jueves, 2 de agosto de 2018

Cantos al P. Joaquim Rosselló (2)


Joaquín, fuego de Dios

A finales de los 80, el Concilio había remozado muchas cosas. Entre otras, el ”regreso a las fuentes” del Capítulo Especial nos había acercado a nuestro Fundador. R. Janer se atrevió a quitarle el bonete con el fotoshop. J. L. Rullán había copiado una primera imagen del nuevo icono. En Lluc y en La Real se intentaban los primeros bustos, bajorelieves y estatuas, obra de Remígia Caubet. Un antiguo estudiante teólogo, que había tenido en el Escolasticado del Coll, Emilio Velasco, se atrevía a componer una serie de cantos carismáticos (con su buen oído, la guitarra y su voz solista; melodías que hacían arrugar las cejas de los que sabían solfa). Yo llevaba 20 años en el Caribe, y recuerdo que el cassete de Emilio nos llegó en plena creación de cantos carismáticos y litúrgicos con ritmo popular. El 84 yo había escrito un librito de iniciación titulado El Fuego de Dios, y ahora hacían un “desplazamiento” de sentido al P. Joaquín Rosselló. Cambiaba el lenguaje, la música y el mensaje. No se me han olvidado las primeras grabaciones heroicas de este repertorio. (Noviciado 1989: “Grabadas a altas horas de la noche, en un pequeño Panasonic, con planta eléctrica porque sufrimos de continuos apagones, con un voltaje débil e inestable”. Gilberto y Rubén a la guitarra.- O la segunda, aprovechando el Mes de Formación para congregantes jóvenes en Montecristi. Un coro que reunía congregantes de los tres continentes, en un estudio de grabación de Santiago, acompañados de la guitarra de Jochi y R. Guadalamar). Más tarde, lograría que Radhamés Minier me pintara una visión tropical del Fundador, titulada “cañas y lanzas”, que, por cierto, no cosechó gran éxito.
 

Canto de E. Velasco Triviño:
¡Joaquín, fuego de Dios,
Joaquín, testigo de amor!

Tú que nos decías
que fuéramos un fuego
que encienda el mundo,
que caliente el frío:
dinos dónde encontrar
la llama que quema,
que arde sin parar.

Tú que nos querías
como un gran corazón
en una tierra
sin misericordia:
dinos dónde encontrar
un corazón que ame,
que lata de verdad.

Tú que deseabas
que fuéramos oasis
en el desierto
árido del mundo:
dinos dónde encontrar
el agua que mana
de un hondo manantial

Tú que nos repetías:
¡Creced como una hiedra
siempre arrimada
a la madre Iglesia!:

dinos dónde encontrar
la buena semilla
de la fidelidad.


Joaquín, fuego de Dios (Comentario de Emilio Velasco, MSSCC)
Entre las primeras canciones que compuse quise dedicar una al P. Joaquim. Era yo todavía un joven estudiante aunque me resulta imposible recordar la fecha exacta. Tuve la idea de hacerlo a través de los símbolos utilizados por el P. Fundador para evocar los diversos rasgos de nuestra espiritualidad y carisma. Una idea que, de un modo u otro, está también en la base de muchas de mis canciones
El estribillo está inspirado en la biografía escrita por el P. Jaume Reynés ‘El Fuego de Dios’. Recuerdo que el texto original decía: ‘Joaquín, fuego de Dios, Joaquín padre de amor’, pero al darla a corregir a un Congregante éste me sugirió cambiarlo y a mí me pareció bien la idea.
Cada estrofa está centrada en uno de los símbolos arriba indicados: ‘Fuego’, ‘Corazón’, ‘Oasis’ y ‘Hiedra’. Todas ellas acaban con una pregunta dirigida al P. Fundador, a la que él habría respondido siempre de la misma manera: ‘En los Sagrados Corazones’. De este modo queda claro cómo éstos fueron realmente el ‘centro’ de su espiritualidad y la clave con la que él vivió y predicó el Evangelio de Jesús.


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