantizadas las necesidades básicas y que pueden darse el lujo de pensar en esas cosas. Pensar en la Trinidad sería algo superfluo y que no merece nuestra reflexión ante los angustiosos clamores de tantas personas amenazadas por el hambre, las enfermedades, el desempleo, las guerras, la falta de sentido para vivir. La Trinidad nada tendría que ver con el abandono de menores, con la falta de tierra, con la opresión de las mujeres, con la exclusión de los indígenas y negros, con el exterminio de jóvenes y niños” (I. Gebara).

Y, sin embargo, cada vez son más los que afirman que “la doctrina trinitaria contiene una fuerza explosiva para la sociedad” y “una imagen revolucionaria del mundo” ( J. Ratzinger). Algunos textos catequísticos, especialmente de A.L., afirman que LA Trinidad constituye el modelo arquetípico de la vida interpersonal, familiar, comunitaria y social. Es necesario “regresar del exilio” a la Trinidad y convertirla en la “patria de los cristianos”.

El cristiano ha de crecer a imagen de la Trinidad

Vean esta cita del magnífico libro de E. Cambón, La Trinidad, modelo social (Ciudad Nueva. Madrid, 2000): “Los seres humanos reflejamos al Padre, que en la Trinidad es fuente y origen eterno del Amor, en la medida en que somos también nosotros, personal y socialmente, fuente de amor desinteresado para los demás. Reflejamos al Hijo, que en la Trinidad es acogida transparente del Amor con gratitud infinita, en la medida en que sabemos `dejarnos amar´, acoger con gratitud el amor de los demás: no es divino solamente el dar, sino también el recibir por amor. Reflejamos en nuestra vida al Espíritu Santo, reciprocidad del Amor entre el Padre y el Hijo (según la tradición latina) y Amor del Padre y del Hijo que se desborda en la creación (tradición oriental), en la medida en que, entre los seres humanos, los sectores sociales, las Iglesias, los pueblos, existe la reciprocidad del amor, no de modo exclusivo y egoísta sino `extrovertido´, `desbordante´, abierto al bien de todos. Podría sintetizarse esta perspectiva diciendo que, para vivir en sentido trinitario, en el amor fraterno hay que tomar siempre la iniciativa, acoger siempre, unir siempre” (13).

5 leyes trinitarias

Hasta aquí lo básico, pero todavía podemos avanzar más, aunque el lenguaje sea cosa fina y el paso, a tientas. ¿Cómo sabemos si un cristiano madura según el modelo de la Trinidad? Cambón recomienda que nos fijemos en los 5 binomios que se dan en nuestras relaciones inter-personales:

Persona-relación, unidad-distinción, totalmente-totalmente, altruismo-reciprocidad, vaciamiento -plenitud.

Son como las 5 leyes de madurez en el estilo trinitario

PERSONA-RELACIÓN: “La felicidad está más en el dar que en el recibir” (Hch 20,35).

1ª ley trinitaria: “En la vida trinitaria cada persona es ella misma dándose a las otras, es ella misma a través de las otras”.

Una persona aislada no sólo es un contrasentido, sino que es el modo altruista el que le permite al ser humano realizarse plenamente. Para desarrollar la propia personalidad hay que saber “perderse” por amor para encontrarse. “Sin el amor la persona no existe”.(E. Mounier).

UNIDAD – DISTINCIÓN: “Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí” (Jn 14,11; 14,20: 10,38).

2ª ley trinitaria: “Cada persona, en el amor unitrinitario, se encuentra a sí misma en la otra, haciendo que la otra sea ella misma”.

Un indicador de la madurez trinitaria de un grupo es, no sólo la capacidad de socializar, sino también la de ser personas con individualidad propia, libres y autónomas. “La verdad es sinfónica” (H.U. von Balthasar).

TOTALMENTE – TOTALMENTE: “El que me ha visto, ha visto al Padre” (Jn 14,9).

3ª ley trinitaria: “La plenitud de Dios se encuentra totalmente en cada Persona y totalmente en la unidad de las tres”.

En cada iglesia local se hace presente la Iglesia universal. “Es necesario orar como si todo dependiera de Dios y actuar como si todo dependiera de nosotros” (C. Lubich).

ALTRUISMO – RECIPROCIDAD: “Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío” (Jn 17,10)

4ª ley trinitaria: “Las personas (y análogamente las comunidades, las instituciones, las naciones, etc.) actúan en un sentido trinitario cuando viven con los demás, para los demás, en los demás y gracias a los demás”.

Es la conjunción de estas cuatro actitudes lo que construye una auténtica compenetración.

VACIAMIENTO – PLENITUD: “Que sean uno como nosotros somos uno” (Jn 17,22).

5ª ley trinitaria: “No puede existir unidad trinitaria sin una kénosis recíproca, o sea sin el mutuo `vaciarse´, sin el `perderse´ uno en el otro por amor, que hace que cada uno sea plenamente él mismo”.

“Sólo quien ha comprendido que cada dolor debe ser transformado en nuevo amor, porque todo sufrimiento (toda kénosis) es una llamada a un amor más grande, es capaz

de `pasar de la muerte a la vida´ constantemente, recomenzando siempre. Sólo una persona que ha comprendido y vive esta dinámica de vida, puede transformarse en `constructor´ de vida trinitaria... Ya que amar trinitariamente implica el recíproco darse para que el otro sea él mismo, Dios `se retira´, `desaparece´ en la creación para `dejarle sitio´, para dejar que sea plenamente ella misma. Esto es típico de la vida trinitaria: `no ser´ para que el otro sea” (Cambón, 50-51).

Test trinitario

“Si Dios es Trinidad, el ser humano debe ser, de algún modo, trinidad también él” (G.M. Zanghí).

1. ¿Tenemos un carácter cerrado o altruista? ¿Somos capaces de perder por amor en el juego de las relaciones?

  1. Además de ser sociables, ¿tenemos una personalidad propia, libre y madura, o somos muy dependientes de los demás?

  1. ¿Cómo respetamos a los demás? ¿Les dejamos que sean ellos mismos?

  1. ¿Somos personas “constructoras de comunidad”?

  1. ¿Somos envidiosos o disfrutamos viendo felices a los demás? Nota: En la primera pintura el Espíritu Santo está figurado por la clásica paloma blanca, en la segunda por una mujer. Queremos expresar que nuestro Dios es Familia, el modelo para construir nuestras relaciones.

jueves, 9 de junio de 2011

EVANGELIO JOVEN: Pentecostés, el Viento del Espíritu (Hechos 2,1-11)

Acabamos el tiempo de Pascua

Quisiera coronar estos 50 días litúrgicos con un poema de Amado Nervo:

Jesús no vino del mundo de «los cielos».
Vino del propio fondo de las almas;
de donde anida el yo: de las regiones
internas del Espíritu.
¿Por qué buscarle encima de las nubes?
Las nubes no son el trono de los dioses.
¿Por qué buscarle en los candentes astros?
Llamas son como el sol que nos alumbra, / orbes, de gases inflamados… Llamas
nomás. ¿Por qué buscarle en los planetas? / Globos son como el nuestro, iluminados
por una estrella en cuyo torno giran. / Jesús vino de donde
vienen los pensamientos más profundos / y el más remoto instinto.
No descendió: emergió del océano / sin fin del subconsciente;
volvió a él, y ahí está, sereno y puro. / Era y es un eón. El que se adentra
osado en el abismo / sin playas de sí mismo, / con la luz del amor, ese le encuentra”.

No significa que Jesús sea una mera creación del subconsciente, un fruto de nuestras fantasías. Pero podemos llamarlo en verdad “Deseo de los collados eternos” porque él encarna el Reino que todas las generaciones buscaban a tientas. Jesús no se fue, lo encuentran quienes lo buscan en lo más profundo de nuestra interioridad (un abismo llama a Otro Abismo, rezaba san Agustín de Hipona). Quienes lo reconocen Exaltado por el Padre y lo glorifican. Nos regaló su Espíritu para que no nos sintiéramos huérfanos, y este es el Misterio que celebramos en Pentecostés.

El misterio del Viento y del Fuego

Voy a copiar un fragmento del comentario de X. Pikaza a la lectura de los Hechos de los Apóstoles 2,1-11 de este domingo:

“Según ese relato, en el comienzo está el Espíritu de Dios, que alienta como viento huracanado y arde como lenguas de llama de fuego, que se posan sobre los discípulos, varones y mujeres (unos ciento veinte, dice el texto anterior Hch 1, 15), haciéndoles capaces de hablar en muchas lenguas, las lenguas de todos los pueblos reunidos en la “babel” de aquel momento.

El relato es conocido, no hace falta comentarlo por extenso, pero hay unos motivos que conviene recordar, conforme a la liturgia de este día, empezando por el tema intrigante y fecundo de la Plaza de todos los Pueblos, un lugar donde vinieron a juntarse gentes de muchas naciones y nacionalidades, de pueblos y autonomías, pero de manera que todos se entendieron.

La Iglesia es una plaza abierta al viento y al fuego de Dios: Ésta es la primera Plaza de la Iglesia, que Plaza del Sol, que alumbra a todos, como había dicho el Cristo, Plaza de todas las Lenguas, que son riqueza de vida, para dialogar y comprenderse. Juntarse en la plaza, recibir el fuego, levantar la mano, par comprometerse todos con la vida. Aquí esta Pentecostés, con sus varios motivos:

b) Segundo es el motivo de fuerte huracán y del fuego que debe sacudirnos por dentro, Espíritu del Cristo, mensajero del Reino de Dios, asesinado por sacerdotes y gobernadores, Espíritu que arranca y que descuaja, que enciende y transforma, convirtiéndose en palabra (lenguas de fuego). Cristo entra así en el babel de confusión y enfrentamiento, de manera que todos pueden entenderse.

c) Tercer motivo es la palabra que vincula. Hablan los galileos de Jesús, sorprendidos y recreados por su Espíritu. Hablan como saben, con el amor que Jesús les ha dejado, con el fuego de pasión que han recibido. Hablan de Dios y sus grandezas, de las maravillas de una vida que puede convertirse en comunión… y cada uno de los hombres y mujeres que han llegado a las fiestas confusas de la vieja Jerusalén (la gran Babel) les comprende en su propia lengua.

d) Así nace la Iglesia, una comunión de amor donde se juntan y comprenden gentes de lenguas diferentes: partos, medos, elamitas… A nadie se le fuerza, a nadie se le impone una lengua o cultura diferente. Cada uno escucha y atiende en su lengua, y todos en la Dios (el Dios de Jesús) que habla en muchas lenguas, para que todos se entiendan, cada uno en la suya, y aprendan todos a dialogar.

Éste es un tema de fondo de este domingo del Espíritu Santo, con la gente entusiasmada de la Plaza del Viento y del Fuego de Dios en Jerusalén, un lugar abierto a todas las dificultades y esperanzas de las gentes”.

María Pentecostés

El obispo del Mato Grosso Pere Casaldàliga tiene un famoso poema con este título. Los tiempos del Espíritu son la Edad de Oro de la Iglesia que buscamos: Pobre y libre, fogosa, fuerte por el testimonio, por el gozo de compartir y los milagros. Cuando todos vivimos (ya, pero todavía no) la plena Resurrección. Repitámoslo en nuestra oración hasta que nos lo aprendamos de memoria.

“María Pentecostés, / cuando la Iglesia aún era
pobre y libre / como el Viento del Espíritu.

María Pentecostés, / cuando el fuego del Espíritu / era la ley de la Iglesia.

María Pentecostés, / cuando los Doce exhibían / el poder del testimonio.

María Pentecostés, / cuando era toda la Iglesia / boca del Resucitado”

Ilustraciones tomadas de la red: El manga ha creado un arte juvenil que expresa los vientos huracanados con la cabellera desgreñada y los poderes con los grandes cuernos...

miércoles, 1 de junio de 2011

EVANGELIO JOVEN: Ascensión de Jesús al cielo (Efesios 1,17-23; Mateo 28,16-20).


(Diálogo en forma de plegaria con Jesús que regresa al Padre, con las palabras de un poema de Manuel Alonso Alcalde)

“A contraluz subías; lentamente

ibas subiendo a contraluz; subías

milímetro a milímetro como una

mazorca de maíz, doradamente,

y Tu corporeidad, al remontarse,

resbalaba su sombra por los rostros

de los que habían ido a despedirte.”

Nosotros, con las caras ensombrecidas de quienes te despedimos hoy, al celebrar la fiesta de tu gloriosa ascensión a la gloria. Nos dejas un poco perplejos, Señor Jesús. ¿Por qué te vas ahora cuando más te necesitamos? ¿Cómo podremos continuar tu obra, si nuestra fe es tan débil y los vientos tan contrarios?

“Eran las ocho en punto de la tarde,

justo empezando a anochecer.”

Repetimos lo que te dijeron los compañeros de Emaús: “Quédate junto a nosotros que la tarde está cayendo”. La Iglesia ha envejecido mucho. Se han perdido los obreros, los intelectuales, muchos jóvenes y ahora también muchas mujeres disgustadas, que eran sostén de las comunidades. Escasean las vocaciones comprometidas. Pocos los cristianos y las cristianas creíbles que anuncien tu evangelio. El pesimismo nos deja tocados.

“Subías

despacio, retrasando los adioses

últimos; ascendías gota a gota

lo mismo que la savia por las vides,

porque era triste abandonarlos ahora,

precisamente ahora, en que empezaban

a apagarse las luces de las fábricas

y a oler a humo triste en los suburbios.”

Estamos defraudados de los políticos. No le vemos salida a esta crisis económica, que es mundial. Aumenta el número de los indignados. Y tu Iglesia, tu Cuerpo en la tierra, parece que ya no apuesta tan fuertemente por los pobres. Los pobres a quienes declaraste los preferidos de tu Reino. Las bienaventuranzas, que eran tu programa.

“Tú hacia lo alto, colgado por los hombros

de la barquilla de Tu globo de oro,

y ellos, allí, en el suelo, los que habían

compartido contigo su tartera.

Eran los mismos, los de siempre. Y tristes:

jornaleros, mineros, pescadores,

peones, emigrantes —los de siempre—,

viendo tu remontar irremediable.”

También los campesinos de las lomas, los residentes en los barrios y arrabales, montón de mujeres doblemente pobres por mujeres y por pobres… Ah, y la gente de color y los indígenas…

“Los de siempre, los Tuyos, contemplando

Tus alpargatas, Tu mahón gastado

de carpintero.”

Contemplando Tus chancletas y Tu cachucha, Tus botas y Tu overol.

“Que te ibas, y ellos

se quedaban allí sin comprenderlo,

con miedo, como niños, de la vida.”

¿Por qué nos dejas, Señor? ¿Acaso piensas que ya nos hicimos bastante mayores para llevar tu Causa? ¿No ves que nos faltan más pastores como Óscar Romero? ¿No te das cuentas que son pocos los sacerdotes jóvenes? ¿No aprecias que faltan relevos para los puestos de misión en las fronteras? ¿Qué haremos con unas comunidades más carismáticas que evangelizadoras, más conservadoras que comprometidas?

“Y dicen: ¡vuelve!, y sigues; y repiten:

¡vuelve!, y, como una piedra en un estanque,

la tarde, en ondas, por Tu frente abierta,

se cierra sin respuesta para siempre.”

Ilumina los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llamas, cuál la riqueza de gloria que reservas en herencia para tus fieles, y cuál la extraordinaria grandeza de tu poder para nosotros. Auméntanos la fe en la eficacia de la fuerza poderosa, que te resucitó de entre los muertos. Comunícanos el Espíritu que sea nuestro Abogado Defensor, el Maestro que nos explique tus palabras, el Viento que sacuda nuestras perplejidades. Te repetimos: ¡Vuelve, Señor Jesús, que te esperamos!